El desenlace trágico de la muerte violenta no es
la última de una larga serie de acciones contra el periodista en
su libre ejercicio de la profesión. Pero existen otras modalidades
de presión tendentes a recortar o anular la independencia del comunicador.
La organización Periodistas Frente a la Corrupción definió, a principios de siglo,
los diferentes tipos de acción represiva en nueve categorías,
que se recogen por orden alfabético:
Acciones legales
Cuando a un periodista se le niega o suspende credenciales; cuando es
multado o sentenciado a prisión; cuando se le niega o cancela una
visa; cuando se aprueba una ley que restringe la libertad de prensa; cuando
es objeto de una demanda por difamación con intención de
suprimir la cobertura de cierta noticia.
Amenazas
Cuando un periodista es amenazado con daños físicos u otra
forma de represalia.
Asesinatos
Cuando un periodista es asesinado o desaparecido y dado como muerto, siempre
que halla indicios de que el motivo fue por alguna noticia o comentario.
Incluye muertes accidentales de periodistas en cumplimiento de labores.
Ataques
Cuando un periodista es atacado, independientemente de si resulta herido
o no, o cuando un medio de información es dañado, allanado
o registrado; incluso cuando algún empleado de la compañía
que no es periodista es atacado a consecuencia de algún reportaje
o comentario publicado.
Censuras
Cuando algún periodista o medio de comunicación es oficialmente
censurado o prohibido; cuando se confiscan ediciones; cuando se suspenden
transmisiones o se cierra algún medio de comunicación.
Desapariciones
Cuando un periodista desaparece y ningún grupo ni agencia gubernamental
se atribuye su detención; en algunos casos, cuando se presume que
el periodista murió.
Detenciones
Cuando un periodista es arrestado o retenido contra su voluntad por no
menos de 48 horas.
Expulsiones
Cuando un periodista es obligado a salir del país por alguna noticia
o comentario suyo.
Hostigamientos
Cuando se le niega o limita a periodistas el acceso a algún lugar;
cuando sus materiales son confiscados o estropeados; cuando se le niega
la entrada o salida de algún sitio; cuando sus familiares son atacados
o amenazados; cuando son despedidos o bajados de rango (siempre que sea
por motivos políticos o por presión exterior); cuando se
les limita su libertad de movimiento.
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