PERIODISTAS
MUERTOS Y DESAPARECIDOS EN AMÉRICA LATINA
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Ese recurso -matar al mensajero- ha sido practicado de forma continuada, durante las cuatro últimas décadas, en muchas naciones de América Latina. Un recurso extremo, límite, que suele estar precedido de amenazas, agresiones físicas, chantajes y extorsiones. Y que tiene un reflejo colateral en modalidades de censura y autocensura, corrupción, exilio... Resultados de la profunda contradicción entre los marcos constitucionales de las naciones, formalmente democráticos, y las prácticas que burlan la libertad de expresión y el derecho a la información. Manifestaciones de una cultura política débil, donde, en la construcción periodística de la realidad, no cabe la alteración del orden de los poderes fácticos, la denuncia 'excesiva' de la injusticia, la inmoderación en la opinión... Las agresiones a periodistas son, en no pocos países, una práctica que no es exclusiva de las situaciones excepcionales (dictaduras militares, guerras civiles, etc.), sino que alcanza también otros escenarios, en los que se percibe el juego del crimen organizado, las mafias del narcotráfico o las posiciones de poder de los cacicatos residuales y la discrecionalidad de determinados cuerpos policiales, militares y paramilitares. No obstante, a pesar de que la región, en su conjunto, aparece como la más peligrosa del planeta para el ejercicio del periodismo, las causas y los territorios se concentran cada vez más en zonas concretas. Y ahí destaca Colombia como escenario determinante de la tozudez estadística de la muerte. Más de 650 periodistas muertos violentamente Infoamérica ha recopilado,
a partir de una amplia gama de fuentes, que con seguridad no agotan toda
la realidad, una relación de casos sobre periodistas y trabajadores
de los medios muertos violentamente y también de desaparecidos.
Son, en esta relación, 655 los nombres anotados y clasificados
por el orden de las naciones donde se produjeron los hechos. Ilustran esta presentación imágenes
de periodistas que perdieron la vida por la defensa de las ideas, el libre
ejercicio de su profesión y la denuncia de la corrupción.
Así, el prestigioso columnista mexicano Manuel
Buendía (v. biografía),
muerto el 30 de mayo de 1986, por un disparo a quemarropa, cuya memoria
y el espíritu de la libertad guarda la Fundación que lleva
su nombre. Pedro Joaquín Chamorro Cardenal,
director de La Prensa de Managua, acribillado a balazos el 10 de
enero de 1978 por sus críticas al gobierno de Somoza. Años
después, su viuda, Violeta, sería elegida presidenta del
país (v. nota).
Rodolfo Walsh, escritor y periodista
argentino, cofundador con Gabriel García Márquez de la agencia
Prensa Latina, tiroteado repetidamente por 12 miembros de las fuerzas
de seguridad el 25 de marzo de 1977, en las calles de Buenos Aires, un
día después de publicar una carta
abierta al gobierno militar. José
Tohá, director del diario Las Noticias de Última
Hora, ministro de Interior y Defensa de Chile con Salvador Allende,
fallecido en extrañas circunstancias después de meses de
prisión en la isla de Dawson. El reportero norteamericano Charles
Horman, que en la imagen de Tweedy Holmes aparece junto a su
esposa Joyce, poco antes de trasladarse a Chile, fue ejecutado el Estadio
Nacional de Santiago después del golpe de Estado del 11 de septiembre.
Horman investigaba la implicación de Estados Unidos en la sublevación
militar (Costa-Gavras llevó este caso al cine, en 1982, con la
película Missing, interpretada por Jack Lemmon y Sissy Spacek).
Guillermo Cano, de 62 años,
director de El Espectador de Bogotá, que el 17 de diciembre
de 1986 recibió cinco disparos mientras esperaba en su coche a
las puertas de la redacción del periódico en Bogotá,
después de haber hecho diversas denuncias sobre el capo de la droga
Escobar. "El problema de nuestra actividad -había declarado
poco antes del fatal suceso- es que nunca se sabe si uno va a volver a
su casa en la noche". Da nombre al premio mundial sobre libertad
de prensa de la UNESCO (v. biografia). Jorge Carpio Nicolle,
veterano periodista y político guatemalteco, director del diario El Gráfico, tiroteado y muerto el 3 de julio de 1993 en
una emboscada, cuando estaba entregado a una campaña a favor de
una solución pacífica para la guerra civil de su país. Bernardo
Díaz Nosty
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