2.6. Conferencia Hemisférica de Guatemala
(1997)
El 30 de julio de 1997 se reunió en Ciudad de Guatemala la Conferencia
Hemisférica Crímenes sin Castigo contra Periodistas, convocada por la
SIP como continuación de la celebrada tres años antes en el Castillo de
Chapultepec (Ciudad de México). En esta ocasión, presidió el foro el estadounidense
David Lawrence Jr., director del Miami Herald. Además de una fuerte
presencia profesional, con cerca de 300 periodistas, se dieron cita políticos,
intelectuales y representantes de instituciones vinculadas a la defensa
de la libertad de expresión.
Una comisión de notables del mundo jurídico, universitario, editorial,
cultural, etc., fue la encargada de escuchar, durante el foro, las alegaciones
de periodistas o familiares de éstos sobre agresiones durante el ejercicio
profesional. Entre otros, comparecieron la guatemalteca Anabella Flaquer,
que testimonió las vivencias de su hermana Irma antes de ser asesinada;
la también guatemalteca Marta Arrivillaga, viuda del periodista Carpio
Nicolle, director de El Gráfico; el colombiano Francisco Santos,
de El Tiempo de Bogotá, que relató su largo secuestro a manos del
Cartel de Medellín en 1990; el argentino Gabriel Minchi, que narró el
secuestro, la tortura y el asesinato en 1997 de su colega José Luis Cabezas.
También participaron las mujeres de dos directores de medios asesinados:
Violeta Barrios de Chamorro, presidenta de Nicaragua, viuda de Pedro Joaquín
Chamorro, director de La Prensa de Managua, asesinado en 1978,
y Teresa Bolaños de Zarco, presidenta de la comisión negociadora de paz
de Guatemala, viuda de Isidoro Zarco, director de Prensa Libre,
muerto en 1970.
La Asociación de Periodistas de Guatemala (APG), en un informe presentado
en el foro, ofreció datos de 45 profesionales abatidos en el país durante
los últimos 30 años, a lo largo un "período trágico "para el periodismo
nacional iniciado con la muerte, en septiembre de 1967, del presentador
de televisión José Torón Barrios.
Las resoluciones pasaron del marco más amplio y teórico de Chapultepec
a una condena concreta de la violencia habitual contra los periodistas
en numerosos países de América Latina, como manifestación límite de otro
tipo de presiones y coacciones sobre el conjunto del sistema de medios.
Así, la Conferencia Hemisférica acordó:
"Condenar el asesinato y toda
violencia física contra periodistas como uno de los mayores crímenes contra
la sociedad porque con ello se cercena la libertad de expresión y como
consecuencia los demás derechos y libertades; "Condenar la conducta omisa
o cómplice de quienes tienen la responsabilidad de investigar y sancionar
estos crímenes y no lo hacen, dejándolos en la impunidad y así sumándole
aún más gravedad; "Demandar de las autoridades que cumplan con su deber
de prevenir, investigar y sancionar estos crímenes y reparar sus consecuencias".
Entre las recomendaciones a los Gobiernos,
aprobadas por la comisión de notables, cabe destacar, entre otros puntos,
la de la anulación "de cualquier prescripción por crímenes cometidos con
el fin de restringir el ejercicio de la libertad de información e impedir
la declaración de amnistías o el perdón de aquellos responsables", al
tiempo que "alentar reformas legales que incluyan el enjuiciamiento y
declaratoria de culpabilidad de los autores intelectuales en el asesinato
de periodistas". Asimismo, recomienda "que las leyes que gobiernan los
estados de emergencia no autoricen la restricción de la libertad de prensa"
y se prohíban "los juicios por parte de tribunales militares o especiales
de aquellos acusados de crímenes contra los periodistas".
La conferencia de clausura corrió a cargo del premio Pulitzer Anthony
Lewis, columnista del New York Times, quien concluyó: "esta conferencia
no ha sido, en realidad, sobre el periodismo, sino sobre las necesidades
de una sociedad decente, sobre el anhelo humano de un orden tolerable
y de libertad".
Asimismo, se diseñó un Plan de Acción, tendente a evitar los atentados
contra la libertad y el ejercicio profesional, avalado por la firma, entre
otras organizaciones, del IPI, Reporteros Sin Fronteras, CPJ, WAN, Freedom
Forum, FIP, WPFC y la propia SIP. De este Plan cabe destacar dos aspectos,
el que promueve la realización de "campañas masivas de difusión sobre
crímenes sin castigo contra periodistas y otros hechos de violencia",
y el destinado a crear una conciencia crítica entre los futuros periodistas,
mediante el fomento en los planes de estudio de Periodismo de materias
que analicen "el terrible impacto que para las sociedades democráticas
tienen los crímenes contra periodistas y su impunidad" y motiven la inclusión
de asignaturas específicas "sobre la libertad de prensa".
Consecuencia de la reunión de Guatemala fue la resolución de la Unesco
en noviembre de 1997, a partir de un texto presentada por cuatro naciones
de América Latina (Uruguay, Colombia, Costa Rica y México) y Alemania,
con el apoyo de Brasil, Chile, Ecuador, Panamá, Paraguay, Venezuela y
otras ocho naciones. El acuerdo hace referencia específica a las muertes
de periodistas latinoamericanos e invita al director general de la Unesco
a "condenar el asesinato y toda violencia física contra periodistas como
un crimen contra la sociedad, porque con ello se cercena la libertad de
expresión y, como consecuencia, los demás derechos y libertades enunciados
en los instrumentos internacionales de derechos humanos". Y pide a los
Gobiernos que adopten el principio de que "no prescriben los crímenes"
contra los periodistas cuando son perpetrados "para impedir el ejercicio
de la libertad de información y de expresión".
En la resolución se pide que se perfeccione las legislaciones nacionales
para posibilitar el procesamiento y la condena de los "autores intelectuales
de los asesinatos" cometidos contra quienes ejercen el derecho a la libertad
de expresión, y que dicha justicia sea ejercida por tribunales ordinarios.
En el proceso inclusión en la agenda de este punto destacó Horacio Aguirre,
director del Diario Las Américas de Miami, que años antes se había
opuesto al movimiento de los no alienados en la Unesco sobre el Nuevo
Orden Mundial de la Información y la Comunicación (NOMIC).
En mayo de 1999, la Unesco convocó en Bogotá a las distintas organizaciones
defensoras de la libertad de prensa para impulsar el proyecto Crímenes
Sin Castigo Contra Periodistas y extenderlo por otros continentes. La
SIP, presente en todas las iniciativas, promovió la creación de una instancia
supramacional, en el marco de la OEA, que abordase de manera específica
los problemas de la libertad de expresión, iniciativa que sería impulsada
por la Administración Clinton.
|