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David Kenneth
Berlo (1929-1996)
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PERFIL
BIOGRÁFICO Y ACADÉMICO |
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Nació en 1929. Discípulo
de Wilbur Schcramm en la Escuela de Periodismo de la Universidad
de Illinois, donde se doctoró en 1956, con la tesis
Allocation of Procedural Responsibilities as a Determinant
of Group Productivity and Satisfaction, dirigida por
Charles E. Osgood. En 1958 publicó A philosophy of communication, pero fue dos años más tarde, en 1960, cuando apareció
su libro más conocido, en el que hace la exposición
de sus modelos teóricos sobre la naturaleza psicológica
de la comunicación: Process of Communication:
An Introduction to Theory and Practice. Posteriormente fue editor Trabajó para el Departamento de Seguridad norteamericano en proyectos sobre comunicación y seguridad civil en caso de radiación nuclear. Director del Departamento de Comunicación
de la Universidad del Estado de Michigan, donde dirigió,
entre otras muchas tesis doctorales, la del teórico
boliviano Luis Ramiro Beltrán.
Rector de la Universidad de Illinois (1971-1973), cesó
en el cargo por graves cuestionamientos en la gestión.
Su obra teórica -Process of Communication, Holt, Rinehart, and Winston, Nueva York, 1960-, ha tenido, con el paso del tiempo, mucha más vigencia en América Latina que en Estados Unidos. Sus esquemas y modelos, planteados hace medio siglo, siguen centrando el interés de las facultades de comunicación. Traducida a la
lengua española como El proceso de la comunicación.
Introducción a la teoría y a la práctica,
El Ateneo, México, 1960, ha sido objeto de una decena de ediciones. En portugués,
la primera edición de O Processo da comunicação,
introdução à teoria e à prática
es de Fundo de Cultura (São Paulo, 1963). |
PENSAMIENTO
Y EXPRESIÓN CIENTÍFICA |
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La comunicación aparece
en David Berlo como un proceso reglado (no como un simple
acto) que permite al ser humano negociar su posición
en el entorno en el que vive. De este modo, la comunicación
es un valor de interlocución, de poder, de influencia,
de control... La eficacia o ‘fidelidad’ de la
comunicación, no obstante, está sujeta a estrategias
y no produce resultados ciertos, sino que puede estar abocada
al fracaso, generalmente por incompatibilidad entre el propósito
de quien emite y la disposición de quien recibe.
La eficacia radica, en buena medida, en eliminar, en un
sentido amplio del término, los ‘ruidos’
que pueden distorsionar el propósito comunicacional.
Desde el punto de vista de sus objetivos, los alcances de
la comunicación son, según este autor, de
dos tipos: aquellos que se satisfacen en el hecho mismo
de la comunicación y los que, más allá
que transmitir un mensaje, dar a la comunicación
un carácter instrumental y persiguen una respuesta
concreta (cambio de actitud, consumo, voto político,
etc.).
Berlo, a través de su modelo denominado ‘S·M·C·R’
(source-message-channel-receiver) distingue, pues, la acción
del emisor y su estrategia e intención de la del
receptor. Este último puede aparecer como destinatario
‘intencional’, esto es, objetivo directo del
mensaje del emisor, o como ‘no intencional’,
que es todo aquel al que llega el mensaje, aun cuando no
figuren como objetivo de la comunicación. Berlo aplica
este esquema al conjunto de los fenómenos de comunicación,
incluida la interpersonal, por lo que, según los
tipos, se produce una síntesis o simplificación
en los procesos que definen el protocolo de la acción
comunicativa. Desde una posición conductista, para
Berlo el proceso sigue las pautas del aprendizaje, estableciendo
relaciones de causalidad a partir de la aplicación
de las pautas procesales. |
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FUENTE: Constituye el origen, el punto de partida sensible a factores como las habilidades, el conocimiento, las actitudes y la posición socio-cultural.
CODIFICADOR: Traduce a una clave el mensaje destinado a obtener la repuesta esperada. Supone habilidades de hablar y escribir.
MENSAJE: Es el producto físico del emisor y su estructura debe estar compuesta por un código, un contenido y un tratamiento del mensaje.
CANAL: Es el vehículo de transporte el cual habrá de dirigirse a uno de los sentidos o varios para su percepción.
RECEPTOR - DECODIFICADOR: Es a quien se dirige el mensaje, la decodificación se refiere a las habilidades de leer y escuchar y comprender el mensaje que se quiso enviar. La decodificación de alguna manera resulta determinada por las actividades que el receptor guarde para sí mismo, hacia la fuente y hacia el contenido por su nivel de crecimiento del código. |
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La comunicación como proceso reglado se atiene a
las pautas clásicas de la acción comunicativa
(Shannon y Weaver),
con una posición emisora (fuente), una mediación
(codificador) que transforma la intención de la fuente
en mensaje, a transmitir por un canal (medio o soporte),
que debe ser decodificado para ser eficaz en la producción
de comunicación sobre un receptor (audiencia) final.
La idea de ‘ruido’, analizada en el plano físico
por Shannon y Weaver como merma del mensaje, paliable mediante
la redundancia en el flujo emisor, la lleva Berlo al plano
de la fidelidad o eficacia en el fenómeno de la comunicación
humana. Y esa eficacia o fidelidad, esto es, la consecución
de los objetivos fijados por la fuente, la basa en unas
pautas que afectan al conjunto del proceso: Capacidad de
la fuente en la formulación estratégica de
sus objetivos (definición de qué y a quién
se quiere comunicar), codificación adecuada (valores
narrativos, retóricos, etc.), elección del
canal más eficaz en función del mensaje y
del receptor final, siempre en aras de transmitir seguridad,
confianza y credibilidad, que aparecen aquí como
valores asociados a la fidelidad. Pero, también,
la eficacia pasa por la capacidad y facilidad de diálogo
entre interlocutores que tienen distintos roles en el sistema
social, incluso por una empatía cultural e ideológica
de la fuente y del receptor; de modo que la proximidad en
los rasgos de identidad facilitan el alcance de los objetivos
(esto es, ‘hablar el mismo idioma’). En el caso
de la comunicación masiva, el proceso debe partir
del conocimiento del sistema social, de la posición
de sus actores, de las posiciones receptivas (demandas,
expectativas, formación, prácticas culturales,
etc.). El propio sistema social, definido por los roles
de sus agentes, es en sí, para Berlo, un sistema
de pautas de comunicación, de proximidades, lejanías,
afinidades y controversias. El conocimiento de las estrategias
de comunicación de los propios agentes sociales condiciona
también la propia comunicación dentro del
sistema.
Pero hay un elemento diferenciador en el modelo teórico
de Berlo y es la relación entre eficacia de la comunicación
y gratificación del receptor. La recompensa se convierte
aquí en el mecanismo reflejo de la aceptación
y objetivación de la acción comunicativa.
Se produce entonces un mecanismo de complicidad o conexión
en la línea de intereses de los actores del proceso,
a partir de la cual la efectividad de la comunicación
alcanza un carácter reversible, que produce una alimentación
de la fuente a instancias del receptor; esto es, lo que
se ha dado en llamar 'realimentación', ‘retroalimentación’
o 'retroacción' (Berlo se acerca al modelo de Osgood,
expuesto por Schcramm), que permite
un refinamiento, rectificación o mayor sensibilidad
y sintonía comunicativa en las sucesivas acciones
del emisor. Berlo da un gran importancia a la recepción,
y señala que “los significados no están
en el mensaje, sino en sus usuarios”; esto es, la
decodificación es el valor final y diferenciado que
fija, por contraste con el propósito inicial del
emisor, la eficacia de la comunicación.
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Perfiles biográficos y académicos. Marcos epistemológicos y teóricos de la investigación en Comunicación.
Plan Nacional de I+D, CSO2013-47933-C4-3-P | Ministerio de Economía, Industria y Competitividad |
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