Estudió en Harvard, Michigan y California, en Berkeley, donde se doctoró. Destacado activista estudiantil, presidió la Students for a Democratic Society (SDS) entre 1963 y 1964 y coordinó el Peace Research and Education Project de la SDS (1964-65), en un período de fuerte oposición a la guerra del Vietnam. Director del periódico radical San Francisco Express Times (1968-69). Profesor de sociología y director del departamento de Mass Communication en Berkeley (Universidad de California), donde permaneció dieciséis años, antes de proseguir su actividad docente en la Universidad de Nueva York, como profesor de cultura, periodismo y sociedad. Profesor visitante de las universidades de Yale, Iowa, Oslo, París, Wesleyan, Montreal, etc. Miembro del consejo editorial de Dissent y The American Scholar. Colaborador como articulista en los principales diarios de referencia norteamericanos, escribe en publicaciones especializadas como American Journalism Review, Columbia Journalism Review, The American Prospect, Theory and Society, Journal of Communication, Critical Studies in Mass Communication, etc.
Entre sus libros: The Whole World Is Watching, U. of California Press, Berkeley, 1980; Inside Prime Time, Pantheon, Nueva York, 1983 (Routledge, Londres, 1994); Sixties: Years of Hope, Days of Rage, Bantam, Nueva York, 1987; The Twilight of Common Dreams: Why America Is Wracked by Culture Wars, Metropolitan/Holt, Nueva York, 1995; Media Unlimited: How the Torrent of Image and Sound Overwhelms Our Lives, Metropolitan/Holt, Nueva York, 2002; Letters to a young activist, Basic Books, Nueva York, 2003. Además, es autor de dos novelas: The Murder of Albert Einstein, Farrar, Straus & Giroux, Nueva York, 1992, y Sacrifice, Metropolitan/Holt, Nueva York, 1999. En lengua española se ha publicado: Enfermos de información. De cómo el torrente mediático está saturando nuestras vidas, Paidós, Barcelona, 2005.

Considerado como un autor crítico, su visión es controvertida y polémica en la izquierda norteamericana, tachada de acomodaticia por Noam Chomsky y por la líder antiglobalización Naomi Klein, debido a lo que se entiende como una oposición menos radical al sistema. Oposición diluida, para algunos, al transitar desde el compromiso pacifista al entendimiento del sentido de la llamada 'guerra contra el terror', después de los sucesos del 11-S en Nueva York.
Crítico de la cultura popular americana, advierte como las industrias mediático-culturales estadounidenses tratan de unificar mediante determinados estándares el imaginario colectivo del mundo. Pero más que sustituir otras culturas, como hicieron otros intentos de colonización cultural en la historia, ahora se trata, insiste Gitlin, de difundir una subcultura o segunda cultura coexistente con las locales, una especie de lengua franca de comunicación bajo un mismo estándar de pensamiento, pero que es también una forma de propagar, por necesidades de uso, la lengua inglesa. Frente a otras referencias históricas, en las que la cultura tenía un carácter integrador mediante la implantación de formas de ver y pensar, la segunda cultura viaja de la mano del ocio, el entretenimiento y el no pensamiento: es el 'imperio de la cultura feliz'. Se produce así un bilingüismo no necesariamente nacido del conocimiento de una segunda lengua, sino de la impregnación en una cultura coexistente.
Son muy conocidos sus estudios acerca del los públicos de la televisión y el papel que la ideología que difunden los medios audiovisuales adquiere en la sociedad actual. Autor de Inside Prime Time, (Routledge, Londres, 1994), analiza cómo se construyen los contenidos de la gran audiencia, empleando para ello doscientas entrevistas con productores, guionistas, actores, etc. Describe las técnicas de asalto al 'gran público' y cómo se crea una pseudoideología, la ideología del ‘prime time’, que parece legitimar la baja calidad y el espectáculo más degradante como producto necesario y respuesta a una demanda social.
La comunicación masiva -los medios y las industrias culturales- aparecen como una envolvente determinante del modelo de sociedad y de los estilos de vida. Lejos de proyectarse en una nueva era de la información, como refiere la ideología de acompañamiento, el ‘torrente mediático’ se convierte en un vector degradante del espacio público, en una instancia esterilizante de la democracia. El estímulo mediático 'nonstop' es algo más que un mecanismo de control social, ya que habilita, cada vez de forma más nítida, una conexión permanente del individuo con el mercado. En Gitlin se observa una fuerte crítica, especialmente dirigida a los medios audiovisuales, como instrumentos del mercado que, por su orientación dominante, atenúan las capacidades psicológicas, cognitivas y críticas de las audiencias.
Gitlin es, al mismo tiempo, crítico respecto de las políticas públicas en relación con los medios, y encuentra un paralelismo entre la degradación de la vida política y la agenda de los medios. Los políticos acentúan el carácter demagógico de su discurso, mientras que los medios distraen al público y lo alejan de las preocupaciones cívicas que enriquecen y dan sentido a la democracia.