Felix Frankfurter, miembro de la Corte Suprema de Estados
Unidos, calificó a Bernays y a Ivy Lee, considerados
los padres de las relaciones públicas, como "envenenadores
profesioanales" de la ciudadanía norteamericana.
Edward L. Bernays (1891-1995)
PERFIL
BIOGRÁFICO Y ACADÉMICO
Nacido en Viena, Austria,
sobrino y seguidor de Sigmund Freud,
emigró a Nueva York con su familia en 1892. Estudió
agricultura y periodismo en la neoyorquina Cornell University.
Durante la Primera Guerra Mundial perteneció al
Committee on Public Information de los Estados Undios,
el aparato gubernamental de propaganda creado por el presidente
Woodrow Wilson, donde conoce a Walter
Lippmann, que le influirá en la singular idea
de la cohesión social y la democracia tutelada.
Su actividad cerca de distintos Gobiernos norteamericanos
se prolongó durante décadas, estimulando
el desarrollo de la propaganda norteamericana para contrarrestar
lo que consideraba un peligroso avance de la propaganda
soviética. Murió en Cambridge, Massachusetts,
a los 103 años de edad. Profesor de la Universidad
de Nueva York, introdujo en la docencia superior el estudio
científico de las relaciones públicas. Aplico
la psicología al desarrollo de las relaciones públicas,
la persuasión y la propaganda, como instancias
estratégicas del éxito institucional y comercial.
PENSAMIENTO
Y EXPRESIÓN CIENTÍFICA
En 1923, publica su primer
texto de gran impacto: Crystallizing Public Opinion.
El conocimiento del comportamiento de los públicos
masivos permitía intervenir, en el diseño
y la inducción del consenso, la ingeniería
del consentimiento, los manejos en la sombra, algo que,
sin importar para ello los procesos de manipulación
de la opinión pública, le parecía un
mecanismo necesario para el equilibrio de las sociedades
democráticas. La opinión pública aparece
como la resultante de la inducción hecha por los
líderes, las minorías responsables y activas,
los que saben del mejor gobierno, y los medios de comunicación
al servicio del bien colectivo, domesticando el 'rebaño'
de las masas, limitando así las fuerzas desordenadas
del azar y la naturaleza, esto es, del caos. En 1928, publica
otra de sus obras centrales: Propaganda,
en la que escribía: "The conscious and intelligent
manipulation of the organized habits and opinions of the
masses is an important element in democratic society. Those
who manipulate this unseen mechanism of society constitute
an invisible government which is the true ruling power of
our country." Tan controvertido pensamiento, muy lejano
del de Walter Lippmann y de
las ideas sobre la democracia de John
Dewey, suscitó descalificaciones de procedencia
diversa, acentuados tras la comprobación, en la Alemania
nazi, de como el empleo de la propaganda se había
convertido en la base de la destrucción de la democracia.
Goebbels tenía, entre sus libros de cabecera, el
Crystallizing Public Opinionhad de Bernays.
Felix Frankfurter (1882-1965), también de origen
vienés y miembro de la Corte Suprema de los Estados
Unidos, remitió una carta al presidente Roosevelt
en la que calificaba a Bernays de envenenador profesional
de la opinión pública y explotador del fanatismo.
Imaginativo, creativo y audaz, adquirió una proyección
internacional notable hasta ser considerado como el padre,
junto con Ivy Lee, de las modernas relaciones públicas,
y proyectar sobre su discutido pensamiento una imagen de
bonhomía y modernidad. Bernays creía en la
eficacia de fabricar opinión o corrientes de opinión
a través de los líderes y de las estrellas
del gran público. La credibilidad de los liderazgos
era la mejor correo para la transmisión de los mensajes.
Sobre las ventajas de un producto comercial, asociaba, por
ejemplo, un determinado estudio científico previamente
solicitado, lo que trasladaba la pura propaganda hacia un
plano informativo de autoridad. O aplicaba determinados
mitos, como el de la modernidad, en la introducción
de hábitos: la mujer se libera fumando y en público.
Bernays llevó a Freud al
supermercado..., lo utilizó, sin duda, como una argumento
familiar de autoridad, aunque había en él
una buena dosis conductista aprendida en Pavlov.
Trasladó las técnicas psicológicas
al servicio de la publicidad comercial, la imagen de las
empresas e instituciones, la venta de ideas y mercancías,
etcétera. Y el psicoanálisis lo llevó
desde el plano de los individuos al de las corporaciones,
a las que ofrecía salud mercantil... Las grandes
empresas norteamericanas, desde Procter & Gamble a General
Electric, se rindieron a sus propuestas. En 1955, publicó
The Engineering of Consent y, diez años
después, Biography of an Idea: Memoirs of Public
Relations Counsel Edward L. Bernays, en el que recorre
su trayectoria intelectual, treinta años antes de
su muerte.
Perfiles biográficos y académicos. Marcos epistemológicos y teóricos de la investigación en Comunicación.
Plan Nacional de I+D, CSO2013-47933-C4-3-P | Ministerio de Economía, Industria y Competitividad