VENEZUELA [informe 2007]

   
     
 

En Venezuela, la situación de la libertad de prensa, ha ido empeorando progresivamente, al menos según los indicadores internacionales. Para Freedom House, es uno de los pocos países latinoamericanos en los que la labor de la prensa no es libre y, para Reporteros Sin Fronteras, se mantiene como uno de los peor valorados del continente. El cierre de RCTV y la acaparación progresiva del espacio mediático por parte del presidente del país son los aspectos que han marcado 2007.

Todas las instituciones que monitorean la libertad de expresión en el mundo coinciden en señalar que 2007 ha sido un año negro para Venezuela. Los medios públicos y privados tienen discursos irreconciliables. Muestra de ello es que el Gobierno ha creado una red de 70 diarios locales y comunitarios, con un discurso homogéneo de apoyo a Chaves, para competir con los diarios críticos, según Reporteros Sin Fronteras. Pero, sin duda, el episodio con más trascendencia a nivel internacional ha sido el cierre de RCTV o, mejor dicho, la no renovación de su licencia para emitir.
El Comité para la protección de los Periodistas relata pormenorizadamente en su informe “Estática en Venezuela”  lo sucedido.  Hugo Chávez fue elegido, en su primer mandato, con el apoyo de los medios privados pero, a medida que su programa se encaminaba hacia su proyecto personal de socialismo, fue perdiendo el respaldo de los empresarios de los medios de comunicación. CPJ afirma: “A medida que su programa político se volvió más radical (o autoritario según algunos ejecutivos de medios), la prensa privada desempeñó un papel partidista, procurando activamente la destitución de Chávez y adoptando las posiciones y el lenguaje de sus opositores”. Así pues, según esta institución no debe infravalorarse el papel de los medios en la polarización a partir de 2001 en el país.
En abril del 2002 el mandatario venezolano sufrió un golpe de estado que pretendía apartarle del poder. En ese momento, al ver cómo reaccionaron los medios privados y públicos ante el golpe, Chávez llegó a la conclusión de que el aparato comunicacional del gobierno —compuesto por una cadena de radio, un canal de televisión y la agencia oficial de noticias— estaba en desventaja en comparación con los medios comerciales.
Así pues, desde entonces, la actual administración ha emprendido un ambicioso plan para robustecer la cartera de comunicaciones del gobierno. Chávez ha utilizado el cada vez mayor sector de medios estatales como un megáfono del gobierno: “copando el personal de simpatizantes suyos e influenciando los contenidos para asegurar una cobertura favorable”, según CPJ. Además, ha utilizado los medios públicos para contrarrestar la cobertura informativa de los medios privados y censurar a periodistas o dueños de medios, en lo que también coincide la SIP.
Como advertía RSF, la creación de medios comunitarios que, cierto es, dan voz a las poblaciones más dispersas y con menos recursos, ha sido subvencionada por el gobierno para extender las raíces de su red de apoyos mediáticos. Según esta institución, al número de medios que controla el gobierno, hay que añadir su la omnipresencia del presidente en antena: “Sobre todo, controla prácticamente la totalidad del espectro audiovisual; es decir, una veintena de radios, los canales públicos Venezolana de Televisión, Telesur, Vive TV, Asamblea Nacional y Tves, y el operador telefónico nacional CANTV. Recurriendo, entre enero de 1999 y noviembre de 2007, más de 1.500 veces al sistema de las “cadenas”, el presidente sobrepasó las 900 horas de antena, a las que hay que añadir, en el mismo período, 1.000 horas acumuladas de su propio programa dominical ‘Aló Presidente’, emitido por VTV”.
El gobierno de Chávez amplió su tejido radicular de medios y, según todas las instituciones internacionales que monitorean la libertad de expresión, se enfrentó con los críticos de forma implacable: no renovó la concesión de Radio Caracas Televisión, que llevaba emitiendo desde 1953. El 27 de mayo de 2007 la cadena fundió en negro para siempre.
Desde el 28 de diciembre de 2006, tras las declaraciones de Chávez,  el medio sabía que la renovación de su licencia estaba en peligro. Con el pretexto de que RCTV había apoyado el golpe de Estado del 11 de abril de 2002 que le apartó del poder durante cuarenta y ocho horas, anunció que la frecuencia del canal, concedida en 1987 para veinte años, no se iba a renovar cuando caducara. El medio presentó recursos  ante el Tribunal Supremo de Justicia pero no sirvieron para nada. RSF afirma que, en ausencia de alguna condena judicial durante todo el período de la concesión anterior - y al no haber sido nunca condenado por su “participación en el golpe de Estado de 2002 - el canal podía legalmente conseguir la renovación de la frecuencia.
CPJ analiza los hechos con profundidad. Afirma que RCTV era un medio “acérrimamente” crítico con el gobierno de Chávez y que todo este proceso obedece a razones políticas pues, otros medios que apoyaron el golpe y, posteriormente, se han plegado al presidente, han conservado sus licencias. Para justificar su decisión, en marzo,  el gobierno distribuyó un libro gratuito de 360 páginas “mitad documental y mitad arremetida”, el Libro Blanco sobre RCTV; que posee capítulos dedicados a la concentración en la propiedad de los medios, una historia sobre el régimen de concesiones en Venezuela, su visión sobre el papel de RCTV en el fallido golpe del 2002, y lo que describe como efectos dañinos de la concentración en la propiedad de los medios. El libro explica la posición del gobierno, que goza de discrecionalidad en la renovación de las concesiones otorgadas a los radiodifusores por de acuerdo con un decreto de 1987. Jesse Chacón, ministro de Telecomunicaciones, anunció en una conferencia de prensa el 29 de marzo que la decisión sobre RCTV no era una sanción contra el canal sino simplemente un hecho "natural e inexorable" producto del vencimiento de la concesión.

 

El Libro Blanco, publicado por el Ministerio de Comunicación e Información, contiene 45 páginas con documentos que describen supuestas violaciones de RCTV a la normativa de radio y televisión. Según la valoración del CPJ: “Las supuestas infracciones parecen ser menores; y el libro no ofrece indicaciones para evaluar su severidad, contraponerlas con normas establecidas por el gobierno, o compararlas con los expedientes de otros radiodifusores. El gobierno, por ejemplo, criticó a RCTV por cubrir un sonado caso de homicidio de manera "sensacionalista" y por anunciar bebidas alcohólicas durante un juego de la liga profesional de béisbol. El gobierno también reprendió al canal por referirse a la Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión, que impone amplias restricciones al contenido de la programación, como "ley de contenidos" en los noticieros. Otras acusaciones contra RCTV, como promover la "pornografía", no se citan en el libro a pesar de que altos funcionarios del gobierno las mencionaron públicamente”.
En resumen: “refleja un proceso de toma de decisiones arbitrario y opaco, que sienta un precedente alarmante y pone en duda el compromiso de Venezuela con la libertad de expresión. La amenaza de perder acceso al espectro electromagnético pende sobre decenas de radiodifusores a cuyas concesiones les correspondería la renovación, lo cual ha provocado que otros medios decidan reducir la programación crítica del gobierno”.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos también observa indicios de parcialidad en este proceso y entiende que las desconexiones obligatorias para emitir el programa de Chávez fueron otro punto de desencuentro. Afirma que, el 25 de mayo de 2007, el Tribunal Supremo de Justicia, a través de una medida cautelar le otorgó a un nuevo canal televisivo público el uso de los equipos de RCTV, sin que se estableciera ningún pago por esta utilización del equipamiento. En tanto, el 27 de mayo se vencieron las concesiones televisivas de los canales Venezolana de Televisión y Venevisión que fueron renovadas por el Gobierno, aunque no se explicaron las razones de la diferencia entre el tratamiento dado a estos canales en comparación con el dado a RCTV.
Al poco tiempo de que RCTV retomara sus transmisiones por cable para Venezuela en julio, el Gobierno anunció que se buscaría reformar las leyes para que la televisión por cable retransmitiera los mensajes presidenciales en cadena y el himno venezolano, y ordenó a RCTV a encadenarse con la señal gubernamental para hacerlo en un determinado plazo bajo advertencia de ser excluida de la transmisión por cable. El Tribunal Supremo de Justicia aceptó un recurso de amparo presentado por la Cámara Venezolana de Televisión por Suscripción, por lo que RCTV y otros canales de cable que enfrentaban el mismo requerimiento pudieron seguir emitiendo.
En otro orden de cosas, desde 2005, cuando la Asamblea Nacional incrementó drásticamente las sanciones penales por los delitos de difamación, calumnia e injuria, a la vez que amplió las categorías de funcionarios gubernamentales protegidos por las normas de desacato, que penalizan expresiones ofensivas dirigidas a funcionarios públicos e instituciones del Estado, la legislación en materia de libertad de expresión se halla en franco retroceso. La Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión, que entró en efecto ese año, ha sido fuertemente criticada por defensores de la libertad de prensa por sus amplias y vagas restricciones a la libertad de expresión. El artículo 29, por ejemplo, prohíbe a los prestadores de servicios de radio y televisión difundir mensajes que "promuevan, hagan apología o inciten a alteraciones del orden público" o "sean contrarios a la seguridad de la Nación".
Los medios impresos no están regulados por la Ley de Responsabilidad Social por lo que tienen más libertad para informar con distancia del gobierno. Éste, por su parte, aprovecha la falta de regulación para distribuir la publicidad oficial con fines políticos.
La reforma constitucional, que fue rechaza por el pueblo venezolano en referéndum el día dos de diciembre, impidió que se llevaran a cabo determinadas reformas que, para la SIP y para RSF, Chávez va a intentar aplicar decretando leyes cuyo contenido es similar al ya propuesto y negado por los venezolanos en el referéndum. Es decir, intenta conseguir por ley lo que no consiguió en el referéndum y, algunas de estas medidas, son especialmente restrictivas para la prensa.
Con respecto al silenciamiento de los medios y los periodistas críticos, hay un aspecto más que señalar: muchos profesionales sufren agresiones físicas. La Relatoría Especial de la CIDH (OEA) manifiesta su inquietud por las distintas denuncias formuladas por comunicadores de haber recibido agresiones y amenazas durante el año 2007, por funcionarios públicos y también por particulares. También se recibió información sobre medios de comunicación que fueron objeto de agresiones y amenazas.
RSF recoge algunos de estos hechos: El 15 de octubre, Francia Sánchez, de RCTV Internacional, y Diana Carolina Ruiz, de Globovisión, fueron agredidas delante del Parlamento, ante la mirada de las fuerzas del orden. El 25 de octubre, y también en Caracas, Paulina Moreno, del canal público TV Avila, resultó herida por un explosivo mientras unos opositores a la reforma constitucional rociaban a su equipo técnico con insecticida. El 20 de noviembre, la diputada Iris Varela irrumpió en los estudios de la Televisión Regional del Táchira (TRT) en San Cristóbal (Oeste), donde Gustavo Azócar presentaba el programa “Café con Azócar”. La diputada, que consideraba que el periodista la había “ultrajado”, se negó a usar el derecho de réplica y rompió parte del material de la emisora. Eduardo Silvera, del canal estatal VTV, y sus técnicos, fueron agredidos por unos opositores el 29 de noviembre.




[Informe anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos 2007 (OEA)]


 
 
Año
Muertos según IPI *
Muertos según IFJ**
Ranking RSF***
Puntuación RSF
Clasificación FH****
Puntuación FH

1994

 

 

 

 

Libre

30

1995

 

 

 

 

Parcialmente libre

49

1996

 

 

 

 

Parcialmente libre

31

1997

0

 

 

 

Parcialmente libre

32

1998

0

 

 

 

Parcialmente libre

33

1999

0

 

 

 

Parcialmente libre

33

2000

0

0

 

 

Parcialmente libre

34

2001

0

0

 

 

Parcialmente libre

34

2002

1

1

77

25

Parcialmente libre

44

2003

0

0

96

27,83

Sin libertad

68

2004

1

1

90

24,63

Sin libertad

68

2005

0

0

90

23

Sin libertad

72

2006

2

3

115

29

Sin libertad

72

2007

0

0

114

36,88

Sin libertad

74