SOBRE LA PRENSA EN ESTADOS UNIDOS
Entrevista con Noam Chomsky
Traducción del inglés de Luis Ángel Sáez del Álamo
Ref.

PREGUNTA: En una entrevista que le hicimos en 1986 usted se mostró bastante pesimista en cuanto a las posibilidades de desarrollar unos medios de comunicación alternativos. Sin embargo, desde entonces hemos presenciado la aparición de la revista Z Magazine, la proliferación de emisoras de radio de carácter vecinal, la televisión por cable, la organización Fairness and Accuracy in Reporting (FAIR), tengo entendido que un equipo de filmación canadiense está haciendo un documental sobre usted, ha habido un montón de progresos. ¿Considera usted todo esto positivo? ¿Le sorprende?

NOAM CHOMSKY: No recuerdo lo que dije en aquella entrevista, pero siempre me ha parecido que esto sería algo muy positivo y debería promoverse lo más posible. Me temo que va a ser muy duro. Actualmente, la concentración de recursos y poder es tal que a los medios alternativos se les va a plantear una dura batalla, aunque son muy necesarios. Es verdad, hay cosas que constituyen pequeños éxitos, pero esto se debe a que ciertas personas han realizado un esfuerzo increíble.
Por ejemplo, la revista Z Magazine. Se trata de una revista de alcance nacional, cuyo equipo de redacción está integrado literalmente por dos personas, y que carece totalmente de financiación, salvo lo que algunos amigos les dan. Poner en marcha una revista sin financiación es una tarea hercúlea. De alguna manera, también la editorial South End Press se las arregla para conseguirlo, es decir, están sobreviviendo. Se trata de un pequeño colectivo que, de nuevo, carece totalmente de financiación y que sacan a la luz un montón de libros, muchos de ellos muy buenos, pero es casi imposible que a un libro de South End le hagan una reseña en la prensa. Tómese por ejemplo el caso del Boston Globe. Según los criterios del periodismo estadounidense se trata de un periódico muy liberal. La responsable de la sección de libros dijo públicamente hace un par de años que nunca toleraría que se hiciera una reseña de un libro de South End. La razón que dio fue que yo soy uno de los autores que publica en South End, y que mientras yo fuera un autor de South End ella nunca permitiría publicar una reseña sobre un libro de South End. Mis libros no sólo no son reseñados en el Boston Globe sino que ni siquiera aparecerían en las listas que ellos hacen. Hay una sección los domingos donde hacen una lista de lo publicado por autores locales, por ejemplo que tal autor local ha escrito un capítulo en un libro de cocina. Pues bien, ellos nunca colocarían un libro mío en estas listas de autores locales.
De hecho, a veces resulta cómico: por ejemplo, el Consejo Nacional de Profesores de Inglés entrega todos los años lo que ellos llaman "Premio Orwell" por sacar a la luz casos de doblediscurso. Me fue concedido hace dos años por Sobre el poder y la ideología. Este año nos fue concedido a Edward Herman y a mí por Los guardianes de la libertad. En las fechas en que este premio fue concedido, allá por noviembre, una columnista del Boston Globe, por cierto una columnista tirando a liberal de izquierdas, escribió una columna en la que entrevistaba a la persona responsable de este premio. Se trataba de una columna sobre lo maravilloso que le parecía conceder un premio por desvelar el doblediscurso. Ella mencionó algunas de las personas que habían conseguido este premio anteriormente, Ted Koppel, etc. Hubo una omisión muy chocante: no se dijo quién había recibido el premio ese mismo año. Resulta que este premio lo había conseguido un conocido personaje local. Además se daba la circunstancia de que, por primera vez, creo, alguien había recibido el premio en dos ocasiones. Más aún, los dos libros en cuestión eran libros sobre los medios de comunicación. Eran críticas a los medios de comunicación. No se mencionó nada de esto.
South End tiene muchas dificultades para conseguir que uno de sus libros aparezca en reseñas. De hecho se le ha dedicado un reportaje en Publisher's Weekly donde se ha comentado este problema. No hace falta decirle lo que supone esto. Si usted no tiene acceso a las fuentes de financiación, a la publicidad, a los poderosos mecanismos de difusión pública, el alcance que se puede conseguir va a ser muy limitado.
Hasta cierto punto, se puede contrarrestar esta situación con un enorme esfuerzo. Hay diversas maneras; algunas son muy importantes. Por ejemplo, te encuentras con que hay disidentes en muchas sociedades que cooperan. Yo paso un montón de tiempo, por ejemplo, simplemente fotocopiando cosas, copiando material para amigos de otros países que están en una situación como la mía aquí. Ellos hacen lo mismo por mí. Esto significa que aunque a mí no me dan una beca de investigación para trabajar en este tipo de cosas, o permisos o lo que sea, sí tengo acceso a fuentes a las que los especialistas más conocidos o, para el caso, la CIA, no pueden acceder. La CIA o los especialistas conocidos no disponen de una persona inteligente y perspicaz en Israel que examine los periódicos hebreos para que luego ellos saquen conclusiones, que elabore una interpretación y análisis de los mismos y que les envíe -como en mi caso- mucho de este material.

P: Israel Shahak.

N. CH.: Claro. Ésa es la gran diferencia. Eso significa que dispongo de fuentes. Shahak es la principal, y hay otras. Tengo otros amigos que hacen lo mismo. Yo y otros hacemos lo mismo por ellos. Igual pasa en Australia y en Inglaterra, y en otros lugares. De manera que se ha ido tejiendo una especie de red de cooperación. Aquí, por ejemplo, hay una recopilación de material procedente de un amigo mío que realiza un cuidadoso examen de toda la prensa de Los Ángeles y de gran parte de la prensa británica que lee, selección que me evita tener que leer las revistas de cine y del corazón y todo eso. Así obtengo la pepita de oro oculta que tal vez pueda usted encontrar si se lee una enorme cantidad de prensa con mucho cuidado, con inteligencia y aplicando un criterio muy selectivo. Hay una considerable cantidad de gente que hace esto, y nos intercambiamos la información. El resultado final es que tienes acceso a fuentes por métodos que seguramente ninguna central de inteligencia podría conseguir. Así que sí hay maneras de subsanar esta falta de acceso a los recursos que posee el sistema.
La gente puede hacer cosas. Esto está ocurriendo en todas partes. Hace un par de años di una charla en Manhattan, Kansas, y me pidieron reunirme previamente con el grupo local de solidaridad con Centroamérica, así que pensé "muy bien, se reunirán cuatro personas en el cuarto de estar de la casa de alguien". Para mi sorpresa, no se trataba de cuatro personas en un cuarto de estar, sino de 200 personas en una iglesia. Era una ciudad de 30.000 habitantes aproximadamente. Había un montón de documentación, incluso información que yo nunca había visto, información desconocida para mí, personas que iban y venían a Centroamérica, que habían estado viviendo allí participando en tareas de solidaridad, instando a sus representantes políticos a desplazarse allí mismo, en suma, gente muy informada. Estoy seguro de que ellos saben más acerca de Centroamérica de lo que usted pudiera encontrar en la sección sobre Centroamérica de un periódico estadounidense o en muchas instituciones oficiales latinoamericanas.
Este es el tipo de cosas que usted puede encontrar por todo el país. La gente ha descubierto otras maneras de conseguir información, de educarse a sí mismos y entre sí, y de explicar las cosas. Hay modos de sortear los obstáculos, aunque esto no es fácil. Es complicado proyectar esto hasta un nivel que pueda suponer un impacto masivo.