No hay forma de estar informado sin dedicarle
esfuerzo, tengamos en mente lo que tengamos, sea sobre lo que pasa en
el mundo, sobre la física, sobre el béisbol, lo que sea.
La comprensión no es gratis. Es cierto que la tarea, para un individuo
concreto, es entre horriblemente difícil y completamente imposible.
Pero está al alcance de cualquiera que sea parte de una comunidad
que trabaja en equipo (y eso es cierto para los otros casos también).
Lo mismo ocurre con la "defensa propia" intelectual. Se requiere
mucha confianza en uno mismo, quizá más de la que uno debería
tener, para tomar una posición sólo porque te parece correcta
en oposición a todo lo que ves y oyes. Incluso hay pruebas sobre
eso: bajo condiciones experimentales la gente niega lo que saben que es
cierto cuando se les informa que otros en quienes tienen razones para
confiar hacen lo mismo (los clásicos experimentos de psicología
social de Solomon Asch, que a menudo se presentaban como prueba de que
la gente es conformista e irracional, pero que se pueden entender de forma
diferente, para indicar que la gente es bastante razonable y usa toda
la información a su alcance).
Más importante que todo esto es que una comunidad,
una organización, puede ser la base para la acción y, aunque
entender el mundo puede ser bueno para el alma (sin pretender ser cínico),
no ayuda a nadie, ni a uno mismo de hecho, si no lleva a la acción.
Hay también muchas técnicas para penetrar el velo de la
propaganda que deberían ser automáticas cuando tratamos
con los productos de las instituciones doctrinales (los medios de comunicación,
las revistas de opinión, los expertos). Por ejemplo, es muy común
que el marco básico de un artículo sea horriblemente engañoso,
cumpliendo con los dictados doctrinales, pero que dentro de él
se puedan descubrir indicios de que está pasando algo más.
Recomiendo a menudo leer la prensa convencional empezando por los párrafos
finales. No es una broma. El titular, la presentación, los párrafos
iniciales, están diseñados (conscientemente, se aprende
eso en la facultad de Periodismo) para dar la visión general y
la historia que leerán la mayoría de lectores, que no se
tomarán la molestia de leer la letra pequeña, de pensar
mucho sobre el tema y de compararlo con la versión del día
anterior. Te encuentras eso todo el rato.
Como ilustración, acabo de leer el New York
Times del domingo. Hay un interesante artículo de Ralph Blumenthal
en el suplemento dominical llamado "Comparando lo inexpresable con
lo impensable". Es un resumen de su largo artículo del 4 de
marzo, con Judith Miller, sobre la espeluznante historia de la guerra
biológica por parte de Japón en la 2ªGuerra Mundial,
tanto en experimentación como en uso, bastante comparable a Mengele
como el artículo remarca correctamente. Hablan de la ominosa Unidad
731, y de su director el General Ishii. El marco general del artículo
es "¿cómo pudo existir tanto mal?", "Japón
rechaza los requerimientos de información", "¿cómo
pudieron ser tan diabólicos los Japoneses?", etc, un género
útil y familiar, que he comentado muchas veces, en comparación
con el examen de uno mismo, un ejercicio útil y revelador.
El artículo original condena a Japón por
rechazar los intentos de investigación del Departamento de Justicia
de los EE.UU, que intenta sacar a la luz tan terribles crímenes
y prohibir a los supuestos participantes (japoneses) su entrada a los
EE.UU.
Un lector avispado, que haya estado siguiendo el tema durante
años, se dará cuenta de los indicios de alguna otra cosa,
cuidadosamente higienizada en el artículo y en el resumen, y adecuadamente
escondida. Aquí van algunos ejemplos, limitándome al artículo
resumido de hoy.
El artículo afirma que "a principios de los
80, estudiosos y periodistas americanos y británicos redescubrieron
el tema de la guerra bacteriológica, presentando nuevos detalles
de la participación americana en el encubrimiento de esos crímenes".
Muestra cuán magníficos y abnegados son los "estudiosos
y periodistas americanos y británicos". La verdad, como Blumenthal
difícilmente puede no saber, es que el gobierno de los EE.UU. (y
los expertos y periodistas de renombre) NO estaban cubriendo la historia
(y probablemente la estaban encubriendo), incluyendo la naturaleza y extensión
de la participación estadounidense, y que él y sus colegas
continúan en esa línea. Los hechos no fueron revelados "a
principios de los 80" por "estudiosos y periodistas americanos
y británicos" sino en el número de Octubre-Diciembre
de 1980 del "Bulletin of Concerned Asian Scholars" [Revista
de Estudiosos Asiáticos Comprometidos]. Esta es una de las revistas
que surgió de la disidencia y crítica de la ideología
y expertos convencionales en los 60, y este artículo es un ejemplo
de su éxito en sacar a la luz material que la prensa convencional
(el NY Times con seguridad) quería que siguiera oculto.
El autor de ese artículo, que proporcionó gran cantidad
de detalles, era John Powell, que había sido perseguido por comités
del Congreso, se le habían negado empleos, se le había condenado
por sedición, se le cerró su revista sobre China, etc. Todo
esto es altamente relevante para las historias de Blumenthal y Miller,
pero decir la verdad, que conocen con toda seguridad, no ayudaría
a crear la imagen correcta de adulación de nuestras instituciones
libres y del coraje e integridad de sus líderes y participantes.
El artículo del Times expresa que el "retraso"
en reconocer los crímenes de guerra japoneses "ilustra la
visión eurocéntrica de los occidentales sobre el sufrimiento
en tiempos de guerra así como asombrosas diferencias en la voluntad
de los dos antiguos aliados del Eje para asumir su pasado" y arroja
"una dura luz sobre las rivalidades de la guerra fría".
El "retraso", de hecho, ilustra algo completamente diferente:
resulta del hecho que los EE.UU. se puso al mando de la operación
y protegió a los Mengeles que ahora pretende tener tantas ganas
de desenmascarar, usando su trabajo como la base para el inmenso programa
estadounidense de guerra biológica y bacteriológica. Hacia
1949 el Estado Mayor ya había incorporado esos resultados en sus
planes de "ataque inicial" y se les dio autorización
oficial en 1956.
En cuanto a la manida referencia a la "guerra fría",
esa es una técnica estándar (virtualmente un reflejo) para
tapar crímenes pasados; se está invocando ahora en el caso
de América Central, en formas tan cobardes como vergonzantes. Uno
siempre debería leer con atención cuando se invoca la frase
ritual "guerra fría". Pero lo crucial es que el "retraso"
tiene poco que ver con lo que se menciona, y mucho que ver con lo que
MUY convenientemente se ignora.
El artículo del Times expresa que los juicios
soviéticos a los japoneses por crímenes de guerra biológica
fueron "en buena parte ignorados o rechazados en el Oeste como propaganda
comunista" y que los EE.UU. no juzgaron a nadie por esos crímenes.
Cierto, y un retrato veraz del New York Times por ejemplo (como
se habría remarcado en un artículo honesto), pero lejos
de ser toda la historia. Los juicios soviéticos contra los Mengele
japoneses fueron ridiculizados como parte de la necesidad de ocultar la
protección que los EE.UU. les estaba ofreciendo, y su continuación
de sus criminales actividades. Se encuentran de nuevo indicios de lo que
el Times sabe muy bien en la frase, hacia el final, que dice que los EE.UU.
fueron capaces de "obtener los datos del General Ishii con artimañas".
La historia completa es como se ha indicado.
Y eso es sólo una pequeña parte del tema.
Como el Times difícilmente puede dejar de saber, hace
un año la Editorial de la Universidad de Indiana publicó
un extenso estudio sobre todos esos temas, basado en archivos chinos y
estadounidenses recientemente disponibles (Endicott y Hagerman, "Los
EE.UU. y la guerra biológica"). La historia va más
allá de lo que yo he mencionado, que ya era bastante malo. El artículo
del Times se refiere a nuevas pruebas de investigadores chinos sobre las
víctimas de la guerra biológica/bacteriológica japonesa.
Cierto, pero como también debe saber el Times, y como documentan
Endicott y Hagerman, los mismos investigadores chinos también encontraron
pruebas sobre las víctimas del uso por parte de los EE.UU. de lo
que habían aprendido de Ishii y la unidad 731, en China y en Corea
del Norte a principios de los 50. Es más, lo que aparece en esos
documentos chinos según los investigadores chinos, tiene preocupantes
correlaciones con información de los archivos estadounidenses,
como comentan Endicott y Hagerman. En el pasado yo había descartado
las acusaciones de guerra biológica o bacteriológica por
parte de los EE.UU. en China y Corea del Norte. Ahora es más difícil.
De hecho, ésta es una de las pocas revelaciones no triviales que
han surgido de la investigación de los archivos comunistas, recientemente
hechos públicos. Los cargos no están probados, pero es claro
que merecen un examen más detallado y ya no pueden descartarse
como propaganda comunista, (como había hecho yo mismo, de hecho).
El artículo del Times sí cita investigaciones
de los expertos, pero omite estudiosamente lo que saben que es el estudio
más reciente y más importante, el único que usa los
archivos chinos recientemente publicados así como los más
recientemente desclasificados archivos estadounidenses. Sería necesaria
una notable incompetencia para haber investigado este tema y haber sido
"incapaz de descubrir" el estudio más importante y más
reciente, por no hablar de su carácter innovador, todo ello impropio
para ser mencionado por razones que no son difíciles de adivinar.
La historia verdadera, que conocen perfectamente los que
la están presentando, continúa por esa línea. Un
informe honesto no sólo hubiera destacado todo eso en vez de contar
otra historia desde el principio y hacer insinuaciones desorientadoras
de vez en cuando. También habría sacado las conclusiones
obvias sobre los temas actuales, por ejemplo, la diatriba de los EE.UU.
sobre los peligros de las "armas de destrucción masiva",
una categoría que no existe según la política oficial
de los EE.UU. desde la posguerra, quizá aún operativa, y
los horrores de las armas biológicas y bacteriológicas y
su uso potencial por parte de terroristas y estados agresores. Estaría
en las primeras páginas y sería digno de discusión,
incluyendo sus orígenes en la unidad 731, la toma de control por
parte de los EE.UU. y su desarrollo de todo esto (incluyendo la posible
experimentación práctica), y la forma en que se ha manipulado
esta historia y se sigue manipulando.
Y seguirá siendo manipulada. Es probable que algún
día el Times imprima un largo artículo sobre todo
esto, cuando ya haya tenido tiempo de enmarcar la historia de una forma
apropiada. Enmarcada por negativas oficiales, disculpas irrelevantes pero
útiles sobre la guerra fría, mucha discusión de los
errores (inevitables) que aparecen en el estudio erudito que habrá
revelado lo que se ha suprimido durante largo tiempo, etc. (sin duda que
los hay, pero será una sorpresa si son una mínima parte
de lo que mostrarán las revelaciones sobre lo que se considera
historia altamente respetable cuando sirve a los intereses doctrinales).
También habrá indicios desperdigados que el lector atento
puede encontrar y que le puedan llevar hacia la verdad, con considerable
esfuerzo.
La verdad no es sólo horrible sino altamente pertinente
y oportuna. Esta es la forma en que se presentaría la historia
en una prensa libre, si existiera. Con esfuerzo considerable, uno puede
encontrar indicios en la prensa existente que le lleven hacia la imagen
verdadera. Pero se requiere esfuerzo y una cierta familiaridad con el
funcionamiento típico de estas cosas.
Podría añadir que el Boston Globe,
una publicación dirigida (en parte) a los líderes más
importantes de la "Atenas de América", tiene un editorial
sobre el tema, denunciando los crímenes "tan despreciables
que no se debería aplicar a ellos jamás un estatuto de limitación,
ni se debería permitir que ningún velo de perdón
los escondiera de futuras generaciones". Incluso las pocas insinuaciones
que había en el artículo del Times han sido expurgadas
del editorial, que denuncia a Tokyo porque "incluso ha rechazado
dar a los EE.UU. los nombres de los veteranos japoneses que pertenecieron
a una unidad de guerra biológica". ¿Cómo se
atreven a obstruir nuestra dedicación a revelar toda la verdad
sobre los Mengele japoneses? (y cómo fueron recibidos por aquellos
a los que nos han enseñado a venerar).
Este es tan sólo un ejemplo. Podría haber
escogido una docena de ejemplos más del mismo periódico
del mismo día. Durante un tiempo escribí artículos
regularmente sobre estas cosas para una revista ya extinta llamada Lies
of Our Times [Mentiras de Nuestros Tiempos], supongo que no se llamaba
"Lies of the Times" [Mentiras del Times] por
miedo a pleitos por difamación. Muchas de ellas están recogidas
en un libro llamado "Cartas desde Lexington" (Common Courage
Press), publicado con ese título porque fueron escritas informalmente,
como cartas. Hay análisis publicados mucho más detallados.
Creo que podrían dar algunas pistas sobre "defensa propia"
intelectual pero, en el fondo, es lo mismo que la física o el béisbol.
Si quieres aprender algo, requiere trabajo. Y las probabilidades de éxito,
o de éxito útil, aumentan considerablemente con el esfuerzo
e intercambio en equipo.
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