Phillip J. Tichenor (1931-), profesor
de periodismo y comunicación de masas; George Donohue (1924-),
profesor de sociología, y Clarice N. Olien (1933-), profesora de sociología rural, todos
ellos de la Universidad de Minnesota, formulan en 1970
la hipótesis de la 'diferencia de conocimientos'
en relación a los efectos de los medios ('Mass
media flow and differential growth in knowledge', en
Public Opinion Quarterly, 34, págs.
159–170), también conocida como 'knowledge
gap hypothesis' (KGH). Con posterioridad, dieron mayor
amplitud teórica a su planteamiento en el libro
Community Conflict and the Press, Sage, Newbury
Park, Cal., 1980. Una propuesta, basada en análisis
empíricos, ligada a los planteamientos difusionistas
de la innovación en ámbitos como los rurales
y en países en vías de desarrollo. Esta
hipótesis es la base de futuros planteamientos
acerca de los 'gaps' comunicacionales, incluida la que
hoy se define como la 'brecha digital'.
Tichenor, Donohue y Olien advierten que la capacidad
receptiva, de comprensión y asimilación
de conocimiento está directamente relacionada
con el conocimiento previo del receptor, su inclusión
en redes sociales y el nivel selectivo de exposición
ante los medios. Al tiempo, la estratificación
socio-económica establece un correlato con el
interés informativo de la población, de
modo que, por lo general, son las clases menos favorecidas
las que menor cantidad de información reciben,
y no porque ésta no esté a su alcance,
sino porque muestran menor destreza receptiva y mayor
dificultad de comprensión, circunstancias que,
en consecuencia, generan una autoprivación informativa.
Pero son también las clases más bajas,
por su menor capacidad de contextualización y
elaboración de criterios, las más vulnerables
a los efectos persuasivos. Las clases menos favorecidas
suelen limitar sus consumos al ámbito de lo audiovisual,
de modo que la televisión se convierte en fuente
dominante y gratificante, sin otros contrastes o complementos.
Constituirían el estadio de los 'info-pobres'.
Tichenor (izquierda),
Donohue y Olien, hacia 1990
(Foto Universidad de Minnesota).
Las clases más favorecidas, los 'info-ricos', no
sólo tienen mayor facilidad en el acceso a las
fuentes -este no sería el elemento determinante-,
sino que es su conocimiento el que desarrolla el interés
y la predisposición hacia una mayor riqueza informativa;
además, su información previa las habilita
para una contextualización estructurada de lo que
acontece.
Si en un sistema social se incrementa la información
disponible a través de los medios, los segmentos
de población con un estatus socioconómico
más elevado y mayor formación tienden a
adquirirla más rápidamente como un valor
de su estatus, acentuado su distancia de conocimiento
con los segmentos más deprimidos. Entre las personas
cultivadas el saber no disminuye, sino que tiende a aumentar
y a hacerlo de manera más rápida que entre
las personas con bajo conocimiento previo.
La hipótesis viene a señalar que 'conocimiento
llama a conocimiento' y cobra especial interés
en un período marcado por un fuerte desarrollo
de las fuentes y estructuras tecnológicas destinadas
a la distribución de información y conocimiento.
La no habilitación para el aprovechamiento de las
nuevas oportunidades supone aumento de la brecha o 'gap',
esto es, un distanciamiento entre las posiciones de los
'info-ricos' y los 'info-pobres', pero no sólo
entre zonas del planeta donde las desiguales condiciones
económicas crean el problema, sino en áreas
geográficas donde las diferencias están
determinadas no tanto por barreras económicas de
acceso a los medios, como por la autoexclusión
cultural derivada de los nutrientes mediáticos
y culturales.
Tichenor, Donohue y Olien observaron en sus trabajos de
campo que el diferencial del conocimiento se reducía
cuando en la dieta mediática se incluía
la prensa, ya que este ingrediente suponía un desarrollo
de la capacidad de abstracción y reflexión,
así como un alejamiento de posiciones cercanas
o propicias para el desarrollo del analfabetismo funcional.
Las desigualdades de clase en la recepción de la
información acentúan las posiciones de poder,
en la medida que la privación de conocimiento incrementa
la incertidumbre y la inseguridad. Según esta percepción,
el 'gap' tiende a crecer, de modo que a medida que crecen
las posibilidades de obtener información y conocimiento,
la probabilidad de que aumente la diferencia de conocimientos
es mayor.
La hipótesis sugiere que la aparición de
nuevos medios incrementa las diferencias, en la medida
en que los menos habilitados para la recepción
del conocimiento muestran cierta indolencia o actitud
refractaria a variar la composición de sus nutrientes
para el acceso a la información y el conocimiento.
Independientemente de que la aparición de un nuevo
medio suponga una barrera económica complementaria.
Romper la brecha del conocimiento mediante políticas
educativas y de comunicación supondría alterar
el statu quo en el que se asientan las propias relaciones
de poder dentro de la sociedad.
Tichenor, Donohue y Olien han trabajado en equipo a lo
largo de su vida académica, con diversos estudios
empíricos en torno al difusionismo y la verificación
de su hipótesis (p.e., 'Community Structure and
Media Use', en Journalism Quaterly, núm.
55, 1978, págs. 445 a 455), con análisis
sobre el efecto del 'gap' del conocimiento en las elecciones
presidenciales norteamericanas, en las que advierten cómo
el uso selectivo de los medios en las campañas
se basa en la segmentación de las clases informativas.
En 1983, publicaron 'Structure, communication and social
power: Evolution of the knowledge gap hypothesis', en
E. Wartella, D. C. Whitney y S. Windahl (Eds.), Mass
communication review yearbook, vol. 4., Sage, Beverly
Hills, Cal. Autores asimismo de 'Community Conflict and
Citizen Knowledge', en Mary S. Mander (ed.), Framing
Friction. Media and Social Conflict, U. Illinois
Press, 1998. 'The Knowledge-Behavior Gap in Public Information
Campaigns', en Charles T. Salmon (ed.), Information
Campaigns: Balancing Social Values and Social Change,
Sage, Beverly Hills, 1989.
Sobre el planteamiento teórico de estos autores,
K. Viswanath y John R. Finnegan, 'The Knowledge Gap Hypothesis:
Twenty-Five Years Later', en Communication Yearbook,
19, 1996, págs. 187 a 227. Nojin Kwak, 'Revisiting
the Knowledge Gap Hypothesis', en Communication Research,
1999, vol. 26, núm. 4, págs. 385 a 414.
Y. Miyo, Y. (1983) ‘The knowledge-gap hypothesis
and media dependency’, en R. Bostrom (ed.) Communication
Yearbook, 7, 1983, págs. 626 a 650.
Perfiles biográficos y académicos. Marcos epistemológicos y teóricos de la investigación en Comunicación.
Plan Nacional de I+D, CSO2013-47933-C4-3-P | Ministerio de Economía, Industria y Competitividad