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A estos nuevos medios también
se les ha comparado a menudo con los boletines confidenciales
impresos que proliferaron en España durante
los últimos años del franquismo y la
transición. Marisa Ciriza,
pionera en el estudio del tema, sustituyó la
expresión “boletines confidenciales”
por “confidenciales” a secas, y los situó
como un nuevo género dentro de la comunicación
política española [6],
cuyos emisores “tienen un especial interés
en influir en determinados grupos sociales y sólo
en ellos, encontrando en esta original y exclusiva
fórmula el medio ideal para lograrlo”
[7]. Según Ciriza, la característica
más expresiva y la mayor peculiaridad del boletín
confidencial es el envío de forma personal
y urgente a un público muy restringido
[8].
Más adelante, José
Manuel González Torga, profesional
especializado en “Periodismo Confidencial”,
define los boletines confidenciales
[9] como “órganos de información
de actualidad, caracterizados por su circulación
reservada, y difundidos con periodicidad a un público
restringido, mediante suscripciones cuyo importe alcanza
unos niveles elevados”. En este sentido, pues,
hay que distinguirlos de este posible antecedente,
sobre todo si se analizan las ediciones digitales
de boletines con edición impresa aún
existentes hoy, como los españoles Innovación
Periodística o Informe Forecast,
entre otros, cuyos contenidos son de pago, o el latinoamericanos
Confidencial
de Nicaragua o Informe
Latinoamericano, que se publica desde 1967.
A este aspecto se han referido periodistas como Antonio
José Chinchetru [10],
para quien estos antiguos confidenciales son la antítesis
de lo que actualmente es Internet, donde los contenidos
gratis están al alcance de millones de personas:
“Los confidenciales
en Internet son una cosa muy distinta. Buscan llegar
al mayor público posible y se fundamentan en
rumores, más o menos fiables, así como
en fuentes personales para dar informaciones que posiblemente
no pueden aparecen en medios más tradicionales
hasta que se hayan contrastado (...)”
En la actualidad, la
moda de los confidenciales ha provocado que abunden
también los casos de diarios con referente impreso
los cuales, en sus sitios online, introducen secciones
que incluyen el término. La columna “Confidencial”
de La Razón o la desaparecida “Entrada
secreta” de El Mundo son algunos
ejemplos en España con alcance nacional. A nivel
regional y especializado encontramos el caso de Vida
Económica. Junto a ello hallamos además
un intento de vuelta, a través de la red, de
antiguos confidenciales que dejaron de publicarse, como
El
Confidencial Andaluz, del periodista Pepe Fernández,
o el uso de este término tan comercial como una
simple estrategia para atraer lectores incluso en páginas
de carácter personal en weblog como Móstoles
Confidencial.
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[6]
CIRIZA, Marisa. Periodismo Confidencial.
Barcelona : A.T.E., 1982, p. 81. |
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[7]
Op, Cit., p. 82. |
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[8]
Op, Cit., p. 20. |
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[9]
GONZÁLEZ TORGA,
José Manuel. Fenomenología de
los confidenciales como modalidad del Periodismo.
Universidad Complutense de Madrid. Facultad de Ciencias
de la Información. Departamento de Periodismo
II. Tesis Inéditas. Leída el 21-06-1994. |
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[10]
CHINCHETRU, Antonio
José. “Confidenciales, un nombre poco
acertado”. Chinchetru.com,
17 de mayo de 2003. En línea: http://chinchetru.blogspot.com/2003_05_11_chinchetru_archive.html#94499556.
Fecha de acceso: 15 de noviembre de 2004. |
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