Posmodernidad, Derechos Humanos (DH)
y el discurso de prensa:
Notas a partir del caso mexicano

Tanius Karam

Texto enviado por el autor a Infoamérica.

 
Resumen

Los Derechos Humanos es un tema que ha adquirido mucha importancia en la prensa internacional y en la mexicana. Por una parte hay una mayor difusión sobre lo que pasa en torno a los DH, pero al mismo tiempo existe, como señalan los informes de algunas organizaciones mundiales de DH, un estado poco prometedor en la materia.
Los DH es uno de los conceptos más importantes de la modernidad, de ahí que hay que considera los aprendizajes para no caer en los mismos errores: una visión muy rígida y centrada en una idea cerrada y hermética del sujeto. Algunos temas, como el indígena en México, pueden beneficiarse de una definición más abierta y multicultural.
En la segunda parte del trabajo se exponen algunos resultados teóricos de una investigación realizada sobre el discurso de la prensa sobre DH; se vinculan las reflexiones sobre postmodernidad y DH con algunos elementos para el análisis de los DH en México. En una definición más abierta, multicultural el papel de la prensa es fundamental, porque éste es el medio que tradicionalmente más difunde sobre DH en México, sin embargo, todavía existe una cultura inmadura que lleva a los medios a reportar violaciones de Dh que “hagan nota” y no forman parte de una política cotidiana de observación del ejercicio de la autoridad.

Dr. Tanius Karam
tanius@yahoo.com
Tel. 56 18 83 96

 

1. DERECHOS HUMANOS Y POSMODERNIDAD

 
1.1. Relevancia del tema y paradojas del debate
 

Actualmente los DH son un tema imprescindible de la agenda pública de los medios y de los gobiernos; muchas veces a su pesar (como puede verse tristemente en el caso mexicano) los gobiernos realizan medidas pragmática de cara a proyectar una imagen de preocupación sobre estos derechos. Algunos casos como Pinochet, la guerra de Kosovo, las dictaduras lationamericanas, han internacionalizado la presencia de los DH en la prensa: jueces de algún país reclaman a dictadores o ex líderes por violaciones a los derechos humanos. Igualmente algunos acuerdos comerciales incluyen dentro de sus cláusulas el respeto por los DH, ésto no significa un auténtico compromiso de los estados por su defensa; obedece al sentido práctico, que lejos de ser un avance constituyen una degeneración de su defensa.

El debate general por los DH se encuentra en una encrucijada: por una parte, asistimos a un aparente reconocimiento de las luchas sociales en determinadas situaciones; los medios masivos y la prensa en particular incluyen en sus agendas a los DH, y en no pocas ocasiones se auto erigen en jueces a partir de un paradigma liberal más o menos aceptado. En las últimas décadas, y de manera más señalada a partir de la Declaración de 1948 se han ido perfeccionando las definiciones, se ha ampliado la lista DH (primera, segunda, tercera generación), se han consolidado redes de organismos defensores, y promovedores de los mismos. Otro fenómeno es el aumento de contextos de enunciación (Cohen 1995) y de disciplinas que se abocan con una tendencias cada más interdisciplinaria a su estudio; nuestro saber de estos derechos es más complejo y su formulación apunta a retos más amplios que no incluyen únicamente los derechos civiles y políticos de la primera generación; o los sociales de la “segunda generación”; la aspiración es integrara el desarrollo sustentable, el derecho a la propia expresión cultural como un nivel más amplio que presupone los anterior, y sin el auténtico respeto de los mismos, no es posible aspirar a este nivel cualitativamente superior de observación, sin considerar una visión estratégica que nos lleve a una cultural integral de los DH.

La globalización no está significando una globalización de los DH. A lo que asistimos es a su “empaquetamiento” para exportación internacional, en el que pocas veces se incluyen debates o los esfuerzos por integrar visiones del mundo que nos permitan una defensa “global”. No se trata de conformar un “policía” que los observa (por lo general EE.UU y algunos países europeos) y “delincuentes” que los violan (por lo general países pobres...). Sólo echar una lectura a los informes anuales de algunas organizaciones internacionales de DH (v.g Amnistía Internacional, Global Exchange, Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Human Rights Watch), podemos concluir que los diagnósticos no son optimista. De manera reciente lo ha reconocido el Secretario de las Naciones Unidas Koffi Annan, a propósito de alguna jornada a favor de la infancia, la ONU ha fracaso en proveer un mejor mundo para la infancia. La afirmación es extensiva al campo de los DH. De aquí derivamos la primer importancia del estudio: una mayor claridad en todos los campos de la cultura y la actividad humana en su vinculación con la una idea de la dignidad humana y su defensa, constituye un saber indispensable, un contrapeso necesario a la racionalidad instrumental de las nuevas tecnologías y los sistemas financiero. Entendemos el estudio de los DH como una plataforma desde la cual puede construirse una racionalidad crítica centrada en la persona humana, en su comunidad y cultura. Desde los DH algunos movimientos antiglobalización se están conformado como plataformas alternativas a las nuevas tendencias dominantes que absolutizan el mundo del sistema, sin considerar el mundo de la vida.

En nuestro título hemos incluido el tema de la prensa. Tradicionalmente los DH y los medios se unen en las alarmantes estadísticas de violaciones de DH contra periodistas [1]. Sin embargo, la idea de comunicación y DH nos lleva a categorizar esta relación en un ámbito más amplio en el que intervienen aparte de estas violaciones, las formas y modelos de representación que los medios utilizan para hablar de los DH en su conjunto. La prensa mexicana por lo general no incluye más que algunos temas sobre DH muy relevantes; no podemos decir que haya en la prensa un cultura sólida de defensa de los DH, aunque sí, algunos tibios avances. Algunos medios han creado la fuente, adscrita a otras ya existentes como “movimentos urbanos, organizaciones sociales”. Esta diferencia puede verse si se compara los casos que varias organizaciones de DH registran en comparación con aquéllos que aparecen en la prensa (el medio más permeable a la difusión del tema). La intersección derechos humanos y comunicación es un campo amplio de estudio que comienza a abrirse. No puede quedar reducido únicamente al tema de las violaciones de DH de los periodistas, por lo demás los mismos medios no difunden constantemente dichas agresiones. DE cualquier modo la violación a los comunicadores debe ser un rubro más en la formación de un cultura informativa amplia de derechos humanos

 
1.2. Los aprendizajes de la modernidad. Hacia una nueva definición de los DH en el postmodernismo
 
Si aceptamos, desde el punto de vista filosófico y jurídico, que los DH fue uno de los conceptos más importantes en la definición del hombre moderno; si mencionamos que los DH es uno de los conceptos más importantes de la modernidad; y si aceptamos la formación de un nuevo paradigma de pensamiento, que a falta de alguna palabra más completa y por razones económicas, llamamos “posmodernidad” (o tardo modernidad), ¿significa que asistimos al cambio de la figura heredada de las revoluciones burguesas para denominar los principios de la dignidad humana? Si se habla de una concepción distinta en algunos conceptos como el de soberanía nacional o estado-nacional, ¿ello implica un cambio en la concepción de los derechos humanos, en la forma de conceptualizar la dignidad humana? Cabe anotar en este listado de preguntas que hablar de DH implica incorporar la significación de las formas de lucha, de discurso y de racionalidad en el uso de algunos medios de información; es un cambio, no sólo filosófico o jurídico, sino también discursivos, social y ético: los pueblos se autodefinen distintamente a sí mismo y a las relaciones con sostiene con otros grupos y culturas.

Una de la síntesis de los nuevos ideales de la Ilustración se sintetizan en el lema republicano francés “libertad, igualdad, fraternidad”. Históricamente los DH no fueron traducidos íntegramente en estas tres aspiraciones. La modernidad decimonónica europea (principalmente) logró algunos avances en la mayoría de las naciones de occidente en el tema de las libertades y algo avanzó en la igualdad; pero casi no se recordó a la fraternidad. Así para Beuchot (2001) el reto es generar hacia una visión más dialógica y abierta del ser humano, que sustente sus derechos justamente en la fraternidad. Para Morin (citado por Nouss, 1997: 93) la fraternidad se ha convertido en el vacío que clama en el seno del lema republicano. Si el sistema económico ha arrojado a intercambios más frecuencias y amplio en diversos órdenes de la vida política y económica, no puede prescindirse del cultural, so pena de fricciones que devengan en nuevas fuentes de problemas. La concepción liberal de los DH es la idea política central de la Ilustración y de las revoluciones burguesas lo constituye el fundamento de todas las Constituciones occidentales. No ha estado exenta de crítica y objeciones de formalismo, vacuidad, abstracción, déficit histórico y cultura. Una de las críticas se dirige principalmente contra el aspecto de autonomía como contra de la universalidad, al ubicarse en su centro de producción y concepción, la cultura occidental.

En la reflexión de los DH, no pueden olvidarse las lecciones de la modernidad, la cual produjo una visión rígida de los derechos humanos. De Descartes, Spinoza, pasando por Leibnitz hasta llegar a Kant y Hegel, todo pretendieron sistema de verdad absoluta con base al principio de una confianza absoluta en su propia razón individual. Se llegaron a algunos extremos como los Morelli, quien quería sacar deductivamente todas la propiedades de la naturaleza humana. Uno de los aprendizajes que se obtuvo era que el camino más cerca de los despotismos y las dictaduras son las visiones rígidas y reduccionistas del sujeto y la naturaleza humana.

Lo que la posmodernidad suele criticar de la modernidad es su excesiva ubicación (centración) en el sujeto, engrandecido a tal punto que ni siquiera las lecciones del psiconanálisis o el darwinismo sirvieron para rectificar una noción tan fuerte y prepotente del sujeto. En lugar de una ontología, ironiza Beuchot (2001) debió llamarse una “ego-logía” que generó mucho temor una visión categórica y general de la naturaleza humana, muy dura, unívoca y triunfante en relación al campo de la otredad. El sujeto fuerte de la modernidad no puede quedar aislado, sin hacer un contrapeso desde el otro. Para que “yo”-“tú” puedan comunicarse ambos deben tener algunos límites; no puede absolutizarse ninguno de los dos polos. En el caso mexicano, el tema indígena es un muy buen ejemplo de la importancia de este equilibrio. El tema indígena ha emergido desde la otredad, pero nos parece que el error sería asbolutizarlo; el reto, insistimos, es una integración multicultural desde el sentido de la fraternidad.

¿Cómo lograr la comunicación, la integración entre el sujeto y el otro? Para Beuchot (2001) esto puede hacerse, filosóficamente con la formulación de una ética dialógica; al respecto explica:

Yo planteo estos principios, de una manera distinta tanto a Apel como a Habermas. Ellos plantean algo a priori que tenemos, por lo cual podemos comunicarnos, hasta incluso, conseguir universales culturales. Yo creo que debo proceder de manera a posteriori. Aquí he lanzado una idea que a muchos ha parecido fructífera: en lugar de una meta-filosofía, una día-filosofía, que también dialogando, pero desde abajo y acompañando otras culturas, podamos aprender de ellas o podamos criticarlas [...] Si no podemos criticar a una cultura; si cada cultura es una respuesta valida a la realidad, si a cada cultura hay que dejarla a hacer lo que le venga en gana, porque es válida en sí misma, no podemos enjuiciar ese tipo de conductas.
Hay pueblos en África que ellos no tienen la noción de DH, argumentan que es un invento occidental, una imposición eurocentrista. Creo que allí es donde tenemos la posibilidad de poder criticar otra cultura. Aceptar todo lo valioso que venga de otra cultura, pero poder también criticarla, enjuiciarla, discernir lo anti-valioso que pueda tener.

El tema cultural pone sobre la mesa la idea de los justos medios, ya que sólo mediante estos podemos generar esos consensos que nos permita una comprensión multicultural del estado-nación desde la fraternidad; es decir, desde un estado en el que nadie trata de aniquilar al otro. Los “justos medios” es also que más que la razón provienen la de intuición. Aristóteles y Popper llegaban que se deben a la prudencia (afrónesis); ésta se cultiva, no está da por eso es tan difícil llegar a esos límites que son movedizos. El medio en dicha búsqueda es el diálogo (sustentado en la misma competencia argumental y lingüística de las partes).

2. EL DISCURSO DE LA PRENSA SOBRE DERECHOS HUMANOS
 
Una vez que hemos colocado algunas consideraciones filosóficas que nos parecen importantes, en cualquier debate sobre los DH, pasamos al segundo tema que nos interesa: la comunicabilidad y la forma de estructura el discurso sobre esos DH en los medios masivos (sobre todo en la prensa escrita).
 
2.1 Hacia una definición del discurso de los DH
 
Conocer el origen de los derechos humanos (DH) es algo difícil ya que todos los pueblos de alguna manera han hablado de ellos y los han ejercido. Si se estudia los DH en su desarrollo histórico concreto, se comprende que son producto de la lucha de grupos sociales que se rebelan contra las arbitrariedades de otros grupos que detentan el poder público y hacen del Estado y el Derecho instrumento de sus intereses y voluntades. En el curso de esta lucha, la conciencia de la humanidad se ha enriquecido con concepciones y valores nuevos acerca de sí misma y de las características propiamente humanas que debe poseer la existencia de los hombres y de sus instituciones sociales. Y de esta nueva conciencia va brotando, junto con otras muchas ideas y concepciones, concepciones nuevas también, acerca de la organización estatal y del Derecho, encaminadas a hacer que aquélla dirija la sociedad de una manera acorde con los intereses de los grupos sociales que toman esa conciencia y participan en el ejercicio del poder (cfr. Arévalo 1997: 88-89)

La teoría de los DH guarda relación con el derecho, la política, la ética y la filosofía lo que sustenta una racionalidad, y una forma de referirse a ello. Tradicionalmente su argumentación y sustentación ha recaído en argumentos filosóficos y jurídicos. Concebimos a los DH no sólo en términos del derecho; la referencia a éstos está íntimamente vinculado al tipo y estilo de vida, al estado de salud de los grupos y las comunidades; por ejemplo, la precariedad en la viven las comunidades indígenas tiene como corelato estructuras legales muy endebles, y condiciones institucionales jurídicas que sirven de amargo contexto a la extrema limitación de bienes materiales, sociales y culturales. El tema principal de discurso de DH es por tanto la vida misma y su comprensión; el estudio de los DH, es de cómo los grupos procuran, construyen una vida digna.

El estudio del discurso de los DH tiene también una importancia en la orientación epistémica en cuanto la construcción del relato. Se trata de saber qué pasó, quién violentó dichos derechos, cómo y por qué sucedió. La direccionalidad discursiva de los DH es la “verdad” de los hechos sociales; es devolver a los acontecimientos parte de su carácter “monstruoso”; a nadie le gusta hablar de DH porque es hacerlo de las mismas fisuras que todo sistema tiene y de los signos inequívocos de su inmadurez. Hablar de los derechos humanos es mostrarnos el lado oscuro de la psiqué humana.

El debate de los DH da sentido a otros debates, el tema de la “otredad”; para decirlo con Maldonado (1994: 33-34), atraviesa y se funda en la realidad de los demás. Su realidad es la misma de la intersubjetividad; los DH es un problema que no sólo incumbe al “yo”, sino al otro, y principalmente a éste. No sólo es el problema de los derechos como tal, sino de mi relación con los otros. La realidad de los DH es la de los actos, sus expresiones y el modo como se dan. El discurso de DH no sólo es el problema de los derechos como tal, sino de mi relación con los otros. La realidad de los DH es la de los actos, sus expresiones y el modo como se dan. La relación canónica se da en el eje torturado-torturador; éste funciona con un principio esquizofrénico de la realidad, disocia al principio de realidad; el torturador (infractor, victimario) se relaciona con el otro (torturado, víctima) como si no tuviera nada que ver con él [2]. Para Mauricio Beuchot (2001) los DH suponen una noción de otredad, de alteridad y diferencia.

Sólo es posible la diferencia cuando hay una mismidad; son conceptos correlativos. En la modernidad se privilegió excesivamente la mismidad; ahora en la post-modernidad, la tendencia es ir al otro lado. También aquí hace falta llegar a una postura analógico-icónica, integrada; porque no todo podemos imponer, ni permitir todo al otro [...] Es imposible centrarnos en alguno de estos polos (mismidad / alteridad). El reconocimiento del otro siempre es limitado, como la aceptación. La tolerancia absoluta es contradictoria, nos llevaría a tolerar la intolerancia; debemos contar con una tolerancia que tiene límites. Yo necesito ‘pintar mi línea’ con relación al otro, y va depender de mi generosidad hacerla un poco más amplia o estrecha...

 
2.3 Las modalidades enunciativas sobre DH
 
El criminólogo inglés Stanley Cohen (1995) ha propuesto hacer un estudio de los DH a partir de sus principales contextos enunciativos, prácticas sociales y uso del discurso del DH. Delimitar dichos contextos nos parece un paso importante en la descripción de cómo se construye socialmente la idea que tenemos de DH y el consecuente efecto que puede tener en su denuncia y defensa real que cada sociedad desarrolla. Estos contextos se traducen en situaciones comunicativas, a cada uno corresponden determinados actores, tipo de enunciación y fórmulas discursivas distintas. Estos tipos contextos enunciativos son:

a) Discurso Diplomático: De acuerdo los orígenes históricos del movimiento internacional y supranacional de los Derechos Humanos fue creado a raíz de la formación de las Naciones Unidas. Esta institución y la red organizacional que ha creado el aparato formal en la promoción y defensa de los derechos humanos. La ONU funciona a través de lo que puede ser llamado “discurso diplomático”. El estilo de trabajo opera en una secuencia de pasos que implican monitoreo, señalamiento de responsabilidades y obligaciones, recomendaciones. La mayor parte de este trabajo se realiza por medio de escritos los cuales contienen un formato específico y una intencionalidad concreta: presentación de informes , delinear convenciones, regular las relaciones entre la Organización y las partes en conflicto.

b) Discurso de Observación e Intervención: La vasta red de organizaciones gubernamentales y no gubernamentales (ONG´s) no sólo son uno de los principales actores, sino que se convierten en espacios de producción e interpretación discursivas, al mismo tiempo que confrontación política y social. Estas organizaciones no actúan solas, están inscritas en otras redes, participan en foros, al mismo tiempo que hacen un trabajo muy activo. Su espectro es muy variado; podemos encontrar desde organizaciones internacionales tales como los comités Human Rights Watch (extensa , muy bien abastecida y altamente profesional, tratando con el más amplio espectro de asuntos sobre DH) hasta la más pequeña y con el menor presupuesto en alguna localidad muy alejada.

Su trabajo informativo suele incluir observación, monitoreo, documentación. Cada organización de derechos humanos y estilo de trabajo sobre DH posee determinadas formas para realizar este trabajo. Todos las instancias y organizaciones interesadas en el fenómeno de “derechos humanos” dependen del acceso de la información acerca de los que pasa “allá afuera”. Genéricamente se conoce como “Reporte” o “Informe” a la forma como se produce toda esta información.

c) Discurso científico-social: Cohen incluye en este apartado la extensa tradición en la teoría y la investigación (en ciencias políticas, sociología, historia, psicología social) sobre temas como represión política, racismo, prejuicios y discriminación, violencia colectiva, el surgimiento y naturaleza de dictaduras militares, estudio sobre los totalitarismos, las políticas de estados, etc. La específica violación de los derechos (no siempre referida en términos legales) tal como tortura y violencia política han generado su propia línea de estudio e investigación con su correspondiente bibliografía, como por ejemplo el holocausto judío en la II Guerra Mundial, lo que al menos en este caso ha generado la creación de una especie de nueva disciplina (Estudios sobre el Holocausto)

d) Discurso Educativo: Muchas de las organizaciones de DH se ven a si misma como “educativos” en el más amplio sentido del término, e incluye la producción de una serie de materiales, discursos y herramientas susceptible de estudio y análisis. Pero un particular estilo de trabajo como “educación en derechos humanos” ha sido promovido recientemente como uno de los espacios de la contribución al espacio de los DH, y como una de las principales tareas auto-señaladas por las organizaciones civiles de DH. La empresa de buscar promoción los valores de derechos humanos a través de la educación de los públicos, normas y medidas para proteger y lograr el respeto de los DH. Este tipo de educación está llamada a ser preventiva y proactiva más que simplemente reaccionar ante los hechos violentos que ocurren, se trata de educar más en los valores que comunicar a través de hacer un listado de violaciones y atrocidades. La educación de derechos humanos se concibe más como una forma de alcanzar una conciencia. Su objetivo es crear una cultura de los derechos humanos que integra todos los contextos dichos, que promueve una cultura de DH en todos los ámbitos sociales, que impulsar proyectos para conocer el estado de los derechos en diversos espacios sociales (públicos y privados) (cfr. Cohen, 1995: 14-16).

e) Discurso político: Es difícil caracterizar la especificidad del discurso político. Éste también ha generado modos de fundamentar a los DH, desde una práctica concreta que suele asociar en algunos países como México, a los defensores de DH y a ciertas organizaciones con determinados grupos o corrientes políticas que tradicionalmente han manejado una postura muy crítica en relación al régimen. Esto marca una contradicción origen que va ser fundamental en el estudio de la tensión social implícita en el discurso social de DH: se denuncia “ante” o “en frente de” de la instancia que tendría que verla por ellos. Hay este carácter conflictivo, entre la fuerza centrípeta a la que tendería las sociedades: “cohesión social”, versus la fuerza centrífuga que evidencia el discurso de derechos humanos: “los reclamos de los sujetos individuales (o los grupos) frente a sus iguales y al gobierno”, el rompimiento del pacto social. (cfr. Massini, op cit, 179-180).

f) Discurso periodístico: Este discurso implica la apropiación, delimitación, selección que los medios masivos hacen de los derechos humanos; la formación de relatos en el periodismo informativo, así como la agenda temática y las estrategias argumentales en el periodismo opinativo. En algunos países, como México, que durante décadas enteras observaron un control y gran monopolio en la producción de información, la sola presencia del término “derechos humanos” a partir de unos años, revela un cambio importante —si bien insuficiente todavía— en la auto-percepción de la sociedad. No fueron los medios como tal los encargados de promover los derechos humanos; ellos acuden a esas conquistas, pero no han sido (al menos en el caso mexicano) artífices del cambio y promotores de causas más amplias.

 
2.4 Caracterización del discurso periodístico
 
Uno de los espacios de enunciación más recientes en México es la prensa. Para ello tuvimos que configurar una carcaterización (proveniente de la semiótica) que nos permita definir al texto periodístico. Nuestra idea de la noticia es en primer lugar (Rodrigo Alsina 1989:183) una representación de la realidad cotidiana producida institucionalmente que manifiesta la construcción de un mundo posible. En la noticia se desencadenan enunciados, que tiene sentido y ejecutan Actos de Habla (cfr. González Reyna,1994), en tanto un texto cuya finalidad consiste en influir en los contenidos y principios. La noticia es un texto que implica un carácter contractual entre el emisor y el receptor; entre los medios masivos y sus lectores. No es un texto, sino un signo de ese tipo de contrato y de sus mutaciones.

La noticia por otra parte revela, deja ver el proceso de producción, en tanto la superficie textual como signo de las huellas que han intervenido en su preparación, elaboración y confección. Finalmente toda noticia es una convergencia de voces en el cual el autor no es uno sólo, ni las fuentes. La noticia como texto polifónico, en tanto combinación de voces y ecos, insertados en el texto a través de determinados procedimientos. Esta configuración polifónica es susceptible de interpretarse por medio del estudio lingüístico de dichos procedimientos, pero también del “efecto dramático” que generar la ubicación de la voces.

En el discurso periodístico convergen varias modalidades enunciativas señalas por Cohen, es por ello un prisma integrador de cómo los DH son representados en un discurso pública. Nuestra idea de la noticia, nos lleva a verla dentro de su función sincrónica y diacrónica en el diario. No nos referimos a textos aislados, éstos se encuentran funcionando con textos del mismo día y de días subsecuentes. No es la información asilada de una noticia. Da cuenta del complejo narrativo que implican los DH y en las declaraciones de sus actores puede observarse lo que a nivel filosófico hemos comentado en la primera parte de nuestro trabajo.

Nuestra aproximación de la información periodística sobre DH nos permite entenderla como un relato; un conjunto de noticias, abiertas, entrelazadas, comunicadas unas con otra que nos ha llevado a la construcción de la categoría de Metarelato (MR) donde pueden identificarse algunos niveles semánticos (narrativos greimasianos) y unos campos socio discursivos de acción de los actores. El MR es un conjunto de relatos que funcionan en forma de red, abiertos y de influencia mutua. Y eso dentro del discurso informativo es especialmente evidente. Los textos en su singularidad diacrónica e intertextual se autoconstruyen en ese complejo proceso que se llama sentido (cfr. Peña Marín, 1997): la idea de MR nos permite concebir los textos espacios abiertos y vinculados entre sí. Lo interesante es ver al discurso periodístico como el texto ubicado entre los varios discursos sociales (declaraciones organizaciones sociales, internacionales, gobierno, partidos políticos, resúmenes de informes, interpretaciones de los hechos por parte de diversos especialistas.)

Como primer acercamiento a este MR, conjunto aparentemente disperso de noticias, acudimos al modelo actancial de Greimas. Nuestro primer nivel de intervención de análisis (el narrativo) nos permite aplicar a este MR del discurso de la prensa las categorías greimasianas consagradas en su célebre modelo actancial, que resume las funciones que aparecen en el MR periodístico:

 
Sujeto Sociedad mexicana.
Objeto Estado de Derecho, Democracia, Gobernabilidad.
Destinador La Constitución. Fundamentos de la historia sociopolítica mexicana.
Destinatario Sociedad (civil, política), Estructuras de poder y de justicia, opinión pública.
Adyuvante Sociedad Civil, Grupos de solidaridad, ONG’s nacionales, internacionales, grupos movilizadores.
Oponente Procuración de justicia deficiente. Corrupción. Partido oficial.
 
En el relato de DH intervienen un conjunto de secuencias dramáticas, un conjunto de hechos, declaraciones, acciones en las que no sólo participan los agresores directos y los agredidos. La autoridad en usurpación a sus funciones violenta los derechos de un grupo social; este hecho (generador) va generar otros acontecimientos violentos (hechos generado). A partir de entonces algunos grupos sociales (ayudantes) propugnan por el esclarecimiento de los hechos, y la identificación de los responsables; por su parte, sectores sociales (por lo general vinculados a la autoridad y al partido de estado), declararán o realizarán acciones en ocasiones para impedir la acción de la justicia, en otras para fortalecer al grupo en el poder como tal (oponente). En el fondo de la acción de los grupos, se encuentra un marco legal que sirve como fundamento para cualquier (destinador), y recae sobre la construcción de condiciones para vivir una vida digna de la sociedad, sobre todo de los sectores más vulnerables (destinatario)

El MR, como en el estudio narrativo de Greimas tiene tres ejes:

a) Eje de la búsqueda o de la agresión (sujeto/ objeto): es decir, un grupo que pide justicia, una sociedad que se siente agraviada y realizan una serie de acciones para presionar a la autoridad.
b) Eje del poder o de la movilización social (ayudante / oponente): una lucha entre los grupos que quieren saber qué paso y aquéllos que lo impiden (directa o indirectamente)
c) Eje de la mediación cognitiva (destinador / destinatario): entendemos la interpretación que algunos actores (sobre nos interesa en nuestro trabajo la labor de las organizaciones civiles de DH. Es la síntesis ante los conflictos de legalidad, gobernabilidad. Es la interpretación sobre las causas por la cuales un grupo social actúan como lo hace y la manera como la autoridad es confrontada. Esta mediación es la construcción de un nuevo saber sobre los hechos y de las estrategias para aspirar a un Estado de derechos, en el que efectivamente —como algunos políticos suelen decir, sin mucha claridad de lo que están diciendo— “todos seamos iguales ante la ley”.

Juntos con estos ejes narrativos, ubicamos campos discursivos. Un campo discursivo es un espacio de producción discursiva. Estos campos son espacio de enunciación y pueden ser por su esfera de competencia (desde una muy local hasta una internacional). Observamos tres campos: el inmediato, en torno al cual se ha producido el hecho violento; el estructural (social y cognitiva) que devienen en el acomodo de los actores en una formación social determinada y el meta-estructural que obedece a las relaciones internacionales y los vínculos que se hacen con otras instancias supranacionales. Estos campos se ubican como instancias enunciativas y puede corresponden a usos pragmáticos del discurso de DH (Cohen); cada uno de estos campos produciría discursos con recurrencia a estrategias y modos de predicación que corresponden a sus objetivos pragmáticos.

Sintéticamente podemos ubicar en cada eje narrativo un campo que a su vez integra uno o más de los niveles. El estudio de los campos discursivos consiste en estudiar cómo se presenta un conjunto de discursivos, cómo se entrecruzan para formar el MR. De acuerdo a los campos discursivos que hemos ubicados, tenemos los siguientes discursos contenidos:

 
Campos Discursos que contiene
1.Inmediato Discurso del sobreviviente, del testigo: la versión del os hechos que tiene el sobreviviente; éste es un dato primario muy importante
Discurso de agresor: la instancia oficial da su versión; puede en principio (lo que no sucede), ser el agresor directo, pero por lo general es la autoridad (en voz de un funcionario de la policía, un juez, o el gobernador).

2.Estructural

(Mediación Social y Mediación Cognitiva)

Discurso de la autoridad (Ejecutivo federal y estatal; ministerio del interior, órganos de procuración de justicia)
Discurso de los partidos políticos
Discurso institucional de la mediación (no aparece en todos los hechos; en el caso de Chiapas ha tenido un papel importante)
Discurso de organizaciones sociales
Discurso de las organizaciones civiles de DH
3. Metaestructural Discurso de las organizaciones internacionales de DH
Discurso de la cortes supranacionales
Discurso de los intereses políticos y económicos internacionales
 
Este repertorio de campos, es útil no sólo para el análisis integral de “tipos” de discursos que pueden seguirse en la prensa, sino de las producciones sociales que se emiten. Encontramos un vínculo entre los contextos enunciativos de Cohen y estas sub-categorías que hemos seguidos. Cada campo discursivo presenta modalidades propias, mecanismos argumentativos y sobre todo intencionalidades distintas. El discurso de la prensa, por su carácter sintético, nos muestra de manera general esas intersecciones y la complejidad de la enunciación sobre DH, no reducida al campo jurídico, filosófico, ni muchos menos a las declaraciones oficiales de funcionarios o representantes de organizaciones internacionales.
 
3. NOTAS Y PARADOJAS DE LOS DH EN MÉXICO (1994-2000)
 
Durante dos años trabajamos el análisis discursivo sobre las noticias de DH durante el periodo del presidente Zedillo (1994-2000) en México. Una de las razones por las que ubicar nuestro estudio en el marco del zedillismo, es que si bien Zedillo no fue el presidente más autoritario y despótico dentro del nacionalismo revolucionario, su sexenio fue uno de los más violentos: asesinatos, secuestros, inseguridad trepidante, falta de control institucional pueblan los diarios del periodo. El listado de eventos violatorios impresiona por su diversidad: su mandato, el 1 de diciembre de 1994 se inaugura con agresiones a periodistas, siguen los eventos en Chicomosuelo (Chiapas), detenciones de presuntos miembros zapatistas, allanamiento de la policía judicial, el conflicto de Ruta 100, el asesinato de Pola Uscanga, el caso Aguas Blancas y una serie de matanzas en el estado, el caso Tepoztlán y un larguísimo etcétera. Se podrá argumentar que siempre ha habido detenciones, allanamientos y matanzas; dos puntos piden una matización a este argumento: por una parte, el incremento cuantitativo de los hechos represivos; por la otra el contexto de fragilidad institucional, de zozobra social, el incremento de la militarización, creación de nuevas zonas militares, replanteamiento oficial de la seguridad pública; en una palabra, ingobernabilidad, impunidad, ausencia del estado del derecho.

Octavio Paz (1959: 174) escribió al final de su célebre Laberinto de la Soledad, refiriéndose al principal evento de la historia mexicana en el siglo XX, la Revolución Mexicana (1910-1917), “(los mexicanos) somos, por primera vez en nuestra historia, contemporáneos de todos los hombre”; parafraseándolo, podemos decir que por los DH, conquistaremos otra pertenencia, la de la legalidad, a la cual accederemos mediante la implantación de una cultura de los DH.

El marco del zedillismo es el de la disolución del sistema político mexicano. No es que el economista de Yale sea un baluarte de la democracia, como quieren hacerlo ver sus apologistas; sencillamente no pudo frenar lo inevitable: la disolución del sistema político mexicano, el desmantelamiento de sus instituciones, el cambio de las reglas juegos, y la construcción de otro discurso para la exigua legitimación. Todo ello en un marco de creciente globalización, ante un gobierno federal que quiere impulsar, pero no puede encontrar soluciones a conflicto internos que le permitan llevar con menos fricción su modelo económico.

México, durante el periodo del presidente Zedillo, presenta esas mismas paradojas: denodados intentos por impulsar reformas a favor de los DH, en medio de un incremento a las violaciones de los DH en México. En torno a estas paradojas, explica Rocío Culebro, representante en 1999 de Amnistía Internacional en México, la disminución del número de homicidios políticos y la importancia creciente (aunque sea en un plano meramente formal) de los DH, como el hecho que en el acuerdo comercial con la Unión Europea, se incluya una cláusula sobre democracia y DH (en la cual por cierto, no se dice cómo, ni cuales serán los mecanismos para verificar que los DH sean respetados y se transite hacia la democracia en México). Hay notables avances en materia de derecho internacional que no se corresponden con la dificil situación de los DH y el poco compromiso efectivo del gobierno federal por resolver aquellos temas de DH. Los costos de Aguas Blancas (junio 1995) y Acteal (diciembre 1997) son los signos más inequívocamente confrontantes de este doble y de esta contradicción.

Los DH humanos son un tema relativamente reciente en el discurso político, que aparece decididamente antes de 1988. Excede los objetivos de este trabajo, hablar de los esfuerzos de algunos sectores de la sociedad civil mexicana por impulsar organizaciones y grupos que promuevan independientemente los DH, de los rasgos de la prensa escrita y el concubinato cómplice que durante décadas vivió la prensa (con algunas honrosas pero muy aisladas excepciones), de loas violaciones sistemática de los DH en México, y en resumen de su capacidad orgánica y estructural para solucionar, no ya algunas manifestaciones concretas, sino sus condicionantes estructurales. También excede los objetivos, reflexionar sobre la relación entre los componentes de una cultura política que solapó y permitió una cultura de violación de los DH. Ahora bien: la aparición de éstos, es el evento discursivo más importante del último cuarto del siglo XX; su presencia conjuró las mitologías de la unidad revolucionaria, reconvirtió el sentido de la autoridad y desfiguró la efigie incólume que el modelo autoritario que bajo la sombra de la metáfora de la gran “familia revolucionaria” conservó el grupo y el partido en el poder. El discurso de los DH vino a integrar nuevas temáticas que aparecieron en el discurso político a partir de 1988: los nuevos grupos que emergen con nuevas formas de articulación (la sociedad civil, la democracia como reto y aspiración, la legalidad (en su sentido más amplio y no sólo reducida a procesos electorales), la gobernabilidad y de manera especial el pluralismo (que tan importante ha sido en los debates sobre Chiapas)

 
4. NOTA FINAL: PRENSA, POSMODERNIDAD Y DH
 
En esta parada final queremos integrara algunos conceptos que hemos querido vincular en este ejercicio teórico-conceptual: En su origen nuestro trabajo es un estudio sobre los dos casos más importantes de DH en el zedillismo, pero hemos intentado mostrar las interconexiones entre estos hechos, aparentemente aislados y la pertinencia de un reflexión integrada (filosófica, sociológica, jurídica, ética y discursiva). Al enfrentarnos al estudio de los DH desde las teorías y metodología de comunicación, nos dimos cuenta que teníamos que armar un marco de análisis amplio, y una caracterización del discurso de la prensa lo suficiente flexible para que nos diera cuenta de la variedad y riqueza

Nuestra observación nos ha permitido precisar alguna información: la primera de ellas poder conformar un modelos de análisis, donde identificamos mecanismos de temporalización y espacialización [3] del relato de DH en la prensa informativa. Nos ha llamado la atención la importancia secundaria de las voces del agredido y el agresor en el eje; por otra parte, el agresor directo no aparece citado o referido. Es posible encontrar algunas instancias o vínculos a los grupos agresores (como el caso de los paramilitares en Chiapas) pero su acción siempre está modalizada por la presunción; o bien, tenemos testimonios en los que el locutor-periodista en voz de un tercero (juez) resume la declaración de algún inculpado. No exista una referencia a la voz directa del agresor.

Las noticias de DH han marcado nuevas temporalidades. Estos hechos se convirtieron en generadores de nueva información y paradigmas en la evaluación del papel de la autoridad estatal y federal. Los aniversarios (mensuales, anuales) de ambos acontecimientos, se convierten en momentos de intensa producción discursiva; espacios de relaboración del sentido sobre el significado de los hechos, sobre la acción de la autoridad.

Finalmente, en cuanto los medios. Señalamos la importancia del surgimiento del discurso sobre DH en el campo político. La incorporación semántica de los DH a la prensa informativa constituye uno de los principales cambios discursivos en la prensa en el último cuarto del siglo XX, pero no puede verse como algo acabado, ni mucho menos como tendencia en la cultura informativa. Varios defensores de DH nos citaron ejemplos de las omisiones, distracciones o errores de los medios, que siguen viendo los DH a partir de ciertos casos llamativos que “hagan nota” y no como una práctica de observación civil que permita acotar los abusos y excesos del poder. Por otra parte, la aparición de una cultura civil de DH es una prueba más de la disolución del sistema político mexicano (en los términos tradicionales), por ello su estudio lingüístico es el estudio textual de una orientación discursiva que anuncia o sentencia los orígenes de una formación discursiva en la prensa mexicana.

En los grandes debates sobre DH, parece pertinente tomar en cuenta las lecciones de la modernidad y la reflexión que algunos filósofos como Villoro (1999) o Beuchot (1995, 1999) han apuntado en la búsqueda de estrategias para resolver esos acuciantes conflictos. Su visualización desde los DH les confiere una nueva perspectiva, mucho más compleja. Nuestra hipótesis nos lleva a indicar la incapacidad organiza de las autoridades para dar respuesta cabal al os problemas de DH, entre otras razones por su incapacidad de comprender y complejidad. No nos referimos únicamente a una comprensión intelectual, sino a las 4estrategias políticas, judiciales y sociales que permitan detener la reproducción de la condiciones de inestabilidad en ciertos Estados en que no es improbable la repetición de hechos como Acteal o Aguas Blancas. El país sigue atrapado en los dilemas de la modernidad y la tradición. México seguirá siendo un país atrasado en materia de DH mientras no logre integrar esas síntesis de tradición y modernidad.

En este dilema la prensa y el sistema mediático no es un actor periférico. Sin su democratización (jurídica, social, laboral, política) el país no puede resolver a aspirar este “dilema”. La cultura de derechos humanas atraviesa fundamentalmente los medio smasivos. Sin democracia interna, sin transparencia en sus propios procesos, la prensa no puede aspirar a ser un vehículo democratizador en el resto de la sociedad. No puede permanecer la prensa subsumida pasivamente a los criterios instrumentales de la rentabilidad sin que ello suponga un debate ético. Su papel en la formación es una opinión pública más reflexiva y crítica es irrenunciable.

Nos parece que los conceptos que hemos referido de Beuchot (aunque desde la filosofía y la hermenéutica) pueden ser orientadores a la prensa. Los “justos medios” no son categorías abstractas, conllevan actitudes, formas narrativas y discursivas más abiertas, más autoconscientemente polifónicas que sepan también comunicarse con el exterior y ver otras causas allende las fronteras nacionales.

El periodismo escrito —a pesar del tremendo avance de informatización multimediática— tiene la posibilidad de recuperar la palabra autoreflexiva; puede devolvernos uno de los principales inventos del occidente decimonónico: la prensa de prestigio, la de opinión; la prensa que sopesa las voces, y estructura los ideales de una nueva cultura política mexicana (aunque no podemos decir que sea propio de nuestro país: apertura a nuevas voces, pluralidad, transparencia a su interior para realizar una observación honesta y crítica del ejercicio del poder, respeto irrestricto a los DH (grupos internos, externo) y denuncia implacable de los abusos del poder. Si los medios son el espejo de sus sociedades, esperemos, como Cosío Villegas lo imploraba a políticos, líderes e intelectuales al mediar el siglo XX, estar a la altura de las nuevas circunstancias políticas, sociales y culturales.

 
5. FUENTES DOCUMENTALES
 

ABRIL, Gonzalo

(1995) “Análisis semiótico del discurso” en Delgado, Juan Manuel y Juan Gutiérrez. Métodos y Técnicas cualitativas de investigación en ciencias sociales, Síntesis-Psicología, Madrid, pp.427-463.
(1997) Teoría General de la Información. Datos, relatos y ritos. Madrid, Cátedra (Col. Signo e imagen /Manuales Nº 44).

ALSINA, Miquel Rodrigo (1989). La construcción de la noticia, 1ª, 2ª reimp. Barcelona, Paidos Comunicación.

ARÉVALO ÁLVAREZ, Luis Ernesto (1997). El concepto jurídico y la génesis de los derechos humanos, Universidad Iberoamericana Plantel Golfo Centro, México (Colección Lupus Magister).

BEUCHOT, Mauricio

(1995) Derechos Humanos, Iuspositivismo y Iusnaturalismo, UNAM, México (Cuadernos del Instituto de Investigaciones Filológicas No 22).
(1999) Filosofía y Derechos Humanos, 3ª ed.Siglo XXI, México [1ª edición en 1993]
(2001) Entrevista con el autor, en el Instituto de Investigaciones Filológicas, UNAM. Mayo.

COHEN, Stanley (1995). Denial and Acknowledgement: The impact of information about human rights violations, Center for Human rights. The Hebrew University of Jerusalem, Jerusalem-London.

GIMÉNEZ, Gilberto (1983). Poder, Estado y Discurso, UNAM, México.

GONZÁLEZ REINA, Susana (1994) “La significación de la realidad en la construcción del discurso periodístico” en Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales Nº 155, Año XXXIX, Nueva época. UNAM, México.

GUTIÉRREZ SILVAS, GUZMÁN, Guzmán y SEFCHOVICH, Sara (1988) “Discurso y Sociedad” en De la Garza, et all. Hacia una metodología de la reconstrucción. Fundamentos críticos y alternativa a la metodología y técnicas de investigación Social. UNAM-Porrúa, México.

HAIDAR, Julieta (1998) “Análisis del Discurso” en Galindo Cáceres, Jesús (coord..) Técnicas de Investigación en sociedad, cultura y comunicación, CONACULTA- Addison Weley Longman, México.

LOZANO, Jorge, PEÑA- MARÍN, Cristina y ABRIL, Gonzalo (1997) El análisis del discurso. Hacia una semiótica de la interacción textual. Ed.Cátedra. Madrid.

MALDONADO, Carlos Eduardo (1994). Hacia una fundamentación filosófica de los Derechos Humanos. Una puesta en diálogo. ESAP-Instituto de Derechos Humanos Guillermo Cano, Bogota.

MASSINI CORREAS, Carlos I (1994). Los Derechos Humanos en el pensamientos actual, 2ª ed. Abeledo-Perrot, Buenos Aires.

NOUSS, Alexis (1997). La modernidad, CONACULTA- Eds. Cruz. México [1ª ed. en Francés, 1989].

PAZ,. Octavio (1983) El laberinto de la soledad, 2ª ed. 11ª reimp. FCE. México. [1ª edición 1950].

PEÑA- MARTÍN, Cristina (1997) “El análisis de textos en una nueva clave. Discursos e imágenes sobre la inmigración en El Pais” en Cuadernos de Información y Comunicación, Nº 3 Servicio de Publicaciones, UCM, Madrid. pp.145-166.

VILLORO, Luis (1998). Estado plural, pluralidad de cultural, Paidos-UNAM, México.

 
 

[1] En México por desgracia existen algunos de los índices más alarmantes en materia de violaciones contra los trabajadores de los medios; en el sexenio de Carlos Salinas (1988-1994) se detectaron 645 casos de agresiones a la prensa, más de 800 en el sexenio de Zedillo (1994-2000).

[2] Un ejemplo claro de esta relación lo tenemos en la pieza teatral de Mario Benedetti, Pedro y el Capitán (1982, Nueva Imagen, México –1ª ed. 1979-) observamos un ejercicio de traslación interesante en las funciones que sufre torturador y se convierte en torturado, ante la imposibilidad de irrumpir la conciencia de la víctima.

[3] Un primer espacio es la emergencia de la marginalidad espacial. El lugar de la violación de los DH son los rincones, “vados” (como en el caso de Aguas Blancas), serranías. Hay una “topo-lización” del evento, donde el lugar accidentado de la geografía es el espacio donde se da el “enfrentamiento” entre la victima y el victimado. El lugar es “cerrado” por su geografía, pero “abierto” en su espacialidad. En cuanto al tiempo, los hechos que analizamos (Aguas blancas y Acteal) acaecen de día, a media mañana. Socialmente la temporalidad no está ubicada por procesos electorales; es decir hay una representación de la cotidianidad como el tiempo de la violación misma; y de la “luz”que tiene su explicación en la impunidad con la que fueron ejecutados estos hechos violentos.