Nacida en Northampton, Massachusetts, Estados Unidos, estudió filosofía y letras en la Sorbona de París y se doctoró en ciencias políticas en la École des Hautes Études en Sciences Sociales, con una tesis sobre 'Les Stratèges de la Faim'. Adquirió la nacionalidad francesa en 1994. Presidenta del Consejo de Administración del Instituto Transnacional de Ámsterdam, dedicado al estudio de las relaciones Norte-Sur y del papel que en ambas zonas juega la sociedad civil. Vicepresidenta del movimiento ATTAC-Francia. Preside el Observatorio de la Mundialización y participa del espíritu del Foro Social Mundial de Porto Alegre. Ha sido miembro del Consejo de administración de Greenpeace International (1990-1995).
Entre sus numerosos libros, Un autre monde est possible si... (Fayard, 2004); Un autre monde et possible si..., Fayard, París 2004; Pour ou contre la mondialisation libérale, Grasset, París 2002; Remettre l'OMC à sa place, Éds. 1001 Nuits, París, 2001; Le rapport Lugano, Fayard, París, 2000; La Suisse aux enchères: Répliques à la pensée unique (con Fabrizio Sabelli), Zoé, Ginebra, 1997); Crédits Sans Frontières: La réligion séculière de la Banque Mondiale (con Fabrizio Sabelli), La Découverte, París, 1994. En lengua española se han editado: Deuda Bumerang. Cómo nos afecta a todos deuda externa Tercer Mundo, Deriva, Barcelona, 1993; Enferma anda la tierra, Instituto de Estudios Políticos para América Latina, Madrid, 1987; La maquinaria del hambre (con J. Bennett), Aguilar, Madrid, 1988; La trampa de la deuda, Instituto de Estudios Políticos para América Latina, Madrid, 1989; La religión del crédito (con otros), Octaedro, Barcelona, 1994.

Susan George es una de las líderes de los movimientos anti-globalización, que denuncian la raíz económica y mercantil de los procesos de mundialización, ajenos a toda consideración social y cultural del progreso de los pueblos. Defiende un proceso de integración mundial basado en el equilibrio, el desarrollo sostenible y la defensa de la biodiversidad. Frente a la comunicación como mercancía, que describe contenidos estandarizantes, defiende la comunicación como diálogo entre los pueblos, como conocimiento de la diversidad, como descubrimiento de los valores de humanidad y solidaridad. Los medios y las industrias culturales aparecen como los encargados de dar una visión uniformizada de la cultura, basada en la cultura occidental y, más concretamente, de los Estados Unidos, cuya capacidad de distribución de contenidos transmite los valores maniqueos de la confrontación, de los buenos y los malor que acompañan argumentalmente a la propia política de Washington. Uniformidad y centralidad frente a diversidad, lo que lleva a que una víctima norteamericana en cualquier escenario tenga más valor que la desgracia de otro ser humano. Los medios aparecen en el centro de la creación del discurso neoliberal que promueve un determinado modelo de mundialización. Entiende que ciertos sectores, entre los que incluye los medios y la cultura tienen un valor estratégico por su poder de influencia y de transformación, por lo que no pueden tratarse en términos puramente mercantiles, sino como ingredientes básicos de la construcción social de la diversidad.