Nacido en Nueva York, hijo de inmigrantes
rusos, cursó el bachillerato de ciencias en el
City College. Estudió psicología en las
Universidad de Iowa, donde fue un discípulo aventajado
de Kurt Lewin, a quien dio continuidad
en sus trabajos sobre la dinámica de grupos. Ejerció
la docencia en Iowa, Rochester, MIT, Minnesota, Michigan,
Stanford y Nueva York, a donde regresó en 1968,
permaneciendo durante más de dos décadas
en la New School for Social Research. En 1980, fue profesor
visitante de la Academia de Ciencias y Humanidades de
Israel.
Su libro más conocido, The Theory of Cognitive
Dissonance, fue publicado en 1957 (Stanford U. Press).
Con anterioridad había escrito, junto a Daniel
Katz, Research Methods in Behavioral Sciences (1953), un manual que sigue editándose (v. Los
métodos de investigación en las ciencias
sociales, Paidós, México, 1993).
PENSAMIENTO
Y EXPRESIÓN CIENTÍFICA
Autor de la teoría de la disonancia
cognitiva, a la que llega desde el análisis de
la comparación social, que permite saber que el
individuo tiende a autoevaluarse, esto es, a conocer si
sus opiniones, actitudes y cualidades son correctas o
comparables con las de otros individuos de su entorno.
Si aprecia disonancia, siente malestar y trata de corregir
las desviaciones mediante mecanismos que reduzcan los
efectos de la disonancia (cambio de conducta, asunción
de conducta equivocada, cambio argumental, etcétera).
La disonancia viene a medir la insatisfacción provocada
por actitudes contradictorias (por ejemplo, la convicción
de que el tabaco es dañino para la salud y el hecho
de fumar).
Los medios de comunicación crean disonancias
cognitivas en las audiencias, especialmente en el terreno
de la publicidad comercial. De manera intencionada se
agudizan las contradicciones mediante una comparación
social que busca provocar una respuesta correctora de
la disonancia a través del consumo, de la adquisición
de lo que le hace igual.
Ante los procesos informativos de los medios se producen
también disonancias cuando los mensajes recibidos
afectan a las creencias, convicciones y valores. De
ahí que algunos medios busquen la gratificación
de sus audiencias mediante el empleo de la información
contra la incertidumbre, pero, cuando producen disonancias,
tratan de desencadenar la adhesión de la audiencia
a los valores dominantes. La gente busca aquellos medios
con los establece un grado de identificación,
con los que la disonancia ideológica es menor.
Más que la búsqueda de la ‘verdad’
informativa, se quiere confirmar que nuestra posición
es razonable o compartida.
En las clases con menos información disponible,
la actualidad puede convertirse en una fuente de inseguridad,
en la medida que no llega a ser entendida o contextualizada
y se advierte como una amenaza deslocalizada (guerras,
accidentes, catástrofes naturales, violencia
doméstica...). En ocasiones, la reducción
de la disonancia en los sectores sociales más
deprimidos puede llegar a producirse, paradójicamente,
mediante la privación de los consumos informativos.