Nacido en París,
Francia, de padre polaco y origen judío, estudió
filosofía en la École Normale Supérieure
de la capital francesa. Su pensamiento aparece enraizado
en tres fuentes bien definidas, David Hume, Herbert Spencer
y François-Pierre-Gonthier Maine de Biran, que
le aportaron, respectivamente, las perspectivas filosóficas
empírica, evolucionista y espiritualista. Ejerció
la docencia en un instituto de Clermont-Ferrand (1883-88)
antes de trasladarse, en 1889, a París, donde se
doctoró en filosofía, con una tesis en latín
sobre Aristóteles, y prosiguió su trabajos
en distintos liceos capitalinos.
Sus obras Essai sur les données immédiates
de la conscience (1889), Matière et mémoire.
Essai sur la relation du corps à l'esprit
(1896), Le rire. Essai sur la signification du comique
(1900) y L’évolution créatrice
(1907) le proporcionaron una gran proyección intelectual
en Europa. Catedrático de filosofía del
Collège de France (1900-21), miembro de la Académie
française (1914), en 1928 recibió el premio
Nobel de literatura. Aunque era conocida su proximidad
al catolicismo, que se puso de manifiesto en el libro
Las dos fuentes de la moral y la religión
(1932), no renunció a la religión judía,
como acto de solidaridad con los perseguidos del nazismo,
y eludió el trato de excepción que le brindó
el Gobierno francés.
PENSAMIENTO
Y EXPRESIÓN CIENTÍFICA
En su obra más
destacada, L'évolution
créatrice (1907),
descubre la orientación vitalista y evolucionista
que impregna el conjunto de su pensamiento, enemigo del
racionalismo y del cientifismo darwiniano, por cuanto
concibe la evolución creadora del ser humano como
resultante de la intuición y del impulso vital
(élan vital), visión que ejercerá
una amplia influencia entre muchos escritores de su época,
entre ellos pensadores católicos como Jacques Maritain.
La existencia aparece definida por la conciencia temporal
de la duración, algo así como duro,
luego existo..., y por el movimiento, la creación
continua, la evolución creadora que se proyectan
en una realidad descrita por una doble dimensión;
la material, de la que informa la ciencia, y la espiritual,
irreducible a materia, donde radica la competencia de
la filosofía.
En Matière
et mémoire
recurre a la metáfora de la formación de
la imagen en el cinematógrafo para estudiar el
enmarcado de la percepción; las imágenes
se suceden en nuestro derredor, de manera continua, en
movimiento constante, y crean formaciones de experiencia,
intuiciones, percepciones de la realidad, sensaciones
de existencia. Gilles Deleuze
dedica dos volúmenes a la filosofía de Bergson
acerca del movimiento y el tiempo en el cine. Asimismo,
expone su teoría acerca de la memoria intensiva,
a modo de escenario virtual de lo creado, a partir del
cual se proyecta la nueva creatividad. En el libro de
Mark Hansen New Philosophy for New Media (MIT
Press, Cambridge, 2004), la filosofía de Bergson
relativa a la memoria, los planos materiales y virtuales
de la realidad, la percepción de las imágenes,
etcétera, aparece situada en el ámbito de
lo que llama nueva filosofía para los nuevos medios.
Bergson mantuvo una viva discusión científica
con Albert Einstein acerca de la dimensión temporal,
su percepción y medición, recogida en Durée
et simultanéité. À propos de la théorie
d'Einstein (1922).
Perfiles biográficos y académicos. Marcos epistemológicos y teóricos de la investigación en Comunicación.
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