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Jean Baudrillard (1929-2007)
PERFIL BIOGRÁFICO Y ACADÉMICO
Nacido en Reims, Francia, en 1929, en el seno de una familia modesta. Estudió filología germánica en La Sorbona de París y ejerció como profesor de alemán en un instituto de enseñanza media (1958-1966). En 1966 leyó su tesis doctoral ('Le sistème des objets') bajo la dirección de Henry Lefebvre, e inició su actividad docente en la Universidad París X, en Nanterre, donde tuvo un papel activo en los sucesos de mayo del 68. Director científico del IRIS (Recherche sur l'Innovation Sociale) de la Universidad París-IX Daphine (1986-1990). En 2001 fue contratado por la European Graduate School de Saas-Fee, Suiza, como profesor de filosofía de la cultura y de los medios en los seminarios intensivos de verano. Falleció en París el 6 de marzo de 2007.
Le système des objets (1968), La société de consommation (1970), Pour une critique de l’économie politique du signe (1972), Le miroir de la production (1973), L’échange symbolique et la mort (1976), La consommation des signes (1976), Oublier Foucault (1977), L’effet Beaubour (1977), À l’hombre des majorités silencieuses (1978), L’ange de stuc (1978), De la séduction (1979), Enrico Baj (1980), Simulacres et simulation (1981), Les stratégies fatales (1983), La gauche divine (1985), L’autre par lui-même (1987), La transparence du mal (1990), La guerre du Golfe n’a pas eu lieu (1991), L’illusion de la fin ou la grève des avènements (1992), Figures de l’altérité (1994), La pensée radicale (1994), Le crime parfait (1995), Le paroxiste indifférent (1997), Amérique (1997), De l’exorcisme en politique, ou la conjuration des imbéciles (1997), Car l’illusion ne s’oppose pas a la réalité (1997), Le complot de l’art (1997), Illusion, désillusion esthétiques (1997), La grande mutation. Enquete sur la fin d’un millénaire (1998), À l’ombre du millénaire ou le suspens de l’an 2000 (1998), L’échange impossible (1999), Sur le destin (1999), Sur la photographie (1999), Les objets singuliers: architecture & philosophie (2000), D’un fragment a l’autre (2001), Mots de passe (2000), L’elevage de poussière (2001), Le ludique et le policier (2001), Au royaume des aveugles (2002), L’esprit du terrorisme (2002), Pataphysique (2002) y Au jour le jour, 2000-2001 (2003).
La mayor parte de la obra de Baudrillard ha sido traducida a las lenguas española y portuguesa. A la primera: El sistema de los objetos, Siglo XXI, Ciudad de México, 1969; La sociedad de consumo, Plaza y Janés, Barcelona, 1970; Crítica de la economía política y del signo, Siglo XXI, Ciudad de México, 1976; El espejo de la producción, Gedisa, Barcelona, 1980; El sistema de los objetos, Siglo XXI, C. de México, 1981; El intercambio simbólico y la muerte, Monte Avila, Caracas, 1981; Las estrategias fatales, Anagrama, Barcelona, 1984; América, Anagrama, Barcelona, 1987; El otro por sí mismo, Anagrama, Barcelona, 1988; Cool Memories, Anagrama, Barcelona, 1989; De la seducción, Ed. Cátedra, Madrid, 1989 (Planeta-Agostini, Barcelona, 1993; Iberoamericana, Buenos Aires, 1994); Las estrategias fatales, Anagrama, Barcelona, 1991;
La transparencia del mal. Ensayo sobre los fenómenos extremos, Anagrama, Barcelona, 1991; La guerra del golfo no ha tenido lugar, Anagrama, Barcelona, 1992; La ilusión del fin. La huelga de los acontecimientos, Anagrama, Barcelona, 1993; Cultura y simulacro, Kairós, Barcelona, 1993; El otro por sí mismo, Anagrama, Barcelona, 1994; El crimen perfecto, Anagrama, Barcelona, 1996; Pantalla total, Anagrama, Barcelona, 2000. A la portuguesa: A sociedade de consumo, Edições 70, Lisboa, 1981; América, Rocco, Rio de Janeiro, 1986; O Sistema dos Objetos, Perspectiva, São Paulo, 1989; Da sedução, Papirus, Campinas, 1991; Simulacros e simulação, Relógio D’Água, Lisboa, 1991; A transparência do mal. Ensaios sobre os fenômenos extremo, Papirus, Campinas, 1992; A Ilusão do Fim, Terramar, Lisboa, 1992; À sombra das maiorias silenciosas. O fim e o surgimento das massas, Brasiliense, São Paulo, 1993; Para uma crítica da economia política do signo, Elfos, Lisboa, 1995; A troca simbólica e a morte, Eds. Loyola, São Paulo, 1996; A Arte da Desaparição, Ed. UFRJ, Rio de Janeiro, 1997; Tela total: mito-ironias da era do virtual e da imagem, Sulina, Porto Alegre, 1997; O Paroxista Indiferente, Edições 70, Lisboa, 1998.
PENSAMIENTO Y EXPRESIÓN CIENTÍFICA
Teórico crítico postestructuralista y uno de los más prestigiosos y polémicos analistas de los fenómenos de la postmodernidad. En su pensamiento sobre la formación del conocimiento y la percepción de la realidad, los medios y sus extensiones tecnológicas aparecen como elementos centrales del análisis.
El pensamiento de Baudrillard, difícil de encasillar en corrientes concretas o definiciones disciplinares limitativas, atraviesa diversas fases, desde un primer momento de proximidad marxista hasta una última etapa tecno-prospectiva, en la que teoriza acerca determinismo tecnológico en la construcción mediática del simulacro que informa la ‘realidad virtual’, como ‘desrealización’ de la realidad.
En el mundo postmoderno, advierte, no hay realidad, no hay historia, sino una simulacro de la realidad -la realidad desaparecen- y la negación de la historia. Los medios de comunicación son para Baudrillard los constructores ideológicos de la realidad virtual, de la ilusión radical que niega la realidad real mediante el ejercicio retórico de la ‘hiperrealidad’.
Se trata de una acentuación de la primacía de los símbolos sobre las cosas que se ya se produjo con la aparición de la sociedad de masas. A partrir de la industrialización hay realidad y representación. La representación de la realidad se sobrepone a la realidad, la suplanta o simula ser la realidad. Lo real ya no es tanto lo que se puede reproducir, como lo reproducido.
La ‘realidad virtual’, sin embargo, va más allá. No se trata aquí de imitar, ni de duplicar, ni de simular la realidad. En la ‘realidad virtual’ no hay artificialidad, porque lo artificial copia o imita la realidad, sino un simulacro, donde la representación mediática precede y determina lo real, traza una nueva topografía del entorno percibido como realidad.
Los medios, especialmente la televisión, van creando una red densa que envuelve al individuo a través de nuevas extensiones tecnológicas y de la ocupación progresiva del tiempo social. Los medios van sustituyendo a las instancias de interlocución y propenden a ser las fuentes únicas para la percepción y comprensión de lo que conviene que suceda. El silencio, señala Baudrillard, está expulsado de la televisión. Los medios producen y producen mensajes, huyen del silencio. El silencio es el cortocircuito del sistema, el vacío, la ruptura del cordón umbilical, de la prótesis o extensiones mecánicas de nuestros sentidos. El silencio se vence con el ruido continuo... Detrás de la orgía de las imágenes, el mundo se oculta, se disfraza.
La verdad filosófica se difumina y desaparece entre las ‘mediatizaciones’ y las percepciones tecnológicamente asistidas. Se despliega la estrategia de la realidad que conviene en las relaciones de poder y en la lógica del mercado a través del simulacro, a través de las estrategias virtuales. El simulacro es, en definitiva, una expresión ideológica. Son los medios los encargados de transmitir esa dosis estratégica de actualidad desvinculada de la historia. Los medios actúan como interlocutores casi únicos, como los constructores de los escenarios más convenientes. La guerra del Golfo, transmitida en directo, señala Baudrillard, es la imagen de una guerra que, tal como fue narrada, no existió en realidad. Disneylandia es otro claro ejemplo de suplantación, bajo el cual cruzan las realidades contradictorias de América.
El terrorismo aparece a los ojos de Baudrillard como una forma de ruptura, consistente en inducir un exceso de realidad e intentar así que el sistema entre en crisis ante este exceso de realidad, ante la quiebra ideológica de la estrategia virtual. No obstante, escribe, "el derrumbe de las torres del World Trade Center es inimaginable, pero no basta para hacerlo real. Un suplemento de violencia no es suficiente para abrir la puerta de la realidad. Pues la realidad es un principio, y es este principio el que se ha perdido [...] El atentado correspondía a un desbordamiento del evento por encima de todos los modelos interpretativos, por el contrario esta guerra bestialmente militar y tecnológica [Afganistan] corresponde a un desbordamiento del modelo sobre el evento, por ende a una apuesta fáctica y a un no-lugar. La guerra como prolongación de la ausencia de política por otros medios" (Baudrillard, J. 'El terrorismo'). "...el 11 de septiembre, el poder global fue derrotado simbólicamente. La guerra es una respuesta a una agresión, pero no a un desafío simbólico" ('La violencia de lo global').
ACERCA DE LOS MEDIOS
La definición clásica de fuerzas productivas es una definición restrictiva», escribe Baudrillard ['Réquiem por los media', publicado en Italia en el libro Por una crítica de la economía política de la señal (Mazzaotta, 1974)], «y se debe alargar el análisis en términos de fuerzas productivas a todo el campo oculto de la significación y de la comunicación». (...) En pocas palabras: sólo Baudrillard intuía la novedad radical del semiocapital, integración de semiótica y economía, remodelación del campo comunicativo y del campo productivo. (...) Baudrillard excavaba más a fondo, y descubría que el proceso de mercantilización afecta a la estructura misma del mensaje, a la modalidad de su producción. «Lo que caracteriza a los mass media es el hecho de que éstos son antimediadores, intransitivos y que fabrican la no-comunicación si aceptamos definir la comunicación como un intercambio, como el espacio recíproco de una palabra y de una respuesta, por lo tanto, de una responsabilidad».
Baudrillard retomaba la lección esencial de Mc Luhan (aunque no se ahorraba alguna que otra objeción polémica). La estructura organizativa, tecnológica, relacional del medio influye de modo decisivo en la modalidad de la comunicación, las condiciones en las que se desarrolla el intercambio comunicativo y, por lo tanto, aunque no de manera determinista, en el propio mensaje.
Baudrillard nos permitía comprender que el efecto de la comunicación sobre la sociedad depende en buena parte de las modalidades relacionales que la tecnología pone a disposición de los actores de la partida, y no sólo de las intencionalidades ideológicas o políticas de los actores sociales. Este discurso fue muy importante para la maduración de la toma de conciencia del deber militante de la comunicación. No se trataba de restablecer una supuesta verdad revolucionaria contra el embuste burgués, no se trataba de hacer contrainformación para desenmascarar las tramas ocultas del enemigo. La exigencia era intervenir sobre las formas del imaginario social, de poner en circulación flujos delirantes, es decir, capaces de des/lirar el mensaje dominante del trabajo, del orden, de la disciplina."
[Tomado de Franco Berardi, 25 años después: democracia y totalitarismo mediático].