Theodor Wiesengrund Adorno nació en
Francfort el 11 de septiembre de 1903. Estudió sociología,
psicología, filosofía y música en la Universidad
Johann Wolfgang Goethe de su ciudad natal, donde cursó
el doctorado en filosofía. Su primera tesis -El concepto
del inconsciente en la teoría trascendental de la mente-
sobre Kant y Freud no superó las pruebas, por lo que
planteó un nuevo trabajo -La construcción
de la estética- sobre la obra de Kierkegaard, publicada
en 1933. Amigo de Max Horkheimer y Walter Benjamin, ingresó
en el Institut für Sozialforschung de Francfort, que dirigía
Horkheimer, donde permaneció sólo unos meses,
antes de abandonar la Alemania hitleriana.
Se exilió inicialmente en Oxford, donde trabajó
un tiempo en el Merton College, pero pronto siguió los
pasos del Instituto en el exilio, primero en Zurich y, desde
1938, en Nueva York, donde renacía o se definía
en el exilio la 'escuela de Francfort'. En Estados Unidos estrecha
su relación con Max Horkheimer, con quien publica, en
1947, La Dialéctica de la Ilustración.
Años después, a mediados del siglo XX, regresó
a Alemania, contribuyendo a la recuperación del Instituto
de Francfort, del que llegó a ser director (1953-1959),
como sucesor de su maestro Horkheimer, hasta su jubilación
en . Allí contó con Habermas como el discípulo
más aventajado (1954-1959).
En 1956 obtuvo una cátedra de filosofía y sociología
en la Universidad de Francfort, donde permaneció el resto
de su vida académica. Presidente de la Sociedad Alemana
de Sociología (1963). Falleció de una crisis cardiaca
en Visp, Suiza (1969), cuando trabajaba en una de sus obras
de referencia: Teoría de la Estética.
Autor, además de las obras referidas, de Minima moralia (1951) y Dialéctica negativa (1966). |
El pensamiento de Theodor Adorno se inscribe
dentro de la corriente dialéctica que define el pensamiento
crítico del pasado siglo y, en concreto, a los integrantes
de la Escuela de Francfort. Filosóficamente es discípulo
de la fenomenología de Husserl. Para Adorno, la crítica
y el pensamiento crítico se ven cercenados y esterilizados
por las expresiones culturales de la sociedad industrializada.
El pensamiento filosófico debe plantearse como 'crítica
cultural', que evidencie las contradicciones entre la 'sociedad
real' y su 'deber ser ideal'. La propuesta intelectual de Adorno
se basa en la toma de conciencia de la situación y la
denuncia de la apariencia de libertad de la sociedad de consumo,
esto es, del espejismo de la cultura cosificada, desarrollada
por la que describe como 'industria cultural', nutriente de
la 'cultura de masas' (v. Adorno, T. y Max Horkheimer, La industria
cultural. Iluminismo como mistificación de masas).
Los productos culturales y el desarrollo tecnológico
deshumanizado son los ingredientes que contribuyen a la desideologización
de la sociedad. Las industrias culturales reducen la circulación
del conocimiento a través de los espacios de ocio, que
dan "demasiado poco y demasiado malo".
Para Adorno es necesario volver con mayor intensidad a la filosofía
para recuperar el pensamiento, la acción crítica,
que ha sido esterilizada por la sociedad industrial. En Adorno
se encuentran muchos de los argumentos de la contestación
de los años sesenta a la entonces llamada sociedad de
consumo.
Su obra más conocida, La Dialéctica de la
Ilustración, escrita junto a su maestro Max Horkheimer,
que es en la que se aborda la 'cultura de masas' y las prácticas
de las 'industrias culturales', que no es, según señala,
una verdadera cultura nacida de esas masas. En Prismas y Crítica cultural y sociedad se reúnen
los trabajos de crítica literaria. |