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SELECCIONES

COMUNICACIÓN PARA EL DESARROLLO:
TRES PARADIGMAS, DOS MODELOS

1 Esta traducción, autorizada por el autor del artículo y realizada por Edgardo Carniglia, ha sido elaborada en el marco del Curso de Posgrado “Comunicación, Desarrollo y Participación. Perspectivas de la Investigación y la Práctica”, a cargo del Dr. Jan Servaes y desarrollado en el Dpto. de Ciencias de la Comunicación de la  Universidad Nacional de Río Cuarto (Argentina) durante los días 6, 7 y 8 de octubre de 1999. Los contenidos corresponden en su mayoría al libro de Jan Servaes (1999) Communication for development. One World, Multiple Cultures, Hampton Press, Creskill NJ, USA.

2 Decano de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Universidad Católica de Bruselas y Director del  entro de Investigación “Comunicación para el Cambio Social”. Universidad Católica de Bruselas. Centro de  nvestigación Comunicación para el Cambio Social. Vrijheidslaan 17, (B-1081). Bruselas, Bélgica. Tel. +32 2 412 42 78. Fax +32 2 412 42 00. Email: freenet002@ping.be

Jan Servaes

Aparecido en Temas y Problemas de Comunicación, núm. 10,
editada por el Departamento de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Nacional de Río Cuarto (Argentina).

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Introducción

Los medios de comunicación son utilizados generalmente, en el contexto del desarrollo, para promover estrategias de cambio social mediante la divulgación de mensajes que interpelan al público para que apoye a los proyectos orientados hacia el desarrollo. Aunque dichas estrategias divergen ampliamente en los países en desarrollo, el patrón usual de radiodifusión ha sido el mismo: informar a la población sobre los proyectos, mostrar las ventajas de estas iniciativas y recomendar que sean apoyados. Un ejemplo típico de dicha estrategia se sitúa en el área de la planificación familiar, donde la comunicación incluye afiches, folletos, radio y televisión para persuadir al público que acepte los distintos métodos de control de la natalidad. Estrategias similares son empleadas en campañas relacionadas con salud y nutrición, proyectos agrícolas, educación, etc.
Este modelo ve al proceso de comunicación como un mensaje que fluye desde un emisor hasta un receptor. Esta perspectiva jerárquica de la comunicación puede resumirse en la clásica formula de Laswell ¿Quién dice qué a quién a través de qué canal y con qué efecto? y se originó principalmente en Estados Unidos de América con la investigación en difusión y las campañas de comunicación de finales de los ‘40 y los ‘50.
El académico norteamericano Everett Rogers es identificado como la persona que introdujo la teoría de la difusión en el contexto del estudio y la práctica del desarrollo. La modernización es concebida desde dicha teoría como un proceso de difusión en el cual los individuos transitan desde una forma de vida tradicional hacia un modo de vida más desarrollado técnicamente y más rápidamente cambiante. Su teoría se funda básicamente
en la investigación sociológica de sociedades agrarias y Rogers destacó la importancia de la difusión y la adopción de innovaciones dentro de los procesos de innovación cultural. Este enfoque está, entonces, interesado en el proceso de difusión y adopción de innovaciones. Los medios masivos son importantes en la divulgación de nuevas posibilidades y prácticas, pero la comunicación interpersonal es más influyente en la etapa en que se toma la decisión de adoptar o rechazar la innovación. En consecuencia, la conclusión general de esta línea de pensamiento es que la comunicación masiva es menos importante que la influencia personal para obtener un efecto directo en la conducta social. Las perspectivas más actuales de la comunicación para el desarrollo sostienen que éste es un enfoque limitado de la comunicación para el cambio social. Indican que este modelo de la difusión es una perspectiva vertical y de un sólo sentido de la comunicación y que la activa participación en el proceso de comunicación en sí mismo aceleraría el desarrollo. La investigación ha mostrado que los grupos del público pueden obtener información de las fuentes impersonales como la radio y la televisión pero esta información tiene relativamente poco efecto en los cambios de conducta. Y el desarrollo requiere de tales cambios. Una investigación similar llegó a la conclusión de que se aprende más en los contactos interpersonales y en las comunicaciones masivas basados en ellos. En el nivel más elemental, antes de que la gente pueda discutir y resolver problemas, debe estar informada sobre los hechos y esa información es provista por los medios de comunicación a nivel nacional, regional y localmente. Al mismo tiempo, si los medios son suficientemente accesibles, el público puede hacer conocer sus necesidades de información.
Por lo tanto, según entiende este enfoque más nuevo, el punto de partida debe ser la comunidad. Es a nivel de la comunidad local donde se discuten los problemas de las condiciones de vida y donde se concretan las interacciones con otras comunidades. La forma más desarrollada de participación es la autogestión. Este principio implica el derecho de participar en la planificación y producción del contenido de los medios. Sin embargo, no cualquiera desea o puede estar involucrado en su implementación práctica. Lo más importante es que la participación sea posible en el proceso de decisión respecto de los temas tratados en los mensajes y sobre los procedimientos de selección de los mensajes. Uno de los rasgos fundamentales de la decisión de adoptar la estrategia participativa es la discusión de las jerarquías existentes. No obstante, la participación no implica que no haya un espacio amplio para especialistas del desarrollo, planificadores y líderes institucionales. Esto significa que los puntos de vista del público son considerados antes de que los recursos de los proyectos de desarrollo sean definidos y distribuidos y que las sugerencias de cambios en los políticas sean tomadas en consideración.
En el primer capítulo presentamos los conceptos generales normalmente considerados en las discusiones de la comunicación para el desarrollo. Abordaremos la temática desde una perspectiva histórica. Primero, en la teoría uno observa un movimiento desde las teorías de la modernización y dependencia hacia enfoques más normativos y holísticos. Hemos intentado agrupar estos nuevos enfoques como “un mundo, múltiples culturas” o “multiplicidad”. 

1. Cambiantes teorías del desarrollo

1.1.  Modernización

Contexto histórico

Después de la Segunda Guerra Mundial el financiamiento de las Naciones Unidas estimuló las relaciones entre los estados soberanos, especialmente entre las naciones del Atlántico Norte y los países en desarrollo, incluyendo a los nuevos estados emergentes de un pasado colonial. Durante el período de la Guerra Fría los superpoderes —Estados Unidos y la desaparecida Unión Soviética— trataron de expandir sus propios intereses hacia los países en desarrollo. De hecho, Estados Unidos fue definiendo al desarrollo como la replica de su sistema político-económico y abriendo el camino para las corporaciones transnacionales. Al mismo tiempo, los países en desarrollo vieron al “estado de bienestar” de las naciones del Atlántico Norte como la meta última del desarrollo. Dichos países fueron atraídos por la transferencia de nueva tecnología y el modelo de un estado centralizado, con una cuidadosa planificación económica y burocracias del desarrollo centralmente dirigidas para la agricultura, la educación y la salud, como la más efectiva estrategia para actualizarse respecto de los países industrializados.

Modernización y desarrollo

El paradigma de la modernización, predominante en los círculos académicos entre alrededor de 1945 y 1965, apoyó la transferencia de tecnología y de la cultura sociopolítica desde las sociedades desarrolladas hacia las sociedades tradicionales. El desarrollo fue definido como crecimientoeconómico. La idea central es una perspectiva de evolución, que implica al desarrollo concebido primero como direccional y acumulativo, segundo, como predeterminado e irreversible, tercero, progresivo y, cuarto, como inmanente con referencia al estado nación. Las sociedades occidentales desarrolladas o modernas eran consideradas las metas últimas que se esforzaban por alcanzar las sociedades menos desarrolladas.
Todas las sociedades podrían evolucionar, pasando por etapassimilares, hacia un punto común: la sociedad moderna. Para ser una sociedad moderna, tienen que ser modificadas las actitudes de las personas “atrasadas” —su tradicionalismo, mal gusto, superstición, fatalismo, etc.— que constituyen obstáculos y barreras de las sociedades tradicionales. Las diferencias entre naciones son explicadas en términos del grado de desarrollo antes que por la naturaleza básica de cada una. Por lo tanto, el problema central del desarrollo se pensaba en torno a la cuestión de “cubrir la brecha” y “actualizarse” por medio de un proceso de imitación entre los sectores modernos y tradicionales, entre retrasados y avanzados o entre sectores y grupos “bárbaros y civilizados”, con ventajas para estos últimos. Estos dos sectores, el tradicional y el moderno, eran concebidos como dos etapas del desarrollo, coexistentes en el tiempo, y en un determinado período las diferencias desaparecerían, dada una tendencia natural hacia el equilibrio.
El problema era superar los obstáculos y barreras que se encontraban sólo en la sociedad tradicional. Estas “barreras” o límites del desarrollo pueden ser superados por al menos cinco mecanismos: “demostración”, por la cual el mundo en desarrollo trata de “actualizarse” como las naciones más desarrolladas adoptando métodos y técnicas más avanzados; a través de la “fusión”, que es la combinación e integración de distintos métodos modernos; por medio de la “compresión”, por la cual los países en desarrollo intentan completar la tarea del desarrollo en menos tiempo que el utilizado por el mundo desarrollado; a través de la “prevención”, esto es aprendiendo de los errores cometidos por los países desarrollados; y a través de la “adaptación” de las prácticas modernas al medio ambiente y las culturas locales. Consecuentemente, los medios de modernización eran la masiva transferencia de capital, ideología, tecnología y saber cómo, en una especie de Plan Marshall o Revolución Verde de alcance mundial. Las medidas del progreso eran el Producto Bruto Interno (PBI), la alfabetización, la urbanización y otras similares, todas basadas en criterios cuantificables. Everett Rogers (1976:124) escribió que aunque “India, China, Persia y Egipto eran antiguos, viejos centros de civilización (...) sus ricas culturas han provisto de hecho la base de las culturas occidentales contemporáneas (...) su vida familiar brinda una intimidad más cálida y sus logros artísticos  fueron más grandes, esto no es desarrollo. No podría ser medido en dólares y centavos”.
Otra característica del pensamiento sobre la modernización es el énfasis en factores explicativos monodisciplinarios. La más antigua es la variante económica, asociada con Walt Rostow (1953). Dado que cada disciplina de las ciencias sociales enfoca el proceso de modernización desde su punto de vista experto, el estudio de la modernización se ha especializado crecientemente. Por lo tanto, las teorías ortodoxas sobre la modernización se sustentan en una sola o en una combinación de las cuatro categorías teóricas: teorías de las etapas, teorías de los índices, especialmente de variables económicas, teorías de la diferenciación (ampliamente desarrolladas por sociólogos y politólogos), y teorías de la difusión(desarrolladas principalmente por psicólogos sociales, sugiriendo que el proceso de desarrollo comienza con la difusión de ciertas ideas, motivaciones, actitudes o comportamientos). Sin embargo, la perspectiva económica ha constituido siempre la esencia de la teoría de la modernización.
En la práctica la modernización aceleró la urbanización o la occidentalización de la estructura de elite. Los espacios rurales tradicionales necesitaban ser desarrollados con la ayuda extranjera en las áreas de agricultura, educación básica, salud, transporte, desarrollo comunitario, etc. Por lo tanto, las burocracias del servicio gubernamental se han extendido hasta los mayores centros urbanos. El sistema de radiodifusión fue usado principalmente para el entretenimiento y las noticias. La radio fue un canal apto para que las campañas nacionales persuadieran a la gente respecto de prácticas agrícolas y sanitarias muy específicas. Según R. White (1988:9) “la dimensión comunicativa más significativa del diseño de la modernización ha sido el rápido mejoramiento del transporte, que relacionó las comunidades rurales con los centros comerciales y las ciudades regionales. Con las mejoras en el transporte y las fuentes de energía eléctrica, la apertura de redes comerciales de aprovisionamiento y consumo se extendió hacia las ciudades y pueblos, trayendo con ellas la cultura de consumo occidental y la cultura popular de las películas, la radio y la música. Si bien la población rural de Bolivia o Sri Lanka no alcanzó los estilos de consumo de la población norteamericana de clase media, su vida cambió profundamente. Este era el rostro real de la modernización”.

Crítica 

Bajo la influencia del desarrollo actual en la mayoría de los países del Tercer Mundo, el cual no acontece como predijo la teoría de la modernización, las primeras críticascomenzaron a escucharse en los ‘60,  particularmente en América Latina. El sociólogo mexicano Rodolfo Stavenhagen explicó, en un famoso ensayo, que la división entre un sector tradicional agrario y un sector moderno y urbano era el resultado del mismo proceso de desarrollo. En otras palabras, el crecimiento y la modernización han traido con ellos mayor desigualdad y mayor subdesarrollo. Stavenhagen elaboró sus tesis a partir de la situación de México mientras otros intelectuales arribaron a una conclusión similar para Brasil y Chile.
El crítico de la teoría de la modernización más conocido es A. Gunder Frank (1969). Su crítica es fundamental y señala tres aspectos: el paradigma del progreso es empíricamente inalcanzable, tiene una inadecuada fundamentación teóricay es, en la práctica, incapaz de generar un proceso de desarrollo en el Tercer Mundo. Más aún, los críticos del paradigma de la modernización señalan que demasiado a menudo es ignorada la complejidad del desarrollo, que se le presta poca atención a las consecuencias en el nivel de los macro-procesos económicos, políticos y socio-culturales y que la resistencia contra el cambio y la modernización no puede ser explicada sólo sobre la base de las normas y orientaciones valorativas tradicionales, como muchos parecen indicar. La crítica no sólo concierne a la teoría de la modernización como tal sino a la tradición global (occidental) de evolucionismo y funcionalismo de la cual forma parte.
En consecuencia, al referirse a la perspectiva evolutiva y unilineal y al carácter endógeno de las soluciones del desarrollo sugeridas, estas críticas señalan que el concepto de modernización es un sinónimo velado de “occidentalización”, entendida como la copia o implementación de instituciones y mecanismos occidentales en el contexto del Tercer Mundo. En ningún lugar es esto tan claro como en el campo de la ciencia política. La mayoría de los académicos occidentales parten de la suposición de que los sistemas políticos de Estados Unidos son la piedra basal para el resto del mundo. Los criterios del Acta de los Cuerpos de Paz del presidente J. F. Kennedy estaban totalmente imbuidos de esta creencia.

1.2.  Dependencia

Contexto histórico

El paradigma de la dependencia jugó un rol importante en el movimiento hacia un Nuevo Orden Mundial de la Información y la Comunicación (NOMIC) desde finales de los 60 hasta comienzo de los 80. En ese período, los nuevos estados africanos y asiáticos y el suceso de los movimientos populares y socialistas en Cuba, China, Chile y otros países brindaron las metas de la autodeterminación política, económica y cultural dentro de la comunidad internacional de naciones. Estos nuevos países compartieron la idea de independencia de los superpoderes y conformaron el Movimiento de Países No Alineados. Este movimiento de naciones definió al desarrollo como una lucha política.

Dependencia y subdesarrollo

El enfoque de la dependencia surgió a nivel teórico desde la convergencia de dos tradiciones intelectuales: una llamada a menudo neomarxismo o estructuralismo y la otra originada en el amplio debate sobre el desarrollo formulado en la tradición de la Comisión Económica Para América Latina y el Caribe (CEPAL). Por lo tanto, en contraste con la teoría de la modernización la perspectiva de la dependencia tuvo su nacimiento en América Latina. Sin embargo, se denomina “padre” de la teoría de la dependencia a un norteamericano, Paul Barán, la voz parlante del grupo norteamericano de la revista Monthly Review. El fué uno de los primeros en presentar la tesis de que el desarrollo y el subdesarrollo son procesos interrelacionados, esto es son dos caras de una misma moneda. Según la perspectiva de Barán la continuidad de la dependencia imperialista después del fin del período colonial es asegurada principalmente por la reproducción de las estructuras políticas y socioeconómicas de la Periferia en concordancia con los intereses de los Centros de poder. Esta es la causa principal del retraso crónico de los países en desarrollo, puesto que el principal interés del capitalismo monopólico internacional era impedir, o, si esto era imposible, hacer más lento y controlable el desarrollo económico de los países subdesarrollados. Como Barán destacó, la irracionalidad del presente sistema no será superada si su base, el sistema capitalista, continúa existiendo.
Algunos teóricos de la dependencia trabajaron exclusivamente con variables económicas mientras la investigación de otros tomó también en consideración factores sociales y políticos. Las divisiones científicas típicas de la economía, ciencia política, sociología, historia y otras disciplinas, tan habituales en la investigación de Occidente, fueron establecidas con menor rigidez en la división del trabajo científico. Algunos señalaron las oposiciones sectoriales y regionales dentro del sistema (por ejemplo, Sunkel) y otros estaban más interesados en las posibles relaciones de clase (por ejemplo, Cardoso). Las opiniones también difieren acerca de uno de los elementos centrales de la teoría de la dependencia, esto es la relación entre desarrollo y subdesarrollo. Mientras que Frank observa lo que denomina “desarrollo del subdesarrollo”, Cardoso entiende que un cierto grado de desarrollo capitalista dependiente es posible.
Sin embargo, más allá de las posibles diferencias de enfoque, todos los dependentistas coinciden con la idea básica expresada en la siguiente definición de Dos Santos (1970:231): la dependencia es una situación condicionante en la cual la economía de un grupo de países es condicionada por el desarrollo y la expansión de otros. Una relación de interdependencia entre dos o más economías o entre dichas economías y el sistema comercial mundial se transforma en una relación dependiente cuando algunos países pueden expandirse con su propio impulso mientras otros, que están en una posición de dependencia, sólo pueden crecer como un reflejo de la expansión de los países dominantes, lo cual puede tener efectos negativos o positivos en su desarrollo inmediato. En cualquier caso, la situación básica de dependencia causa el atraso y la explotación de estos países. Las naciones dominantes ejercen un predominio sobre los países dependientes en la tecnología, el comercio, el capital y lo socio-político —la forma del predominio varía de acuerdo al particular momento histórico— y pueden explotarlos y extraer parte del excedente económico generado localmente.
La dependencia, entonces, se basa en la división internacional del trabajo que hace que el desarrollo industrial se concrete y concentre en algunos países mientras se restringe en otra naciones, cuyo crecimiento es condicionado y sujeto a los poderosos centros del mundo”.

Crítica


Según la teoría de la dependencia los principales impedimentos del desarrollo no son la falta de capital y de capacidad gerencial, como sostienen los teóricos de la modernización, sino que deberían ubicarse en el actual sistema internacional. De este modo, los obstáculos no son internos sino externos. Esto significa también que el desarrollo en el Centro determina y perpetúa el subdesarrollo de la Periferia. Los dos polos están estructuralmente conectados uno al otro. Los teóricos de la dependencia sostienen que, para remover estos obstáculos externos, cada país debería disociarse del mercado mundial y optar por una estrategia de desarrollo autónomo. La mayoría de los intelectuales indican que para que esto ocurra sería más o menos necesario una transformación política revolucionaria. Por lo tanto, se puede decir que el paradigma de la dependencia en general, como su variante comunicacional, se caracteriza por un enfoque global, un énfasis en los factores externos y las contradicciones regionales, una polarización entre desarrollo y subdesarrollo, una interpretación subjetiva o voluntarista de la historia y un método analítico orientado principalmente por lo económico.
En este sentido, la única alternativa para las naciones no alineadas era disociarse a sí misma del mercado mundial y alcanzar la autonomía económica y culturalmente. El llamado Nuevo Orden Económico Internacional (NOEI) es un ejemplo de los intentos en búsqueda de esa meta. Sin embargo, muchos países no alineados son demasiado débiles económicamente y están muy endeudados para operar autónomamente. Como resultado de ello, los intentos de formular políticas nacionales integrales y coherentes de comunicación fallaron debido a la resistencia de los intereses de los medios de comunicación nacionales e internacionales. Como señalan Friberg y Hettne (1985:212) “la autonomía es un opción difícil en el contexto del actual orden mundial”. En este sentido, McAnany (1980:4) caracterizó a la teoría de la dependencia como “...buena en el diagnóstico del problema...pero pobre en el tratamiento”. La teoría de la dependencia señala las causas del desarrollo pero no provee modos de superar tal subdesarrollo.

1.3. Multiplicidad/ otro desarrollo

Contexto histórico

Dado que la demarcación del primer, segundo y tercer mundo se está diluyendo y la distinción entre Centro y Periferia puede encontrarse también en cada región, es necesario un nuevo concepto de desarrollo que enfatice la identidad cultural y la multidimensionalidad. Por ejemplo, algunos países pueden ser económicamente dependientes pero tiene un mayor “poder” cultural en su región. Por lo tanto, la anterior perspectiva de la dependencia ha resultado difícil de sostener dada la creciente interdependencia de las naciones. El concepto de “otro desarrollo” fué articulado primero por la fundación Dag Hammarskjold en Suecia y el movimiento político Verde en Alemania. No obstante esto no significa que el concepto y la perspectiva del “otro desarrollo” sean occidentales. Pueden hallarse antecedentes al respecto en los espacios del Tercer Mundo. 

Multiplicidad / Otro Desarrollo

La fundación Dag Hammarskjold estableció tres principios del otro desarrollo: (1) el Otro Desarrollo es generado para la satisfacción de necesidades, comenzando con la erradicación de la pobreza; (2) el Otro Desarrollo es endógeno y autónomo; y (3) el Otro Desarrollo está en armonía con el medio ambiente. El Otro Desarrollo se aplica en todos los niveles de todas la sociedades, no sólo para los pobres y el mundo no alineado. Surge a partir de la insatisfacción con la “sociedad del consumo”, la cual es a menudo denominada ”sobredesarrollo” e incluso “mal desarrollo”, así como con la creciente desilusión con el enfoque de la modernización.
La idea central, que es compartida por casi todos los que buscan nuevos enfoques del desarrollo, afirma que no hay un patrón universal del desarrollo, y que el desarrollo debe ser concebido como un proceso integral, multidimensional y dialéctico que puede diferir de una sociedad a otra. Sin embargo, esto no significa que no se intente definir los principios generales y las prioridades en que se basa dicha estrategia. Por cierto, varios autores han tratado de identificar los componentes centrales del otro desarrollo. Basándonos en estos autores podríamos identificar seis criterios esenciales del “otro”desarrollo. Dicho desarrollo podría basarse en los siguientes principios:

(a) necesidades básicas: generado para satisfacer necesidades humanas, materiales y no materiales.
(b) endógeno: definido desde el núcleo de cada sociedad, que define con soberanía sus valores y la visión de su futuro.
(c) autoconfiable: implica que cada sociedad confía básicamente en sus propias fortalezas y recursos, en términos de las capacidades de sus miembros y de su ambiente natural y cultural.
(d) ecología: utilizando racionalmente los recursos de la biosfera con plena conciencia del potencial de los ecosistemas locales como de los límites globales y externos impuestos a las generaciones actuales y futuras.
(e) democracia participativa: como la verdadera forma de la democracia, y no sólo un gobierno del pueblo y por el pueblo, sino, y más fundamentalmente, “para la gente” en todos los niveles de la sociedad.
(f) cambios estructurales: son requeridos a menudo en las relaciones sociales, en las actividades económicas y en su distribución espacial, como también en la estructura de poder, para alcanzar las condiciones de autogerenciamiento y participación en el proceso de decisión por todos aquellos afectados, desde la comunidad rural o urbana hasta el mundo como un todo.
En la práctica, al adoptar alguno o todos estos principios señalados han emergido nuevas formas de comunicación. Sistemas de medios descentralizados e instituciones democráticas de la comunicación, tales como la radio comunitaria Mahaweli en Sri Lanka y radio Enriquillo en la República Dominicana, enfatizan la autogestión de las comunidades locales. Nuevos conceptos del profesionalismo mediático conllevan un mayor conocimiento y respeto de las formas de comunicación de la gente y destacan, a su vez, el reconocimiento y la experiencia con nuevos formatos de periodismo y radiodifusión que son más consonantes con la identidad cultural de la comunidad y otorgan una mayor seguridad a los modos en que la democratización de la comunicación está aconteciendo y puede acontecer.

1.4. Enfoques mixtos

Esta revisión de tres perspectivas del desarrollo revela un número de cambios en el pensamiento científico:
1. Desde un enfoque más positivista, cuantitativo y comparativo hacia otro normativo, cualitativo y estructural.
2. De procesos altamente prescriptivos y predecibles hacia procesos menos predecibles y orientados al cambio.
3. Desde una perspectiva etnocéntrica hacia una visión doméstica y con ello a una perspectiva contextual y policéntrica.
4. Del endogenismo (“culpar a la víctima”) al exogenismo (“culpar al forastero”) y, entonces, al globalismo y holismo.
5. Desde un interés económico a un interés más universal e interdisciplinario.
6. De un esquema de referencia nacional a una perspectiva internacional y, de este modo a niveles de análisis combinados.
7. De enfoques segmentados a más holísticos y, luego, a perspectivas orientadas a la resolución de problemas.
8. De una estrategia integradora y reformista a opciones revolucionarias y con ello hacia una visión integral del cambio revolucionario y evolucionario.
9. De una perspectiva del desarrollo administrado tecnocráticamente hacia enfoques participativos y de resolución de problemas.

2. Enfoques teóricos de la comunicación para el desarrollo (COMDES)

Las teorías de la comunicación como la de “difusión de innovaciones”, la del “flujo en dos pasos” o los enfoques de la extensión son bastantes congruentes con la mencionada teoría de la modernización. Según Rogers, uno de los académicos líderes de la teoría de la difusión, esta perspectiva implica “que el rol de la comunicación es (1) transferir innovaciones tecnológicas desde las agencias de desarrollo a sus audiencias, y (2) crear una predisposición para el cambio a través del logro de un clima de modernización entre los miembros del público” (Rogers, 1986:49).
La orientación elitista, vertical o de arriba-abajo del modelo de la difusiónes obvia. Sin embargo, la realidad presenta a menudo muchas más complejidades que las previstas en la teoría. Por lo tanto muchos intelectuales y trabajadores del desarrollo señalan que la adopción de decisiones y el planeamiento no pueden ser hechos por burócratas y planificadores para la gente, sino sólo por estos “expertos” con todas las instituciones interesadas y junto con las personas relacionadas. En otras palabras, en convergencia con las discusiones en foros internacionales, académicos y políticos tales como UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Ciencia y la Educación), FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) o IAMCR (Asociación Internacional de Estudios de la Comunicación Social), estas personas se refieren a perspectivas más nuevas del rol y el lugar de la comunicación para el desarrollo que favorecen una comunicación de doble vía y horizontal: “la utilización sistemática de la comunicación apropiada y de técnicas para incrementar la participación de la gente en el desarrollo y para informar, motivar y entrenar a la población rural, principalmente en el nivel de las bases” (FAO, 1987:4). Aunque se puede argumentar que este enfoque aún resulta “paternalista” o una mera estrategia de marketing social, al menos distingue entre la política y la planificación/ acción a niveles micro y macro.
Antes de presentar los cambios en las estrategias y las técnicas, resumiremos las principales características teóricas de ambos enfoques de la comunicación para el desarrollo: el Modelo de Difusión/ Mecanicista y el Modelo Participativo/Orgánico.

2.1. El Modelo Difusionista

Generalidades

Los años 50 fueron la década del modelo de comunicación. Uno de los primeros y más influyentes de estos modelos no proviene de las ciencias sociales y las humanidades sino de la ingeniería de la información (Shannon y Weaver). El modelo lineal “fuente-transmisor-canal-receptor-destinatario” eclipsó a los enfoques más tempranos, más orgánicos, de la psicología y la sociología. Lasswell, Hofland, Newcomb, Schramm, Westley y McLean, Berlo y otros diseñaron un modelo de comunicación de acuerdo con sus concepciones. Esta profusión de modelos de comunicación puede ser atribuida a tres razones.
Primero, porque ellos identificaron a la comunicación como la transferencia de información (el estímulo) y eran partidarios de la metodología empírica, estableciéndose así las bases de la comunicología como una ciencia distinta y legítima.
Segundo, los teóricos enfocaron a la eficiencia o efectosde la comunicación (la respuesta), sosteniendo vastas promesas de manipulación o control de los receptores del mensaje con diversos intereses.
Finalmente, el modelo de la comunicación se desarrolla íntimamente con la naturaleza y los mecanismos de la comunicación mediática o masiva, una emergente y poderosa fuerza en aquel tiempo.
Por lo tanto, en aquellos años la disciplina de la comunicación se concentró ampliamente, y de manera más importante, en el estudio de sus efectos. El efecto “bala” o “aguja hipodérmica” de los medios sería una rápida y eficiente respuesta a múltiples problemas sociales. Robert White (1982:30) escribió que “este énfasis puntual en los medios y sus efectos ha llevado también a una premisa... que la información de los medios es una poderosa panacea para los problemas del desarrollo humano y socioeconómico”, sin mencionar los dilemas del marketing y la propaganda.
Contradiciendo a las exuberantes expectativas los efectos directos se convirtieron con el paso del tiempo en efectos limitados, mínimos, condicionales y en el “flujo en dos etapas”.

Enfoques de la comunicación más específicos

En dichos años fueron considerados en la perspectiva de la modernización más factores sociológicos, psicológicos, políticos y culturales. El lugar y rol del proceso de comunicación en dicha perspectiva fue posteriormente examinado en la campaña de la elección presidencial de EE. UU., donde funcionó como esquema teórico.
Estos modelos ven el proceso de comunicación como un mensaje circulando desde un emisor a un receptor. Luego de un estudio de las elecciones presidenciales de 1940 en el condado de Erie, Ohio, surgió la idea del denominado “flujo de la comunicación en dos pasos” (Lazarsfeld y otros, 1944). Aunque los investigadores esperaban encontrar que los medios masivos (radio y periódicos) tenían una gran influencia en la elección, concluyeron que las decisiones eran influidas principalmente por los contactos personales y la persuación cara a cara. La primera formulación de la hipótesis del flujo en dos pasos fue la siguiente: “las ideas a menudo fluyen desde la radio y los periódicos hacia los líderes de opinión y de éstos a los sectores menos activos de la población” (Lazarsfeld, 1944:151). Así, dos elementos eran involucrados: (a) la noción de una población dividida entre participantes “activos” y “pasivos”, o “líderes de opinión” y “seguidores”; y (b) la noción de un flujo o influencia en dos pasos antes que un contacto directo entre “estímulos” y “respuestas” (o la llamada también teoría de la bala mágica o aguja hipodérmica). Desde aquella época el concepto y el rol de la influencia personal han adquirido un alto status en la investigación de las campañas y el proceso de difusión, especialmente en los Estados Unidos. La conclusión general de esta línea de pensamiento es que la comunicación masiva es menos importante que la influencia personal para tener un efecto directo en el comportamiento social. La comunicación masiva es importante para difundir nuevas posibilidades o prácticas, pero la comunicación personal es más influyente en la etapa en que se toman las decisiones sobre adoptar o no adoptar una innovación.
Por lo tanto, podemos caracterizar a esta era como “centrada en el emisor y los medios” . Estos nuevos modelos, en conjunto con la obsesión por los medios masivos, condujo a una conceptualización de la comunicación como algo que una persona hace con otro. White (1984:2) sostiene que este sesgo de la teoría de la comunicación en favor de los medios, los efectos y anti-igualitario “...se ha desarrollado ampliamente como una explicación sobre el poder y los efectos de la comunicación masiva y no brinda una adecuada explicación de los factores del cambio social que conducen hacia la democratización”.
Everett Rogers (1962, 1976) observó el proceso de difusión y adopción de innovaciones culturales, basándose principalmente en la investigación sociológica de sociedades agrarias. La modernización se concibe aquí como un proceso de difusión en el cual los individuos transitan de un modo de vida tradicional a otro más complejo, más técnicamente desarrollado y más rápidamente cambiante. Por lo tanto este enfoque se interesa en el proceso de difusión y adopción de innovaciones de una manera más sistemática y planificada. Este autor distingue cinco fases en el proceso de difusión: conocimiento, interés, evaluación, prueba y adopción. El rol de los medios masivos se concentra en la primera etapa del proceso, mientras que “las fuentes personales son mas importantes en la etapa de evaluación del proceso de adopción” (Rogers, 1962:99). En una segunda edición de su libro Rogers (1976) dijo que hay sólo cuatro etapas cruciales en el proceso de difusión y adopción:(a) el conocimiento de la innovación en sí misma (información), (b) la comunicación de la innovación (persuasión), (c) la decisión de adoptar o rechazar la innovación (adopción o rechazo), y (d) la confirmación de la innovación por parte del individuo.
Tres enfoques más contribuyeron al suceso del modelo de la difusión: estos son las interpretaciones psicológica, institucional y tecnológica de la comunicación para la modernización.
La perspectiva conductista o psicosocial de la comunicación y la modernización se interesa particularmente en los valores individuales y el cambio de actitudes. Rokeach (1966) definió a la “actitud” como una organización de creencias relativamente cristalizada acerca de un objeto o situación que predispone a la persona a responder de una determinada manera. El “cambio de actitud” sería “un cambio en la predisposición, un cambio en la organización de la estructura de creencias o un cambio en el contenido de una o más de las creencias comprendidas en la organización de actitudes” (Rokeach, 1966:530). En la perspectiva de Daniel Lerner (1958), uno de los más representativos autores del paradigma de la comunicación para la modernización, es central el concepto de “empatía”, esto es, “la capacidad de verse a uno mismo en la situación de otra persona,... que es una herramienta indispensable para que la gente abandone hábitos tradicionales”. La principal hipótesis de su estudio era que “la alta empatía sólo es predominante en el estilo personal de la sociedad moderna, la que es distintivamente industrial, urbana, alfabetizada y participativa” (Lerner, 1958:50). En su diseño de investigación era central la capacidad individual y psíquica de la gente para adaptarse por sí misma a los ambientes modernos. Las personas empáticas, a diferencia de las llamadas personas tradicionales, tienen un más alto grado de movilidad, lo que significa capacidad para el cambio, y una acción orientada hacia el futuro y racional. Por lo tanto, según Lerner la movilidad estimula la urbanización, que a su vez aumenta la alfabetización y consecuentemente también la participación política y económica. También el rol de los medios masivos es examinado cuidadosamente en este contexto: “el hombre moderno encuentra las noticias sobre el mundo en los medios masivos antes que en los medios personales, y prefiere las noticias nacionales e internacionales antes que el deporte, la religión o las noticias domésticas” (Inkeles, 1972:112). En otras palabras, los medios de comunicación estimulan, de forma directa e indirecta, la movilidad y el desarrollo económico; ellos son los “motivadores” y “movilizadores” para el cambio y la modernización.
Wilbur Schramm (1964), basándose en Lerner, observó también esta conexión entre la comunicación masiva y las instituciones y prácticas de la modernización. Los medios de comunicación modernos suplementan y complementan como “multiplicadores de la movilidad” a los canales orales de la sociedad tradicional. Su desarrollo es paralelo al desarrollo de otras instituciones de la sociedad moderna, como las escuelas y la industria, y está muy relacionado con algunos de los índices de crecimiento económico y desarrollo social, tales como la alfabetización, el ingreso per cápita y la urbanización. Indicó también que “un país en desarrollo debería otorgar especial atención a la combinación de los medios masivos con la comunicación interpersonal” (Schramm, 1964:263). En la opinión de Schramm los medios masivos desarrollan al menos tres funciones: ellos son los “vigilantes”, los “hacedores de política” y los “maestros” del cambio y la modernización.
Una tercera perspectiva, el enfoque tecnológico determinista, considera a la tecnología como un artefacto libre valorativamente y neutral políticamente que puede ser usado en cualquier contexto social e histórico. Dentro de esta perspectiva al menos cuatro diferentes puntos de vista pueden ser distinguidos. Una primera posición bastante optimista comparte la convicción de que el desarrollo y la aplicación de tecnologías puede resolver todos los variados problemas de la humanidad. La segunda postura lleva a la anterior a un extremo opuesto, es decir a la concepción de que la tecnología es la fuente de todos los conflictos de las sociedades. Una tercera variante expresa la visión de la tecnología como un potente factor del desarrollo, como la fuerza que conduce al desarrollo. La cuarta variante ha sido popularizada por Marshall McLuhan (1964). El ve a la tecnología como una fuerza inexorable del desarrollo, una fuerza tan irresistible como abarcadora. Como señaló McLuhan (1964:VIII): “cualquier tecnología crea gradualmente un nuevo ambiente humano” o, en otras palabras: el medio es el mensaje.

El “esquema de referencia” de la modernización y la dependencia

Mientras que los voceros de la teoría de la comunicación para la modernización toman al estado-nación como su principal esquema de referencia, los dependentistas consideran predominantemente el nivel de análisis internacional. Estos sostienen que la dominación de la Periferia por el Centro ocurre a través de una combinación de componentes de poder, esto es militares, económicos, políticos, culturales, etc. Los componentes específicos de la dominación de una nación en un determinado momento varían de uno a otro país como resultado de las variaciones en numerosos factores, que incluyen los recursos del Centro de poder, la naturaleza o la estructura de la nación Periférica y el grado de resistencia a la dominación.
En la actualidad los componentes culturales y de la comunicación han alcanzado una gran importancia en la continuidad de las relaciones de dependencia. Esto es así porque, como muchos académicos indican, estamos dentro de una situación bastante paradójica, por la cuál a medida que el Tercer Mundo comienza a emanciparse económica y políticamente, se incrementa la dominación cultural. Mientras los primeros colonialistas estaban más interesados en la explotación económica de áreas rentables y mostraban solo un moderado interés en la administración política, la evolución tecnológica de los medios de comunicación ha contribuido a una dependencia ideológica y cultural.
La dependencia es la antítesis de la modernización en muchas maneras, pero al nivel de la comunicación es una continuación de ella. La teoría de la dependencia indica que las condiciones predominantes en el mundo no alineado no son una etapa en la evolución hacia el desarrollo sino el resultado de una estructura internacional consolidada. En otras palabras, si la perspectiva de la modernización sostiene que las causas del subdesarrollo.
radican principalmente dentrode las naciones desarrolladas, la teoría de la dependencia postula que las razones del subdesarrollo son principalmente externasa la sociedad dependiente.

2.2. El modelo participativo

Generalidades

El modelo participativo incorpora los conceptos del emergente esquema de referencia de la multiplicidad/otro desarrollo. Afirma la importancia de la identidad cultural de las comunidades locales y de la democratización y participación en todos los niveles internacional, nacional, local e individual. Esto apunta a una estrategia no meramente inclusiva sino ampliamente originada en los tradicionales “receptores” de la comunicación. Paulo Freire (1983:76) se refiere a esto como el derecho de toda la gente a expresar su palabra individual y colectivamente: “esto no es el privilegio de algunos pocos hombres, sino el derecho de todo ser humano. Por lo tanto ninguno puede expresar una palabra verdadera en soledad —ni puede decirla por otro, en un acto prescriptivo que silencie las palabras de otros”.
La participación es muy importante en el proceso de la toma de decisiones para el desarrollo porque hace compartir la información, el conocimiento, la confianza, el compromiso y una correcta actitud respecto de los proyectos de desarrollo. “Esto requiere de una nueva actitud para superar el pensamiento estereotipado y promover una mayor comprensión de la diversidad y la pluralidad, con pleno respeto de la dignidad y la igualdad de las personas que viven en diferentes condiciones y actúan de modos diferentes”. (International Commission for the Study of Communication Problems, 1980:254). Este modelo sostiene la colaboración recíproca a través de todos los niveles de participación. Es necesario escuchar lo que otros dicen, respetar la actitud de la contraparte y tener confianza mutua.
Los promotores de la participación no subestiman la habilidad de las masas para autodesarrollarse ni tampoco su medio ambiente. “Los esfuerzos del desarrollo deben basarse en la capacidad de la gente para discernir qué es lo mejor que se puede hacer cuando buscan su propia liberación y cómo participar activamente en la tarea de transformar la sociedad. Las personas son inteligentes y tienen siglos de experiencia. Pongamos en juego su fortaleza. Escuchémoslas.” (Xavier Institute, 1980:11).

Identidad cultural, poder y comunicación participativa

Según muchos autores la auténtica participación se relaciona directamente con el poder y su distribución en la sociedad. La participación “puede resultar incómoda para aquellos que sostienen el status quo y en consecuencia es esperable que sean resistidos dichos esfuerzos de fortalecimiento del poder de la gente” (Lozare, 1994:2). Por lo tanto el desarrollo y la participación están íntimamente relacionados.
La participación implica una más equitativa distribución del poder económico y político, lo que a menudo disminuye las ventajas de ciertos grupos. El cambio estructuralsupone la redistribución del poder. En las áreas de la comunicación masiva muchos expertos coinciden en que el cambio estructural ocurrirá primero cuando se establezcan políticas de comunicación participativas. Mowlana y Wilson (1987:143) dicen por ejemplo que “las políticas de comunicación son básicamente derivadas de las condiciones e instituciones económicas, culturales y políticas bajos las cuales ellas operan. Ellas tienden a legitimar las relaciones de poder existentes en la sociedad y, por lo tanto no pueden ser cambiadas sustancialmente sino se registran cambios estructurales fundamentales de la sociedad que puedan alterar estas relaciones de poder en sí mismas”.
Dado que el diálogo y la interacción cara a cara es inherente a la participación, el comunicador del desarrollo deberá dedicar más tiempo al trabajo de campo. Le llevará más tiempo desarrollar la interacción y la confianza. El contacto continuo, los compromisos compartidos, las promesas mantenidas y las actualizaciones entre visitas son importantes. El desarrollo de la confianza social precede a la tarea de la confianza individual. Ambas partes necesitan de paciencia. Es importante notar que cuando tratamos a la gente de la misma manera en que deseamos ser tratados, aprendemos a trabajar en un equipo y esto genera un real compromiso y también motivación. La honestidad, la confianza y el compromiso de las esferas de conducción y gestión del desarrollo conllevan también honestidad, confianza y compromiso de las bases. Esto lleva a la verdadera participación. Y la auténtica participación conduce a políticas y planeamientos apropiados para desarrollar un país dentro de su medio cultural y ambiental.
Consecuentemente también ha cambiado la perspectiva de la comunicación. Está ahora más interesada en el proceso y contexto, esto es, en el intercambio de “significados” y en la importancia de este proceso, es decir, los patrones de relación social y las instituciones sociales que son resultado de dichos procesos y son determinadas por el mismo. La “otra” comunicación “favorece la multiplicidad, la escala pequeña, lo local, la desinstitucionalización, el intercambio de los roles de emisores y receptores y la horizontalidad de los vínculos en todos los niveles de la sociedad” (Mc Quail, 1983:97). Como resultado de esto la atención se traslada desde un “comunicador” hasta una orientación más centrada en el receptor, con el resultado de un énfasis en el significado buscado y producido antes que en la información transmitida.
Con un enfoque de estas características uno no intenta crear una necesidad de información que luego uno tiene que difundir, sino que es necesario divulgar información para la cual existe una necesidad. Los expertos y trabajadores del desarrollo que responden a este criterio encuentran que es relevante para el contexto. El énfasis se aplica al intercambio de información antes que a la persuasión dentro del modelo de la difusión.

Dos enfoques principales de la comunicación participativa

Hay dos enfoques principales de la comunicación participativa que en la actualidad son aceptados como de sentido común. El primero es la pedagogía dialógica de Paulo Freire y el segundo incluye las ideas de acceso, participación y autogestión articuladas en los debates de la Organización de las Naciones Unidas para la Ciencia, la Educación y la Cultura (UNESCO) de la década del 70. Cada proyecto de comunicación que se autodenomina participativo acepta estos principios de la comunicación democrática. De todos modos, existe hoy una amplia variedad de intenciones y experiencias prácticas. Y antes de explorar estas diferencias es útil revisar el trasfondo común.
El argumento freiriano muestra una estrategia teórica dual. Insiste en que las personas dominadas deben ser tratadas como sujetos plenos en cualquier proceso político. Esto implica una comunicación dialógica. Aunque inspirado en algún sentido en el existencialismo de Sartre —un respeto por la personalidad autónoma de cada ser humano—, la más importante fuente es una teología que demanda respeto por la otredad —en este caso de otro ser humano. La segunda estrategia es un momento de esperanza utópica derivada de las obras tempranas de Marx sobre que la especie humana tiene un destino que es más que una vida para satisfacer necesidades materiales. También de Marx se deriva una insistencia en las soluciones colectivas. Freire sostiene que la oportunidad individual no es una solución para las situaciones generales de pobreza y dominación cultural.
Estas ideas son profundamente impopulares entre las elites, incluyendo las elites del Tercer Mundo, pero hay sin embargo una amplia aceptación de la noción de Freire acerca de la comunicación dialógica como una teoría normativa de la comunicación participativa. Uno de los problemas con la propuesta de Freire es que su teoría de la comunicación dialógica se basa en el diálogo grupal antes que en los medios amplificadores como la radio, los impresos y la televisión. Freire también le brinda poca atención al lenguaje o la forma de comunicación, concentrando la mayor parte de su discusión en las intenciones de las acciones comunicativas.
El segundo discurso sobre la comunicación participativa está en el lenguaje de la UNESCO acerca de la autogestión, el acceso y la participación formulado en 1977 en el encuentro de Belgrado, Yugoslavia. El informe final de este encuentro define los términos de la siguiente manera:
Accesorefiere al uso de los medios de comunicación para el servicio público. Podría ser definido en términos de las oportunidades disponibles para el público de seleccionar programas variados y relevantes y de tener medios de retroalimentación para transmitir sus reacciones y demandas a las organizaciones productivas.
La participación implica un más alto nivel de involucración del público en los sistemas de comunicación. Esta incluye la participación del público en el proceso de producción y también en el gerenciamiento y la planificación de sistemas de comunicación.
La participación puede ser nada más que la representación y la consulta del público en el proceso de decisión. Por otro lado, la autogestión es la más avanzada forma de participación. En este caso, el público ejercita el poder de decisión dentro de empresas y organizaciones de la comunicación y está también plenamente envuelto en la formulación de políticas y planes de comunicación.
Estas ideas son importantes y ampliamente aceptadas como una teoría normativa de la comunicación alternativa: ésta supone acceso y participación. Sin embargo, uno puede notar ciertas diferencias con el planteo de Freire. El discurso de la UNESCO incluye la idea de una gradual progresión. Alguna capacidad de acceso puede ser obtenida pero la autogestión puede ser pospuesta al menos durante algún tiempo. La teoría de Freire no comparte dicho compromiso. Uno respeta la cultura del otro o se ve envuelto en la dominación y el modo “bancario” de educación impuesto.
El discurso de la UNESCO habla en términos neutrales acerca del “público”. Freire habla de los oprimidos. Finalmente el discurso de la UNESCO coloca el foco principal en la institución. La radio participativa, por ejemplo, significa una emisora de radio que es autogestionada por aquellos que participan en ella.

3. Conclusiones

Debería resultar obvio que no existe una perspectiva globalizadora del desarrollo. Ninguna teoría ha alcanzado y mantenido el dominio explicativo. Cada una de las tres perspectivas teóricas analizadas aún encuentran adherentes entre los académicos, los planificadores, las organizaciones internacionales y el público en general. En general, las versiones adaptadas y actualizadas de las ideas de la teoría de la modernización --crecimiento económico, planificación centralizada y la idea de que el desarrollo se origina en causas internas que pueden ser resueltas por la “ayuda” (tecnológica) internacional-- son a menudo compartidas por agencias del desarrollo y gobiernos. Una revitalizada perspectiva de la modernización, en la cual algunos de los errores del pasado son reconocidos y se realizan esfuerzos para alcanzar nuevas formas (como ocurre con la perspectiva de la multiplicidad), permanece como la perspectiva dominante en la práctica pero resulta crecientemente difícil de defender en la teoría. Por otra parte, mientras la teoría de la multiplicidad va ganando adherentes en las esferas académicas, en la práctica es concebida como una visión simpática aunque de un costado idealista.
De acuerdo con los hallazgos de estos y otros intelectuales percibimos un número de cambios en el campo de la comunicación para el desarrollo, el cual tiene considerables consecuencias para la política y el planeamiento de la comunicación:

3.1. El crecimiento de una comprensión más profunda de la naturaleza de la comunicación :

Los modelos de los años 50 y 60 veían a la comunicación simplemente como un mensaje circulando desde un emisor hacia un receptor (esto es el clásico modelo E-M-R de Lasswell). El énfasis se centraba principalmente en el emisor y los medios de comunicación; la fortaleza radicaba en la libertad de prensa, la ausencia de censura, etc. Desde los ‘70, sin embargo, la comunicación se ha centrado más en el receptor y en el mensaje. El énfasis está ahora en el proceso de comunicación (esto es el intercambio de significado) y en la significación de este proceso (esto es las relaciones sociales creadas por la comunicación y las instituciones sociales y el contexto que resulta de tales relaciones). 

3.2. Una nueva comprensión de la comunicación como un proceso de doble vía:

El enfoque “oligárquico” de la comunicación implicaba que la libertad de información es un derecho de una sola dirección, de arriba hacia abajo, del Centro a la Periferia, desde una institución a un individuo, de una nación rica a una pobre, etc. En la actualidad la naturaleza interactiva de la comunicación es crecientemente reconocida. Es pensada como fundamentalmente de ida y vuelta, interactiva y participativa antes que lineal.

3.3. La tendencia hacia la democracia participativa:

El fin de la era colonial ha visto la emergencia de muchos estados independientes y la difusión de los principios democráticos, aunque sólo sea a nivel de las ideas. Pese a ser ignorada en la práctica, la democracia es honrada en la teoría. Los medios de comunicación mundial están aún ampliamente controlados por los gobiernos y poderosos intereses privados, pero ellos son más permeables y más seguros de los ideales democráticos que lo que eran previamente. Al mismo tiempo el alfabetismo se ha incrementado y ha habido un marcado mejoramiento en la capacidad de la gente para manejar y usar tecnologías de la comunicación. Como consecuencia más y más personas pueden usar los medios masivos y no se les puede denegar el acceso y la participación en los procesos de comunicación por sus carencias de habilidades técnicas y comunicativas.

3.4. El reconocimiento de desequilibrios en los recursos comunicativos:

La disparidad en los recursos de la comunicación entre diferentes partes del mundo es crecientemente reconocida como problema de interés. Cuando las naciones del Centro desarrollan sus recursos, la brecha entre Centro y Periferia se hace más grande. La cuestión de una más equilibrada e igualitaria distribución de los recursos comunicativos solo puede ser discutida en términos de poder a nivel nacional e internacional. El intento de las elites de poder locales de controlar los canales de difusión —la prensa, la radiodifusión, la educación y la burocracia— no asegura el control de las redes de comunicación en una determinada sociedad. Ni tampoco el control de los medios masivos asegura siempre la fortaleza de las instancias de poder, ni una movilización acorde con sus objetivos, ni una efectiva represión de la oposición.

3.5. Una creciente sensibilidad de la transnacionalización y la sincronización cultural:

Quizás el gran ímpetu hacia una nueva formulación de las libertades de la comunicación y la necesidad de políticas y planeamientos realistas de la comunicación han conducido a la certeza de que el flujo internacional de comunicación se ha convertido en la principal vía de sincronización cultural transnacional. Esta sincronización cultural puede acontecer sin relaciones de dependencia perceptibles.

3.6. Una nueva comprensión de lo que está ocurriendo dentro de las fronteras del estado-nación:

Hay que aceptar que los factores “internos” y “externos” que inhiben el desarrollo no existen independientemente unos de otros. Así, para entender y desarrollar una estrategia propia hay que tener una comprensión de las relaciones de clase de una particular formación social periférica y de los modos en que dichas estructuras se articulan con el Centro, por un lado, y de las clases existentes en el Tercer Mundo, por otro lado. Reducir la actual estructura de clases del Tercer Mundo, por ejemplo, a una mera marioneta cuyos intereses son siempre mecánicamente sinónimos de aquellos del Centro, es ignorar la realidad de una relación mucho más compleja. La muy desigual y contradictoria naturaleza del proceso de desarrollo capitalista produce una relación constantemente cambiante.

3.7. El reconocimiento del “impacto” de la tecnología de la comunicación:

Algunos sistemas de comunicación (por ejemplo los equipos de audio y video, las fotocopiadoras, los aparatos de radio) han resultado baratos y tan simples que los criterios para regularlos y controlarlos desde un punto central, así como la habilidad de manejarlos, ya no son tan relevantes. Sin embargo, otros sistemas (por ejemplo los satélites, los equipos remotos y los transbordadores de datos) son tan costosos que no están al alcance de los países más pequeños y no son adaptables a los ambientes locales.

3.8. Una nueva comprensión hacia la integración de distintos medios de comunicación:

Los modernos medios masivos y las redes paralelas de medios folklóricos o de comunicación interpersonal no son por definición mutuamente excluyentes. Al revés de lo que creen los teóricos de la difusión, ellos son más efectivos si se los usa de manera integrada y considerando las necesidades y contrastes del contexto local. Los modernos medios de comunicación han sido mecánicamente transplantados desde afuera en las sociedades del Tercer Mundo y han alcanzado diversas y limitadas tasas de penetración. Raramente ellos se integran en las estructuras institucionales como ocurre en las sociedades occidentales. Sin embargo, los medios pueden ser efectivamente combinados proporcionando en conjunto una distribución del trabajo funcional que haga reconocer los límites de la acción de los medios masivos.

3.9. El reconocimiento de las estructuras de la comunicación paralelas o duales:

Ni los gobiernos ni los particulares son capaces de operar efectivamente el control, la censura o el rol de guardabarrera con respecto a las redes de comunicación en todas las épocas de una determinada sociedad. Las redes paralelas y alternativas, que no siempre son activas, a menudo funcionan a través de estructuras de clases, religiosas, socioculturales y políticas o pueden ser usadas a través de canales folklóricos, artísticos o culturales. Estas redes muestran un comportamiento altamente participativo, altos índices de credibilidad y una fuerte integración orgánica con otras instituciones consolidadas de una determinada sociedad.

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