PERÚ [informe 2007]

   
     
 

Perú preocupa a las instituciones que monitorean la defensa efectiva de la libertad de expresión porque retrocede sistemáticamente en todos los indicadores internacionales: cae para Reporteros Sin Fronteras, empeora para la Freedom House y las noticias sobre amenazas y agresiones se han multiplicado. En 2007, fue asesinado el periodista Miguel Pérez Julca y otros muchos compañeros sufrieron ataques físicos y coacciones. La impunidad para los agresores de periodistas es, además, un síntoma de la falta de protección y garantías para el desarrollo de la libertad de prensa.

Reporteros Sin Fronteras se muestra especialmente preocupado porque, en 2007, se hayan registrado 180 agresiones, amenazas o intentos de atentados contra periodistas. Además, la organización contabiliza trece casos de saqueos o censura contra la medios de comunicación. El país, tristemente, se afana en empeorar cada año y en situarse en una de las peores posiciones del continente en el ranking mundial.
Muestra del tipo de intimidaciones que sufren los periodistas peruanos es la situación que vive Rosario Orihuela, directora de programas del Canal 4, que ha recibido por correo electrónico quince anuncios de su propio fallecimiento.
Todas las organizaciones que monitorean la libertad de prensa en el país coinciden en que la protección gubernamental a los periodistas es escasa e ineficiente. RSF declara: “La prensa aparece como el desahogo de toda una sociedad, todavía marcada por los años de la “guerra popular” de Sendero Luminoso (1980-2000), y las derivas del régimen de Alberto Fujimori, al que actualmente se está juzgando por la detención abusiva de un periodista en 1992, bajo su presidencia. Ya se trate de cocaleros, funcionarios municipales, policías, militares o simples ciudadanos, a los agresores raramente se le molesta”.
La Sociedad Interamericana de Prensa es, sin embargo, la más optimista a este respecto pues afirma que se han logrado “notables avances captura y condena de los autores materiales de los asesinatos de los periodistas Alberto Rivera Fernández y Antonio la Torre Echeandía ocurridos en el 2004 y Miguel Pérez Julca, en el 2007”. Aunque concluye que se ha avanzado muy poco en enjuiciar a los posibles autores intelectuales de los mismos. Es decir, se han registrado avances en el juicio de los sicarios que ejecutaban los asesinatos pero siguen en libertad los que los ordenaron y que, según parece, tienen relación, en muchas ocasiones, con los estamentos policiales y políticos.
El 14 de noviembre se falló una controvertida sentencia en la Primera Sala Especializada en lo Penal de Corte Superior de Justicia de Ucayali pues los jueces absolvieron por mayoría a Luis Valdez Villacorta, alcalde de la provincia de Coronel Portillo y a Solio Ramírez Garay, ex Presidente de la Sala Civil de la Corte Superior de Ucayali, de la acusación por el delito de homicidio calificado en agravio del periodista radiofónico Alberto Rivera Fernández en 2004.
La sentencia sí establece penas de cárcel para los autores materiales del crimen. Pero generó un gran debate y rechazo a nivel nacional e internacional pues no fue recurrida por el fiscal a pesar de que, durante el juicio, sí había pedido pena de cárcel para el alcalde y el ex magistrado. Todo ello “contribuyó a echar mayores sombras sobre un juicio empañado, durante los ocho meses que duró, por serias denuncias de irregularidades procesales”, según la SIP.
Dentro del ámbito judicial, también inquieta el desarrollo de los procesos judiciales contra los asesinos de otros tres periodistas: Jaime Ayala Sulca, Antonio La Torre Echeandía y Miguel Pérez Julca.
El Instituto Prensa y Sociedad (IPYS) mostró su disconformidad porque, el 12 de diciembre de 2006, el Segundo Juzgado Penal Supraprovincial de Lima decidiera archivar el caso del periodista Jaime Ayala Sulca, corresponsal del diario La República, desaparecido en 1984 en la ciudad de Huanta. Las denuncias responsabilizaban a oficiales de la Marina de Guerra del Perú destacados a la zona para combatir contra el terrorismo que en esa época padecía el país. Finalmente, en una decisión controvertida el 31 de octubre del 2007, la Sala Penal Nacional declaró nula la denuncia que la Fiscalía especializada en Derechos Humanos de Ayacucho presentó, en el 2006, contra el ex jefe del Comando Político Militar Ayacucho, general Adrián Huamán Centeno, y el Jefe de la base contra subversiva de Huanta, Augusto García del Barco, por delitos de lesa humanidad, entre ellos, la desaparición del corresponsal.
Por otro lado, la captura en septiembre del prófugo Moisés Julca Orrillo, acusado de ser el autor material del asesinato, en Ancash, de Antonio La Torre Echeandía presenta una nueva oportunidad para que la justicia condene a los responsables de la muerte del periodista, ocurrida en febrero del 2004. El crimen había quedado impune pues la Primera Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema de Justicia del Perú exculpó por falta de pruebas y ordenó la libertad del alcalde de Yungay, Amaro León León, y de Marino Torres Camone y Pedro Angeles Figueroa, sentenciados a 17 años de prisión por la Corte Superior de Ancash. Los magistrados de la Primera Sala Penal de la Corte Superior de Ancash han citado, en el proceso que se inició en octubre contra Julca Orillo, al ex alcalde Amaro León León y a otros doce involucrados en calidad de testigos. Ello puede reabrir el caso y ayudará, sin duda, a esclarecer este crimen. Informa SIP.


 
Este panorama judicial deja un sabor agridulce para las organizaciones que trabajan por la libertad de expresión. La situación de los periodistas en Perú se demostró más amarga aún con el asesinato de Miguel Pérez Julca, el 16 de marzo, en Jaén, al noroeste del país, denunciado por la Federación de Periodistas de América Latina y el Caribe. El periodista conducía el programa radiofónico Radio Éxitos. En un primer momento, los motivos de su asesinato no apuntaban tan claramente hacia la pista profesional, pero se confirmó pronto: los colegas de la víctima afirmaron que se disponía a hacer público un caso embarazoso para el Gobierno regional pues estaba en posesión de los nombres de tres policías corruptos, sospechosos de extorsionar a narcotraficantes. Varias semanas después del asesinato, se detuvo a tres sospechosos, entre ellos, a uno de los presuntos autores intelectuales. Según RSF, la detención, el 28 de noviembre, de un cuarto individuo señalado como autor material del crimen, Nazario Coronel Martínez, llevó finalmente a los investigadores a la pista de los policías corruptos.
Preocupa enormemente que el asesinato de Pérez Julca haya sido el único consumado en el país casi milagrosamente, pues varios compañeros sobrevivieron a los ataques. Danilo Bautista Hernández, presentador de la emisora Radio California en Nueva Cajamarca (Noroeste), ha recibido amenazas de muerte en varias ocasiones y, el 23 de noviembre, escapó con vida de un atentado con disparos. El intento de asesinato fue atribuido al Frente de Defensa de los Intereses de Nueva Cajamarca (FEDINC), una  organización local cuya gestión criticó el periodista en antena.

Dos meses antes, otro periodista radial, Julio César Mendoza Escobar de Radio Candela de Yurimaguas, se libró del asesinato porque no apareció en el lugar donde esperaban los sicarios. Estaba amenazado por sus revelaciones por un caso de desvío de fondos.
La justicia peruana no sólo se demuestra poco efectiva investigando los crímenes contra los periodistas sino que parece más eficiente condenando a estos por difamación. El Comité para la Protección de los Periodistas denuncia el caso de Rocío Vásquez Goicochea, directora del semanario Investigando Chimbote en la región noreste de Áncash, que fue condenada por la Quinta Sala Penal por difamación penal. Vásquez recibió una sentencia a un año de prisión en suspenso y se le ordenó pagar 3 mil soles al empresario local Samuel Dyer que había presentado una demanda en contra de Vásquez, en 2005, porque un reportero escribió una serie de artículos acusando a su empresa de prácticas de pesca ilegales y de corrupción.
El panorama de terror sobre la prensa se completa con amenazas constantes, como las que recibe Elías Navarro, director del semanario Línea Roja y corresponsal del diario nacional La República en Ayacucho (Sur), que ya sobrevivió a un atentado en 2006; o John Rupay Machaguay, del programa periodístico La Verdad en la Noticia, en el distrito Mariano Dámaso Berún, región Huánuco, que fue agredido físicamente y amenazado por el gerente de la Municipalidad, Gustavo Sotomayor Quipusco, el cual intentó arrebatar al periodista documentos que, supuestamente, comprometen al alcalde del distrito, Freddy Fernández, en actos de corrupción.
CPJ y SIP registran otras muchas agresiones contra la prensa. Ambos coinciden en la peligrosidad que vivieron cinco periodistas que fueron disparados mientras eran testigos de lo que parecía ser una ocupación ilegal de tierras cerca del pueblo nororiental de San Julián el 28 de junio, según contó Paola Lee, reportera de la cadena nacional América Televisión. Los dueños de las tierras habían invitado a Lee; Sandro Chambergo, reportero del diario Correo; Perla Polo, camarógrafa de América TV; y Gerardo Pérez y Rafael Rojas, reportero y fotógrafo de La República. Cuando los periodistas y los dueños de la propiedad salían de sus vehículos, sujetos no identificados comenzaron a dispararles. Según Lee, uno de los dueños de las tierras gritó, “No disparen, la prensa está acá”, pero la balacera se intensificó. Ninguno de los periodistas recibió heridas, pero ocho de los dueños de tierras recibieron heridas de arma de fuego leves.
El año terminó con una sucesión de agresiones contra la prensa especialmente continuas en noviembre. La región de Huánuco (Centro), muy expuesta al narcotráfico y la criminalidad, fue escenario de graves represalias contra la prensa, frecuentemente obra de cocaleros, exasperados al ver que se les considera sospechosos, con razón o sin ella, de connivencia con el tráfico de droga. Más grave aún, es para RSF, que el 15 de diciembre en Aucayacu, Sendero Luminoso volvió a dar que hablar reivindicando la difusión de una lista negra de personas a abatir, en la que aparecían cuatro periodistas: Ranforte Lozano y Segundo Ramírez, de Radio Aucayacu, Novel Panduro y Cirilo Velásquez, de Radio Luz. Reporteros Sin Fronteras resta credibilidad a la atribución a este grupo terrorista: “Nada indica que la guerrilla maoísta, hoy en gran parte desmantelada, fuera efectivamente la autora de esas amenazas. La simple mención de “Sendero Luminoso” puede, en efecto, servir de tapadera a organizaciones criminales. Como una marca de fábrica del terror, el nombre de Sendero Luminoso hoy, verdadero o falso, basta para recordar a los peruanos una guerra civil que, en veinte años, causó más de 70.000 muertos”.


 
 
Año
Muertos según IPI *
Muertos según IFJ**
Ranking RSF***
Puntuación RSF
Clasificación FH****
Puntuación FH

1994

 

 

 

 

Parcialmente libre

58

1995

 

 

 

 

Parcialmente libre

57

1996

 

 

 

 

Parcialmente libre

60

1997

0

 

 

 

Parcialmente libre

56

1998

0

 

 

 

Parcialmente libre

59

1999

0

 

 

 

Sin libertad

63

2000

0

1

 

 

Sin libertad

67

2001

1

0

 

 

Parcialmente libre

40

2002

0

0

36

9,5

Libre

30

2003

0

0

55

10,25

Parcialmente libre

35

2004

2

2

123

40

Parcialmente libre

34

2005

0

0

116

33,33

Parcialmente libre

40

2006

0

0

112

28,25

Parcialmente libre

39

2007

1

1

117

37,38

Parcialmente libre

42