DELEUZE EN LA FRONTERA   | 
  
 Texto enviado por el autor a Infoamérica.  | 
  
| “El fascismo está en todos nosotros, 
      en nuestras cabezas y en nuestro comportamientos cotidianos, nos hace amar el poder, amar incluso aquello que nos somete y explota.” Michel Foucault  | 
  
I. EN LA FRONTERA CON DELEUZE  | 
  
Podría ser en la frontera, mirando 
        un espejo, o bien entrando a su clase mientras voces rizomáticas 
        anuncian un agujero de antes del habla.   Un pensamiento del entre, que crece como la hierba en la vereda mudando 
        la tranquilidad del cuerpo, sus certezas de carne, la duplicación 
        de la vista. Lo decible y lo visible dejan de ser pared-blanca-agujero-negro 
        y se abren rompiendo y anunciando la alegría vital de la mano de 
        Nietzsche el bailarín.   | 
  
| II. Y LOS AFECTOS | 
Entonces Edipo no es más el pecado 
        original, la culpa de todos los días, tan bien manejada por los 
        vampiros. El “pequeño secretito”, chantaje de los manipuladores 
        y cazadores de inconscientes perdidos.   El delirio es el universo de los afectos, y si es cierto que nadie sabe 
        lo que puede un cuerpo – cuenta Spinoza, repite Deleuze- entonces el delirio 
        es ese encuentro donde todas las clasificaciones, las volutas marmóreas 
        del pensamiento de estado, la centralidad enferma que grita ¡yo 
        soy¡ deja lugar al universo poroso de la multiplicidad.  | 
  
| III. FUGARSE | 
Fugarse está muy mal visto. Existen 
        muchos prejuicios sobre la fuga.   Pero en realidad todo se está fugando permanentemente. Las cosas 
        van por el medio y en zig-zag. Sin embargo a nosotros se nos enseña 
        a andar en líneas duras. Tenemos que habitar segmentos duros vitales, 
        cumplir con las etapas de la vida. Entonces la vida –que se fuga para 
        todos lados- termina confundiéndose con esos segmentos.  Pero apenas empezamos a transitar por ese devenir, los segmentos duros 
        anuncian: reterritorialización.  | 
  
| IV. FRONTERAS | 
¿Por qué son tan interesantes 
        las fronteras? Son el límite del estado-nación, el último 
        lugar de la lengua materna, las costumbres.  Hay un devenir-frontera en la misma frontera, en su geografía 
        e intercambios de todo tipo (siempre sospechosos de “ilegalidad” y de 
        “ilegitimidad”). Entonces ese pensamiento que se piensa desde el centro 
        del estado-nación es trabajado por multiplicidades de todo tipo, 
        una y otra vez.  | 
  
 [1] 
        Conferencia inaugural en la Sala Antel – frontera 
        Uruguay/Brasil Org: Aldeanómade, julio de 2004.  | 
  
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