EL PERIODISTA TODO-TERRENO

 

Son  tiempos, los nuestros, los actuales, en los que el periodista ha de convertirse en un profesional que no solo se especialice en comunicar en un medio en concreto. También debe contar con la preparación básica y suficiente para adentrarse en todos los soportes –Prensa, Radio, Televisión e Internet– y en otros sectores de la comunicación. La unión de intereses, de modelos, de fines y de formatos ha de despertar nuevos quehaceres y perspectivas. Ésta es la dinámica.

 

Desde la misma especialización, el mercado de la comunicación, en lo que concierne al periodista, obliga a la autonomía, a la diversificación en otros campos de la comunicación -empresarial, política, asesoría de imagen, Marketing, propaganda, etc.- y fomenta la capacidad de generar contenidos integrados y multimedia para infinidad de soportes.

 

En los Estados Unidos de América, el periodista multimedia  ya es una realidad, y con el nuevo Plan de Estudios de Comunicación que la Unión Europea implantará en las universidades europeas en pocos años se espera que los nuevos periodistas sean los profesionales “todo-terreno” formados para responder globalmente a cualquier Redacción, ya sea en televisión, en radio, en prensa, en Internet, en los Gabinetes de Prensa o en otros medios. Sin embargo, debemos estar atentos para evitar situaciones de deterioro laboral, porque, en principio, y al final, lo normal y lo lógico es que, dado que los periodistas serán “multifunciones”, se contrate a más profesionales de la información para afrontar los nuevos retos y tareas. Sería imposible que una persona haga, globalmente, el trabajo de tres. Además, recordemos que existe un Estatuto de los Trabajadores y que esto que decimos, esto es, la extensión de faenas y de horarios, tiene un nombre que, como el poeta, de momento no mencionamos.

 

Posibilidades laborales

 

El periodista ampliará, de este modo, su mercado laboral, y ya no valdrá la consideración de limitarse a trabajar en un estudio de radio porque es la preferencia, nuestra preferencia o la de otros. Habrá que tener presente que hay diversas formas de trabajar en el Periodismo. Las circunstancias mandan. Lo que es preciso es hallar la felicidad y la ilusión en la tarea diaria, y eso es, además de deseable, posible. Es claro que, con una formación más amplia, el periodista podrá desenvolverse en más terrenos -grabación en video, producción, montaje audiovisual, presentación, locución, dirección de programas, grafismo, etcétera-. Quizá en un futuro será conveniente decantarse finalmente por una parcela, pero, ante todo, el consejo es no cerrarse las puertas a unas posibilidades que son ilimitadas. Poco a poco, la vida profesional, como en otro ámbito hace la personal, se irá encaminando por donde sea menester.

 

Ésta, sin duda, puede ser una coyuntura ideal a la que los Colegios Profesionales y las Asociaciones de Periodistas en España contribuyen o han de contribuir a través de cursos de reciclaje. En esta línea, es importante observar qué porcentaje de profesionales recibe esta formación y hasta qué punto resulta beneficioso para ellos. Faltan estudios sobre los aspectos formativos de los profesionales, acerca de la validez de esta formación y sobre sus mismos resultados. No conviene que se pierdan recursos en esta esfera, unos recursos, bien en lo material como en lo económico y humano, que siempre son escasos.

 

Los Colegios Profesionales de Periodistas en Comunidades Autónomas como Cataluña, Madrid, Galicia y, en breve, Murcia son, además, en paralelo, instituciones  que buscan defender los intereses del gremio, y que deben responder ante las presiones de grupos políticos y empresariales, al tiempo que se enfrentan al resto de cuestiones que atañen al sector.

 

Realización de estudios

 

Una de las urgentes acciones que deben tomar y afrontar los Colegios son las publicaciones de estudios sobre la actualidad que se vive y que se percibe, y que incluso se critica, dentro de la profesión. Estas ediciones han de servir para que las instituciones públicas tomen nota y solucionen una situación precaria, que, en algunos supuestos, es vergonzosa y vergonzante.

 

No está de más que recordemos que en el frontispicio de nuestro trabajo ha de figurar el deber de informar con las máximas garantías de libertad de divulgación, de independencia y de honestidad. Hoy en día, estos valores, gracias a las nuevas tecnologías y a la democratización de la información, que tiene una forma implementada en la participación ciudadana a través de Internet, respaldan, o han de respaldar, el trabajo del periodista.

 

Conviene que el periodista no se sienta solo ante posibles amenazas o intentos de mitigar su actividad. Aquí, como en otras esferas ciudadanas, hemos de defender el interés general, que está representado, entre otros, por el profesional de la información, legítimo defensor de los intereses comunicativos de la sociedad. No caben vacilaciones en ello. La tolerancia ante restricciones del quehacer periodístico ha de ser cero. Nos va en este asunto un derecho fundamental, que sostendremos por el bien de todos, de la profesión y de los mismos ciudadanos.

 

Juan Tomás Frutos.