Las habilidades de un periodista cibernético, digital o del futuro:
más que un
redactor
Escribir a través de Internet es sólo cuestión de comenzar. La
comunicación en red da cabida al diseño de la interfaz y de la estructura de
contenidos, así como a la integración de textos, imágenes, sonido, bases de
datos, aplicaciones, etc. En este sentido tienen cabida los blogs o bitácoras,
también conocidos por el americanismo “Weblog”, debido a una variación de la
denominación original "blog". Se trata de una especie de diario que, de forma
complementaria a la prensa, está dando mucho que hablar y está revolucionando el
sector, aunque no decaiga la venta de ejemplares de periódico ni las tiradas.
Los “blogs” tienen el problema –o la ventaja, según se mire– de tener un
estilo de redacción informal y basado en experiencias personales, con la alta
dosis de subjetividad que ello comporta. Lo cierto es que no han dejado a nadie
indiferente. Ya no son una moda: se han convertido en un estilo de vida, o así
se podrían definir. Permiten interacción con los visitantes, algo en un
principio difícil en una página Web, y con posibilidad de realimentación de sus
contenidos. Se puede usar para dar opiniones personales, criticando con cierta
libertad de expresión, aunque ésta ha de estar sustentada en un contraste de las
informaciones y de conocimientos. No obstante, lo mejor de todo es la
actualización inmediata, la “dinamicidad” de los contenidos y la gratuitad que
ofrece la Red en este sentido. Quizá esta última es su mayor ventaja.
Nos encontramos con una forma de redacción amena, donde también hay que
saber respetar las fuentes, que se están convirtiendo progresivamente en más
fiables. Es normal que a los medios en general no les pueda interesar siempre
que existan estos blogs, ya que la información corre muy rápido a través de las
agencias, transcurre como la pólvora ardiendo. En esta tesitura, conviene que
recordemos que la información, también conocida como "el Cuarto Poder", debe ser
veraz y no ocultar la realidad ni tratar de enmascarar nada, es decir, no debe
tener dobles intenciones que dificulten analizar la auténtica visión de la
realidad.
Editar es
publicar
La Red es un medio de publicación instantánea. Esto altera las rutinas a
las que están acostumbrados los medios periódicos o con parrillas horarias.
Gestión del
caos
La Red tiene una componente de caos continuo, sin final previsto por el
momento. Precisamente este caos es una de las características más positivas de
la Red, puesto que permite unos grados de libertad de expresión desconocidos
hasta la fecha. La profesión de periodista en red integra a sus servicios la
capacidad de gestionar este aparente desorden y de ofrecer sus criterios de
organización a personas que deleguen en ella parte de su derecho de inmersión en
el desorden informativo.
Gestión de la
interactividad
La Red es interactiva, y el periodista digital debe buena parte de su
existencia a su eficiencia ante esta nueva capacidad de la "audiencia", ahora
ínter-actora, inviable en el periodismo de masas.
Gestión de la
hiper-textualidad
La Red es hiper-textual, multi-lineal. El buen periodista en red también
deberá sacar provecho de estas estructuras de información para ofrecer unos
contenidos personalizables, flexibles, ampliables, actualizables,
interactivos.
Gestión de la
memoria
La Red se caracteriza por disponer de una capacidad de memoria
virtualmente sin límites. El periodista en red debe trabajar a fondo esta
capacidad, de nuevo inviable en los medios tradicionales, a la hora de
contextualizar información, ofrecer backgrounds, utilizar archivos y
hacer público el acceso a bases de datos en estado puro.
Gestión de la
multi-culturalidad
La Red es mundial, lo que comporta que las posibles audiencias sean
multiculturales y multilingües. Cada medio digital opta por trabajar sobre una
audiencia determinada, y sería una lástima que un buen periodista en red
trabajara bien todos los puntos anteriores pero viera limitada su posible
clientela por una "simple" barrera cultural. Algunas temáticas estarán bastante
limitadas a un público monolingüe. Otras no. Los ordenadores cada año nos van a
ayudar más con los idiomas, pero las diferencias culturales siguen ahí, incluso
(o precisamente) dentro de las audiencias que conocen una misma
lengua.
Juan TOMÁS FRUTOS.
Pedro ALVÁREZ.