Periodismo
y ciudadanía: un aprendizaje compartido
La mirada se tercia expresiva cuando trazamos
los ejes que hay en común entre la ciudadanía, la educación y el papel de los
medios informativos, pero, en su sencillez, también es clara cuando tratamos de
adivinar las claves de la profesión periodística. Creo que el Periodismo
evoluciona con los mismos cánones y desde los mismos parámetros de la sociedad.
Hay un cierto mimetismo que tiene muy mucho que ver con la propia idiosincrasia
del uno y de la otra. Esto que señalamos, constituido en verdad casi
objetiva, hace que los medios de
comunicación sean una suerte de espejo del lugar y del tiempo donde estén
incardinados, por mucha perplejidad o sorpresa que esta situación nos pueda
generar en lo bueno y en lo malo, con sus claros y con sus aspectos más
oscuros.
Además, el
modelo avanza a pasos agigantados. Gracias a la incursión de las Tecnologías de
Tengamos en
cuenta que se muda igualmente la interpretación, que el modelo de medios de
comunicación caracterizado por una relación unidireccional, representada a
menudo en la comunicación con instituciones públicas y privadas, ha cambiado a
favor de un modelo omni-direccional y retro-alimentado por la aportación de los
ciudadanos a través de las denominadas TIC´S (Tecnologías de
Es necesario
describir este “paisaje” o “paisanaje”, que dirían nuestros escritores y
literatos del 98, para demostrar que el periodista es más que nunca un portavoz
de la sociedad, y que es imposible, debe serlo, cerrar los ojos a una realidad
que el propio público al que se dirige le está brindando al mismo tiempo. Sin
duda, el contenido que genera la sociedad en
Son muchos los ejemplos en los que el ciudadano, el sujeto universal de la información que nos indica Desantes Guanter, es el auténtico protagonista en ambos lados del proceso comunicativo. Por supuesto que debemos y podemos incrementar ese número de opciones de conocimiento, que lo son para la sociedad misma.
La calidad de los contenidos
Pese a estas posibilidades tan democráticas para compartir la información, los intereses empresariales y políticos sobre las empresas de comunicación están mermando la calidad de los contenidos que los periodistas pueden generar. Esto es un hecho que no nos debe impedir que veamos el bosque de las enormes posibilidades comunicativas y societarias que nos rodean. Se trata de una situación que, junto con la precariedad de los salarios, el desconocimiento sobre las asociaciones que defienden los intereses del sector y la falta de implicación de los poderes públicos para arreglar la situación socio-laboral de los periodistas, hacen que las metas no sean halagüeñas, pero pueden serlo, claro, con nuestro esfuerzo, con el de todos. La visión no puede ser más que apocalíptica, sobre todo para las gentes que observan desde mi prisma, desde éste que aquí y ahora especifico, habida cuenta de las circunstancias y de las condiciones que detectamos. No obstante, insistimos, el afán de superación nos ha de conducir por otros derroteros más optimistas.
Tan importante como las retribuciones paupérrimas en las que nos movemos es el exceso de periodistas que salen de las Facultades sin encontrar trabajo, así como la falta de polivalencia con la que se licencian en estos centros de educación superior, especialmente por la carencia de tiempo y de medios para cumplir plenamente los planes de estudio, las indicaciones de los expertos y los deseos de colaboradores y responsables del ámbito universitario. Hay excepciones, como antes indicamos, y hay suficiente e inestimable esfuerzo por parte del profesorado y de las propias entidades, pero aún los recursos se tercian insuficientes. Las Administraciones deben invertir más y mejor. Pueden.
El panorama que nos rodea brinda unas ocasiones excepcionales de mejora societaria desde el atrevimiento unánime de que nuestra labor debe mejorarse con el asentimiento de todos. En el global de opciones informativas, y desde una óptica personal, profesional y empresarial, hay una pluralidad comunicacional y comunicativa que nos debe hacer sentir un orgullo muy claro y singularmente basado en el quehacer de todos aquellos que estamos involucrados en el proceso de envío/recepción de los mensajes públicos. Toca, en paralelo, un aprendizaje conjunto para aprovechar toda la sinergia y las destacadas ocasiones que nos circundan. Aquí no puede haber tampoco una faena individualizada y compartimentada. Ayudemos a que la ciudadanía aprenda a hacer un mejor uso de los medios, y en esa labor de cimentación ganaremos todos. Seguro.
Juan TOMÁS FRUTOS.