El
fin y el instrumento educativo de los medios
Parece algo evidente, pero no
siempre se ve así. Podemos conjugar con cierta facilidad los términos
educación, sociedad, medios informativos y servicio público, pero no se
comprenden de manera global. Hagamos un análisis interno e interpretativo. Son
dos ejes trasversales: los medios de comunicación se deben a la sociedad donde
están inmersos e incardinados. Es su deber, y su vocación también. De la
educación de los medios han hablado todos los gurus
de la comunicación, desde Chomsky hasta MacLuhan, pasando por los grandes teóricos de todos los
tiempos, como los españoles Pedro Farias, José Tallón o Soria, o, en el ámbito
de las nuevas tecnologías, ha sido el caso de expertos como Bernardo Díaz Nosty.. Se han escrito ríos de
tinta, como tópicamente se suele decir. No podía ser de otro, por otro lado. El
asunto, verdaderamente, lo merece. Reflexionemos sobre lo que hasta nos indica
la intuición.
La Prensa ha cumplido 300 años de
existencia. Está más que consolidada. La radio tiene más de un siglo de
existencia. Su afianzamiento es total. A la centuria se aproximan la televisión
y el cine, dos fenómenos a caballo entre el arte, el didactismo, la belleza y
el entretenimiento formativo. En todo caso son unos procesos jóvenes, al menos
en sus aspectos de explotación comercial en masas (un siglo es nada, que diría
el poeta). Asimismo, medios más recientes, como Internet, han supuesto la gran
revolución por la convergencia de todos los antedichos y porque facilitan cantidades
ingentes de información en tiempo y espacio. La
primera madurez, como dice Santiago Fernández-Ardanaz,
está más que me conseguida. Ahora toca el segundo envite, que se ha de
sustentar en la innovación y en la consolidación de las ventajas ya fraguadas.
Esto no obstante, a pesar de que la
información llega a todas partes en tiempo real, en acotaciones y dosis cada
vez más cortas, temporalmente hablando, los medios de comunicación son unos
auténticos desconocidos, esto es, tenemos su apreciación, pero no los sabemos
acotar de manera conveniente. Lo peor es que no somos capaces de apreciar
(aunque quizá sí de advertir) su extraordinaria influencia social en los
ámbitos más relevantes de la misma. Nos referimos a las esferas cultural y
educativa, fundamentales, sin duda, para la convivencia.
No se entiende, a estas alturas de
extensión y de mejora en los perfiles de los contenidos y de los propios
continentes de los medios periodísticos, que no se haya reaccionado en todos
los países, cuando menos de los entornos considerados desarrollados, para poner
en marcha auténticos talleres o asignaturas dirigidas al conocimiento de lo que
son las empresas informativas y acerca del papel que desarrollan en las
distintas sociedades. Nos referimos a asignaturas regladas en Primaria y
Secundaria. Aquí cabe defender la docencia desde el punto de vista del papel
que pueden desempeñar los centros educativos, apoyándose en la defensa de los valores
que realizan la mayoría de los medios y que es el camino por donde han de
seguir.
La Prensa como modelo de proximidad
Es cierto que hay numerosos
profesores que utilizan la Prensa escrita y los medios audiovisuales para dar a
conocer la realidad que nos circunda, e incluso para ofrecer una visión más
nítida y completa de la geografía y de la historia del territorio donde
realizan su labor. El mostrar el paisaje y el paisanaje que nos circunda con
personajes cercanos en el tiempo y en espacio es siempre óptimo para que los
más pequeños, sobre todo, acierten a entender la importancia de las cosas. Los
modelos de proximidad en los diversos planos funcionan. Cuantos más sentidos
utilicemos para el aprendizaje mucho mejor para todos. No obstante, queda
camino por recorrer, seguramente porque hacen falta más recursos en manos de los
propios docentes.
Cuando las cifras de consumo de
televisión alcanzan una media en las distintas naciones, desarrolladas o no,
que superan las tres horas y hasta las cuatro horas, unos intervalos,
curiosamente, en los que la visualización de programas informativos es cada vez
menor, resulta necesario una búsqueda de caminos entrelazados por las
administraciones públicas, los centros educativos, las sociedades periodísticas
y las propias organizaciones ciudadanas para sacar partido, un partido mayor, a
ese menester educativo que desempeñan los “mass media”
y que, con su uso en las diversas disciplinas del aprendizaje en las más
variadas etapas del ser humano, puede contribuir a que sea aún más libre y
refrescante. La educación es la clave. Siempre ha sido así, y siempre lo será,
o deberá serlo.
Juan TOMÁS FRUTOS.