Catiana Ibarra Jerez.
Juan Tomás Frutos.
A modo de presentación
A
menudo tenemos la impresión de que los grandes cambios se han dado,
preferentemente, en el pasado siglo XX y en los albores de este siglo XXI. En
algunos casos es así, pero ha habido grandes revoluciones en diversos tramos de
la historia del ser humano. Si miramos un tanto atrás vemos empeños loables que
han hecho que, en la actualidad, estemos donde nos ubicamos. Hay diversas
actuaciones que, en un análisis más o menos pormenorizado, nos llaman la
atención por ser tan pioneras como definidoras de una sociedad en busca de un
auténtico progreso. El afán de conseguir la igualdad lo podemos hallar en muchas
etapas históricas. En relación a
El siguiente artículo recoge las conclusiones extraídas de
un trabajo de investigación realizado en
Posteriormente, analizamos una de las partes de este periódico de información local. Se trata de una sección que nació en el Diario con una periodicidad regular y que existió durante unos meses entre los años 1791 y 1792. Titulada la ‘Tertulia de Doña Leonor’, esta parte del periódico tiene una característica: está escrita por mujeres y dirigida a ellas. En el trabajo mostramos cuáles fueron los contenidos que se trataron en esta sección y cómo éstos estaban íntimamente relacionados con el papel que la mujer estaba cobrando en la época.
El surgimiento de un tipo de Periodismo
El objetivo del trabajo de investigación en cuestión,
titulado ‘El Diario de Valencia y su Tertulia de Doña Leonor’, es analizar,
precisamente, los contenidos de
La primera parte del
trabajo relata los motivos del nacimiento del Diario, la importancia de la
época histórica en la que surgió y cómo los distintos factores socio-culturales
y económicos del momento influyeron en esta publicación de información local.
En esta parte vemos como el Diario de Valencia es un instrumento de la élite
ilustrada y el resultado de una serie de transformaciones económicas que se
estaban produciendo en
El primer número del
Diario de Valencia se publicó en 1790 y el último en 1835. Esta publicación fue
un reflejo de los diferentes acontecimientos que se estaban produciendo en
Valencia y dibuja un retrato de la sociedad ilustrada del momento. Las páginas
del Diario muestran también cómo influyeron los acontecimientos que ocurrían en
el país vecino. Será, en ciertos momentos, un canal de penetración de estas
ideas, que nos acercan al modernismo de la “Revolución Industrial” que se
aproxima.
El plan de edición
del periódico está vinculado a dos objetivos básicos: el fomento del mercado y
la extensión de las luces. Son determinaciones que recoge en el prólogo que se
editó en el primer número del Diario (el 1 de julio de 1790) y que comparte con
el resto de periódicos que estaban naciendo en
“(...) Las muchas ventajas que han experimentado todos los pueblos cultos de las obras periódicas son tan notorias, que fuera por demás el reproducirlas, ni realzarlas; el público de Madrid (sin salir de nuestra península) nos será garante de lo que adelantamos desde la publicación de su Diario, ¿cuántas noticias no se han esparcido con utilidad? ¿Cuántas mejoras no se han notado? ¿Cuántos abusos no se han desterrado y cuántos no se esperan remediar? Aquella libertad con que se publica un pensamiento dirigido a la común instrucción, a mejorar el público, a destruir sus envejecidas preocupaciones ¿qué bienes no acarrea a la sociedad?
El Diario es un
papel que, hallándose en las manos de todos, contribuye más que otro alguno a
la general Ilustración, a conservar en la memoria las providencias que el
Gobierno tiene a bien expedir y publicar, y en medio de la curiosidad o de la
necesidad de leer un diario, se van introduciendo insensiblemente aquellas
máximas que pueden hacer a un pueblo feliz[3]
(...)”.
Valencia está
viviendo en esta época una segunda “edad dorada” que se traduce en un
espectacular crecimiento demográfico y en una expansión económica. Este
desarrollo, unido a los intereses de los ilustrados, será una de las
principales causas de la aparición del Diario de Valencia[4].
“La aparición del Diario de Valencia en 1790 es denotativa
de la presencia de grupos sociales interesados en la comunicación regular de
noticias, de unas capas burguesas atentas al movimiento mercantil y de la
difusión de adelantos técnicos y científicos que permiten multiplicar los
rendimientos agrícolas y manufactureros[5]”.
Posteriormente, el
trabajo pasa a analizar el periódico en sí. En esta segunda parte incide en las
características formales del Diario, en su tirada y en sus contenidos, que
estaban dirigidos principalmente a educar o bien tenían una utilidad comercial.
El 40% de las noticias del Diario estaban destinadas a instruir sobre ciencias, historia o arte, y eran el
núcleo ilustrado a través del cual se podía lograr la distribución y la
formación de los lectores. Sin embargo, la sección más extensa tenía una
utilidad comercial. Con el título de ‘Noticias particulares de Valencia’ era en
realidad una sección de anuncios por palabras muy similar a la que puede
encontrarse en cualquiera de los periódicos de nuestra época[6].
El
Diario de Valencia constaba de dos hojas en cuarto, de 14’5 cm. por 20’5 cm.,
con paginación correlativa cada trimestre, que se encuadernaba formando un
volumen para el cual se imprimían después la portada y los índices
correspondientes. Los promotores de la
publicación fueron el francés Joseph Marie de
Por todo esto,
podemos concluir lo siguiente sobre el Diario de Valencia:
-Fue uno de los
periódicos pioneros de su época, no sólo por tratarse de uno de los primeros
con una periodicidad diaria, sino también porque sentó las bases de lo que se
entendería como periodismo moderno.
-En sus páginas
encontramos un reflejo de los acontecimientos que se estaban produciendo en
El Diario también
fue un sujeto modificador de la realidad. Sirvió para difundir unas ideas y
para acercarlas a la sociedad y, en este sentido, ayudó a modelar los
comportamientos de la gente, al influirles sobre sus pensamientos. Un ejemplo
claro de ello es
El rol de la mujer
El siguiente apartado del trabajo se centra en el papel de
la mujer en el Diario. Aquí se muestra la imagen que se ofrecía de ella en la
publicación y se comprueba que la mayoría de los escritos que aparecen en el
Diario destacan los defectos femeninos[8].
En esta parte se analiza brevemente una sección que hubo en el Diario y que se
llamó ‘La correspondencia de las señoras de
Tras estas primeras
líneas, el trabajo intenta mostrar cuál era la situación real de la mujer del
siglo XVIII. Se centra en la de la clase alta, ya que es la destinataria de
La educación de las
féminas de entonces era precaria. El tipo de enseñanza que las mujeres de las
clases privilegiadas recibían desde niñas estaba relacionado con el papel que
más tarde se les iba a exigir desempeñar. Eran y estaban preparadas, sobre
todo, para aparecer como signo externo del lujo y de la posición social de su
marido. Aprendían a presentarse hermosas, se les enseñaba a caminar con gracia
y a bailar algo de música. En el caso de las mujeres de la clase media, las
preparaban para saber ocuparse en el futuro de todo lo relacionado con el
trabajo del ama de casa. Se procuraba tenerlas suficientemente apartadas de
toda información relacionada con la economía, la política, la ciencia y la
cultura en general para impedir que pudieran tener la menor participación en
estos campos[13].
No obstante, las ideas ilustrabas contrastaban con este hecho. Siguiendo la
lógica de su discurso, defendían que la mujer tenía derecho a participar de
En esta parte del
trabajo también se analiza el papel que jugaron las mujeres en las reuniones
sociales que se desarrollaban en la época. En estas tertulias, que normalmente
eran regentadas por ellas, aunque sólo los hombres participaban, se debatían
los temas candentes en la época y se creaban “estados de opinión”. A España
llegaron en la segunda mitad del siglo XVIII. Fueron lugares de encuentro entre
las figuras más destacadas, y centros de difusión de las ideas ilustradas y de
la actividad política[15].
El trabajo aborda
después las primeras iniciativas periodísticas dirigidas al sexo femenino y en
las que normalmente se comentaban sus necesidades intelectuales y sociales. La
mayoría denota un deseo por mejorar la situación de las mujeres en temas como
la educación.
Los contenidos de
A continuación, se
hace un análisis de
“(...) A consecuencia de haberse sumergido en el olvido la
correspondencia de las señoras de
El planteamiento
ilustrado de
El valor de las
mujeres se representará por su desdén respecto a la muerte. Se expondrán los
casos de aquellas que han perdido la vida para proteger sus pueblos y su
patria. Sólo hay una cosa que se antepone a la valentía: el honor, una de las
virtudes más preciadas para la mujer de la época.
Los autores de
Aunque no se conoce
la identidad de los creadores de esta sección, se puede afirmar, por los
textos, que se trataba de personas de la clase media-alta, que cultivaban las
artes y las ciencias, que leían libros y que conocían los acontecimientos que
estaban ocurriendo en el país vecino. No se sabe si eran hombres o mujeres.
Como ya hemos comentado, todos los redactores del Diario eran hombres pero no
sabemos si es cierto que se trataba de cartas que enviaban mujeres a la
publicación y eran transcritas por los redactores.
Para la confección
de las tertulias se utilizarán las obras de Mr. Thomas, de
Tras analizar las
hazañas que han protagonizado las mujeres en las diferentes épocas, los autores
de
El tema de la
educación será ampliamente tratado en las tertulias. Primero se ensalzará a
aquellas mujeres sabias que han destacado por su conocimiento de los idiomas,
las ciencias o las artes. Luego se criticará a aquellas que no se instruyen ni
leen libros porque sus únicas preocupaciones son estar a la moda, lucir un
bonito peinado o cultivar las relaciones sociales. De hecho, el mantenimiento
del estatus social de la familia era una de las principales ocupaciones de la
mujer de la clase alta. Retratará a la mujer del siglo XVIII como un objeto
bello y disciplinado pero sin entendimiento. Sin embargo, en otro artículo se
reconocerán las dificultades de acceso a la instrucción. En este sentido,
señalará que hay muchos hombres que no permiten a las mujeres leer libros para
que no muestren su talento, y hablará de los padres que no enseñan a leer a sus
hijas para que no utilicen estos conocimientos para galantear con los jóvenes.
La última tertulia
es reveladora. En ella se recogen todos los defectos de la mujer de la época, y
los autores descubren a su ideal, que encaja con las ideas ilustradas. En
primer lugar, despreciarán el lujo y la ostentación, porque consideran más
importante la bondad que la reputación. Por esta razón, la mujer ideal sería la
que ahorrase los gastos superfluos y los donase a los más pobres. Con esta
crítica,
“(...) Es
cierto que en tal estado sería menos activa la sociedad, pero también sería más
dulce la vida interior y sin tantos sinsabores entre las familias. Hablaríase
menos de galanuras, sin que por eso dejase de parecer bien la hermosura. Sería
los días puros y tranquilos... pero ¿es posible que una imagen tan dulce como
ésta no haya de ser tal vez más que mera ilusión? ¿Es posible que en toda esta
sociedad vana y turbulenta no haya de haber albergue para la simplicidad y la
dicha? (...)”.
“(...) Sería
estimable la mujer que en el estrado y la visita tuviese valor para defender a
su amiga, confesándola o reconociéndola por tal después de haberla oído
calumniar, aun cuando supiese que no había de llegar a su noticia, la que no se
ahorrase con los hombres viles aun cuando estos ténganle mayor valimiento, sino
que estimando la virtud, aborreciendo el vicio y reservando su ternura para la
honesta amistad, tuviese el ánimo de publicar un modo de pensar tan noble y
extraordinario[17]
(...)”.
Tras estas
apreciaciones, vemos como
El trabajo termina
con un apartado en el que se contemplan unas conclusiones, las referidas al
nacimiento del Diario de Valencia y aquellas que se centran en
También se incluyen
unos anexos con las fotocopias del Diario de Valencia de los días en que se
publica
NOTAS:
(1)
LAGUNA, A. y RIUS, I. El Diario de Valencia: Las crónicas
del pequeño mundo. Comunicación y
estudios universitarios, 1991, p. 83. Valencia: Fundación Universitaria San
Pablo CEU.
(2)
LAGUNA, A.; MARTÍNEZ, F. A.; y RIUS, I. Razones de un
nacimiento: el Diario de Barcelona. Treballs
de Comunicació, 1993, Barcelona.
(3)
Prólogo del Diario de Valencia, 1 de julio de 1790.
(4)
DÍEZ, F.
(5)
PIQUERAS, J. A. Prensa y burguesía en
(6)
LAGUNA PLATERO, A. Historia del periodismo valenciano: 200 años
en primera plana. Valencia: Generalitat, 1990, p. 38.
(7)
BILBAO, J. El Diario de Valencia:
luces y sombras: 1790-1800. Valencia: Fundación Universitaria San Pablo,
1994.
(8)
BILBAO, J. El diario de Valencia... Op. Cit, p. 68-75.
(9)
Diario de
Valencia, 20 de junio de 1791.
(10) Diario de Valencia, 20 de junio de 1791.
(11)
Historia del
trabajo en las mujeres: siglo XVIII. En: La mujer en los sindicatos; la
fuerza del futuro: Día Internacional de
(12) Vida cotidiana
en el siglo XVIII. En: Arte e Historia [en línea]. Madrid: Ed. Dolmen, 2001. http://www.artehistoria.com [consulta
10-07-03].
(13)
Historia del trabajo de las mujeres... Ob. Cit.
(14) La educación de
las mujeres en el siglo XVIII. En: Arte e
Historia [en línea]. Madrid: Ed. Dolmen,
2001. http://www.artehistoria.com
[consulta 10-08-03].
(15) Canales de
difusión de la cultura en el siglo XVIII. En: Arte e Historia [en línea].
Madrid: Ed. Dolmen, 2001. http://www.artehistoria.com
[consulta 10-08-03].
(16) Diario de Valencia, 10 de
octubre de 1791.
(17) Diario de Valencia, 15 de
febrero de 1792.
·
AGUILAR PIÑAL, F. La prensa española en el siglo XVIII:
Diarios, revistas y pronósticos. Madrid: CSIC, 1978.
·
ANDERSON, B. S. y
ZINSER, J. P. Historia de las mujeres, una historia propia. Barcelona:
Crítica, 2 vols., 1991.
·
BLASCO, R. La premsa al país valencià (1790-1983):
Cataleg bibliogràfic de les publicacions periòdiques aparegudes al País
Valencia desde 1790 fins els nostres dies. Valencia: Institut Alfons el
Magnánim, 1983.
·
DE
http://centros5.pntic.mec.es/ies.parque.de.lisboa/alumnos2001/index.html
[consulta el 10-09-03].
·
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investigación (1995) [en línea]. Revista de Estudios de comunicación,
diciembre, 1996.
http://www.ehu.es/zer/zer1/22revpabl.htm
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·
LONDOÑO, P. Las
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línea], número 23, volumen 27, 1990.
http://www.banrep.gov.co/blaavirtual/boleti5/bol23/publica.htm [consulta 20-09-03].
http://clio.rediris.es/udidactica/sufragismo2/revfran.htm [consulta
10-08-03].
http://www.helsinki.fi/science/xantippa/wes/wes21.html
[consulta 6-09-03].
http://www4.gvsu.edu/pozzig/escritoras_espanolas/Textos/otros_textos.htm
[consulta
20-09-03].
[1] LAGUNA, A. y RIUS, I. (1991)
[2] LAGUNA, A.; MARTÍNEZ, F. A.; y RIUS, I. (1993)
[3] Diario de Valencia, 1 de julio de 1790
[4] DÍEZ, F. (1992)
[5] PIQUERAS, J. A. (1992)
[6] LAGUNA PLATERO, A. (1990)
[7] BILBAO, J. (1994)
[8] Ibíd.
[9] Diario de Valencia,
20 de junio de 1791
[10] Ibíd.
[11] Historia del trabajo en las
mujeres: siglo XVIII. (2003)
[12] Vida cotidiana en el siglo XVIII. (2001)
[13] Historia del trabajo... Ob. Cit.
[14] La educación de las mujeres en el siglo XVIII. (2001)
[15] Canales de difusión de la cultura en el siglo XVIII.
(2001)
[16] Diario de Valencia, 10 de octubre de 1791.
[17] Diario de Valencia, 15 de febrero de 1792.