El impacto de las nuevas tecnologías

en las empresas periodísticas: Tendencias actuales y previsiones

Juan Tomás Frutos

Texto enviado por el autor a Infoamérica.

 

 

Conocemos el desarrollo del fenómeno periodístico desde el siglo XIX con la puesta en marcha de la Prensa, asociada a la nueva burguesía y a su poder empresarial. Posteriormente serían la radio y la televisión los medios emergentes y de gran influencia. Todo ha ido muy rápido durante el siglo XX hasta llegar a un enorme grado de evolución en las técnicas, en las estrategias y en la presentación de contenidos. La convergencia de medios y las Nuevas Tecnologías de la Información hacen que la revolución en el corto y en el medio plazo sea todavía mayor. La puerta, por así decirlo, acaba de abrirse, y es mucho lo que podemos esperar.

Según se desprende de un informe emanado de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), tras la Reunión tripartita sobre el futuro del trabajo y de la calidad en la sociedad de la información: sector de los medios de comunicación, la cultura y las industrias gráficas, celebrada en Ginebra en octubre de 2004, el impacto que suponen las nuevas tecnologías y las expectativas que éstas generan están provocando una revolución en la configuración de las empresas mediáticas, así como en las condiciones de empleo de los profesionales a nivel global.

Se conoce que la prensa escrita tiene diariamente más de 1000 millones de lectores en el mundo, y que la prensa digital ya va por los 2'6 millones. Es posible que los nuevos medios de comunicación capten una parte de los lectores, de los oyentes y de los telespectadores, apartándolos en cierta medida de los periódicos, de la radio y de la televisión, y que ello suponga el declive de algunos de los medios tradicionales. En 1994, los medios impresos representaban el 57% de la industria de la comunicación, mientras que los electrónicos representaban el 43%. Se prevé que en 2005 las proporciones sean del 34% y del 66%, respectivamente. El mercado laboral se amplía para los nuevos Licenciados en Periodismo, que ven cómo existen otras oportunidades distintas a las que ofrece el sempiterno trinomio compuesto por prensa, radio y televisión. Una estimación de la Oficina de Estadísticas del Trabajo de Estados Unidos de 2002 arrojaba el dato de que alrededor del 7% del empleo dedicado a la difusión por Internet correspondía a escritores, redactores y periodistas. La demanda de reporteros y de redactores se mantiene, ya que no hay motivo para pensar que partes considerables de ese trabajo puedan ser automatizadas.

No obstante, al mismo tiempo, los periodistas digitales han de realizar múltiples tareas, algunas muy técnicas y más bien poco vinculadas a su condición profesional, y que no están reconocidas ni valoradas en su contrato, pues los salarios siguen aún siendo más bajos para los periodistas digitales que para los de los medios tradicionales. Según expresó Pedro Manuel Moreno, Vicesecretario General de Comunicación de la Delegación Española de la UNESCO, "el 40% de los periodistas se declaraban analfabetos tecnológicamente, preguntados sobre sus capacidades para asumir los avances de la Sociedad de la Información", tomando como base y referencia un estudio realizado por la Federación Internacional de Periodistas, que es el organismo que más profesionales de la información aglutina a nivel mundial. En concreto, y según estadísticas de 2003, más de medio millón de profesionales estarían en esta tesitura.

Las previsiones para los profesionales de los medios de comunicación en el intervalo 2002-2012 estiman que aumentará la demanda de editores y de redactores (un 16% en Estados Unidos), entre los que habría un significativo desplazamiento hacia el periodismo “on line”, mientras que el número de puestos de trabajo para locutores de radio y de televisión disminuirá (debido a la fusión de emisoras de radio y de televisión, y al cambio tecnológico), con una tendencia a la estabilidad en el número de reporteros y de corresponsales. Una buena parte de la nueva oferta de trabajo se destinará a personas con movilidad geográfica, bien formadas, polivalentes (lo suficientemente expertos en herramientas tecnológicas que les permitan reproducir y reportar las noticias sin depender de terceros), adaptables y con un buen dominio del inglés.

En plena evolución

El sector está en fase de plena evolución, y existe una preocupación al respecto por parte de las organizaciones internacionales en cuanto al futuro de los profesionales de los medios de comunicación, como ponen de manifiesto las observaciones de Juan Somavia, Director General de la OIT, durante la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información en diciembre de 2003: "Los trabajadores de la sociedad de la información necesitan protección. Las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) pueden tener un efecto empobrecedor en las aptitudes, hacer que el trabajo sea mal remunerado, monótono, desenfrenado, estresante o precario, como lo evidencian los altibajos del NASDAQ. Las fronteras se desdibujan, el trabajo puede realizarse en cualquier momento y en cualquier lugar. Algunos trabajos están condenados a desaparecer. Son éstos los verdaderos problemas que se plantean y que deben abordarse, junto con las ventajas derivadas de las TIC. En el sector de los medios de comunicación peligra la vida de los periodistas que trabajan en medio de los conflictos, que son víctimas de persecución política o que contribuyen a sacar a la luz casos de corrupción. Así murió un centenar de periodistas el año pasado".

El mejor modo de reducir el número de bajas pasa por la preparación y por la capacitación de los periodistas, y éstos y sus organizaciones deberán garantizar una atención a la salud y una protección social adecuada para los profesionales en situaciones especialmente peligrosas. Una iniciativa de la FIP ha consistido en la publicación de la guía Live News: A survival guide for journalists. No en vano más de 1000 profesionales de los medios de comunicación han perdido la vida en el desempeño de su trabajo durante los 10 últimos años, 53 sólo en 2004.

En la misma línea internacional, durante el I Encuentro de Periodistas del Mediterráneo (Almería, abril 2005), periodistas pertenecientes a sindicatos y asociaciones profesionales de 24 países del área mediterránea acordaron proponer a gobiernos y empresas la aceptación de un Estatuto del Corresponsal de Guerra. En él se solicita que sea el enviado a la zona conflictiva, y no su empresa, quien adopte en cada momento las decisiones que estime convenientes. De igual modo, se pide que sea relevado de ese trabajo en cuanto lo requiera y que viaje siempre con todas las garantías, seguros y medios: chaleco antibalas, casco, botiquín, teléfonos o instrumentos adecuados para transmitir la información, además de otros útiles recomendados para su seguridad. También se alerta del peligro que suponen los llamados “periodistas empotrados” (reconocidos en la reciente invasión de Irak, 500 de los cuales acompañaron al Ejército de EE.UU.), que viajan a la zona de guerra junto a una de las partes en conflicto, no sólo por su seguridad, sino porque su libertad de información se ve coartada al tener que aceptar no difundir las noticias que la fuerza que les alberga no considere convenientes, sesgando así la información que proporcionan.

En lo concerniente a la configuración laboral interna de las empresas de comunicación debe flexibilizarse, aunque los mayores esfuerzos están viniendo por parte de los trabajadores. Algunas de las principales corporaciones de los medios de comunicación se consideran como empresas antisindicales o sin sindicatos. Los periodistas que aparecen en plantilla son muy pocos, proliferando las figuras de los trabajadores autónomos, por contrata o temporales. Muchos tienen contratos de corta duración, trabajan en régimen de subcontratación o forman parte del amplio sector de los contratados en prácticas, unas figuras que han proliferado por tratarse de una mano de obra barata. Un informe elaborado por Ibérica Comunicación, denominado Los medios de comunicación y las comunidades autónomas, revela que un 17% de los periodistas en activo de España trabaja sin contrato. Abundando más, la Agrupación General de Periodistas del País Valenciano, en su estudio Radiografía de la profesión periodística, indica que el 75% de los periodistas contratados están en precario, de manera temporal o por obra. Por lo tanto, la calidad y la durabilidad de los empleos se caracteriza por su inestabilidad, temporalidad y ausencia de prestaciones suplementarias o de cobertura de seguridad social (como vacaciones pagadas, protección de la maternidad, protección de la seguridad y la salud, jubilación…), al alcance sólo del personal permanente o de aquellos que disponen de medios para cotizar con cargo a sus propios recursos.

Progresos en las negociaciones colectivas

Se están produciendo avances en la negociación colectiva en nuestro país. El sector de la prensa periódica no diaria fue el primero en disponer, en 1999, de un convenio marco estatal para sus trabajadores, lo que no ocurrió con otros sectores como la prensa diaria y las agencias informativas, la radiodifusión privada, la radiodifusión pública y la televisión pública. Las relaciones laborales de los periodistas se han regido, en general, a través de convenios de empresa. En cualquier caso, los colaboradores y los “freelancers” son sistemáticamente excluidos de los convenios colectivos.

Aunque el sistema de convenios de empresa sigue en funcionamiento, en el sector de la prensa diaria se ha suscrito, en abril de 2005, el 2º Convenio Colectivo Nacional (el primero data del año 2000), con vigencia hasta el 31 de diciembre de 2006. El documento, que ha sido consensuado por la AEDE (Asociación de Editores de Diarios Españoles) y los sindicatos U.G.T. y CC.OO., y que, según datos del Libro Blanco de la Prensa Diaria 2005, editado por la propia AEDE, podría afectar a 12.600 profesionales, sirve de referencia, de estructura y de desarrollo normativo para el conjunto nacional.

Este Convenio refuerza las garantías de contratación, al considerar trabajadores fijos a quienes hayan tenido contrato temporal durante 24 meses continuados (frente a los 36 meses estipulados anteriormente), favorece el ingreso de trabajadores con contratos de duración determinada, formativos y a tiempo parcial, a la vez que contempla un aumento retributivo en los contratos formativos. Se incorporan, igualmente, medidas para la conciliación de las obligaciones laborales y familiares, mejorando las condiciones en supuestos de maternidad, guarda legal, adopciones, así como ampliando los periodos máximos de excedencia por necesidades familiares hasta 3 años. Resulta importante remarcar las recomendaciones recogidas en los planos de la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres y de la formación profesional continuada.

Pese a los avances en reglamentación, otros apartados, como son los derechos de autor, siguen en el mismo contexto de precariedad. Estas materias, que constituyen una parte importante y extremadamente valiosa del comercio electrónico, se encuentran insuficientemente protegidas: en el caso de las obras producidas por trabajadores con contrato de trabajo, el empleador adquiere automáticamente los derechos de autor. El supuesto de creaciones de los periodistas independientes registra una especial desprotección, a la vista de las prácticas de re-publicación y explotación comercial a escala internacional.

Thomas Mallon, gran experto en inter-textualidad, afirma que “Internet ha desdibujado las demarcaciones entre apropiación legítima e ilegítima, y que la clave no es tanto la información sino la selección para encontrarla: la navegación por contenidos y la conversación dinámica que desarrolla la Red Viva (World Live Web)”.

En nuestro país, los editores de diarios crearon en 2002 Gedeprensa, una sociedad para gestionar sus derechos de autoría, que se opuso a prácticas como los “press cliping” y los resúmenes de prensa. Se propone la reforma del artículo 32 de la Ley de Propiedad Intelectual (Real Decreto Legislativo 1/1996, de 12 de abril) para redefinir el derecho de cita e impedir la reproducción completa de textos y de artículos periodísticos en sitios que no sean los originales. No se pretende prohibir el envío de artículos entre usuarios ni a foros y listas de correo, así como tampoco el uso de enlaces, citas y otros contenidos. Para el desarrollo de la Red Viva, siguiendo a Mallon, es fundamental el derecho de cita, de reseña, y la capacidad de utilizar materiales y enlaces sobre los que se aporta un valor añadido a través de su enriquecimiento.