La escuela se
fija y se apoya en los padres para potenciar la lectura de los más pequeños
La mayor parte de nuestra enseñanza, ésa que
nos viene en los primeros años, procede de cuanto aprendemos de nuestros padres
y de los primeros maestros, que lo son en el sentido más noble y amplio del
término. Pues bien: el tronco común entre la familia y la escuela ha sido la
base que ha considerado un grupo de investigación interdisciplinar
entre la universidad de Murcia y varios centros educativos de
Subrayemos que ha sido la primera
vez, o una de las primeras ocasiones (que nos conste) en que, en un proyecto de
investigación e innovación educativa, se ha involucrado a los padres en lo que
se refiere al fomento del hábito lector de los alumnos. El resultado ha sido
bueno. Los padres nos dicen que, después de la dinamización
realizada, leen más y acompañan más en la lectura a sus hijos, lo cual supone
que se da ese mimetismo tan sano y tan necesario para inculcar la costumbre de
leer. Éste era un propósito primordial que entendemos que, al menos en parte,
se ha conseguido.
Las actividades se han destinado,
primordialmente, a los padres y a las madres, y todos juntos han contribuido a
que los hijos lean más. Así, recordemos que se han aconsejado libros, se han
leído capítulos y párrafos de obras que podemos considerar universales, como
“El Principito” o “
La idea era, y se ha conseguido (así
lo entendemos), aprender más y mejor los hábitos de la comunicación verbal y no
verbal. Resaltemos que se ha mejorado la experiencia lectora con multitud de
actividades e iniciativas. Por otro lado, también se han enseñado técnicas a
los padres y a los docentes, que pasan por desarrollar más y mejores hábitos de
lectura. Igualmente, se ha destacado el papel de la biblioteca del aula y la del
centro, y se ha asesorado al entorno inmediato de los estudiantes, considerado
como básico para el desarrollo de las rutinas en este campo. En todo esto se ha
dado una franca mejoría.
Las clases específicas para el
fomento de la lectura han versado sobre los relatos cortos, los cuentos, las
poesías, el teatro clásico, la biblioteca escolar, los títeres, el teatro
japonés, y otras dinámicas grupales. El propio docente se ha incardinado en
muchas actividades, que se han ido potenciando. Todo ha funcionado
estupendamente.
Éxito de la
iniciativa
Prueba evidente de la ilusión con la
que se ha trabajado es que dos docentes no pertenecientes a ninguno de los
centros base, esto es, no adscritos a ninguno de los centros involucrados de
manera sustancial en el proyecto, aunque sí al colectivo investigador, han
ganado el primer premio del certamen “Creamos
lectores”, de
Dos años ha durado este proyecto. Ha
sido un tiempo más que suficiente para que, de una manera pausada, sin prisa,
se llevaran a cabo diversas tareas de dinamización a
la lectura, que han dado como primer resultado provechoso el que los padres
leen más (es un hecho) y el que los alumnos no solo leen más sino que también
disfrutan mucho más de esta actividad. Así nos lo confiesan.
Por las respuestas que nos han dado
los alumnos y los padres de éstos, el nivel de lectura ha pasado de una media
de seis libros anuales a unos doce al año. Nos referimos a las lecturas que
podemos considerar extras, esto es, que no son obligatorias en el currículum y
en las clases de los estudiantes.
Desde la iniciativa de investigación,
entroncada en
Se ha abierto, pues, una ventana
que, aunque pequeña, es interesante para otros proyectos similares o
complementarios. Hay que seguir, ¡cómo no!, caminando. Recordemos y
reconozcamos que los primeros aprendizajes son fundamentales para la educación,
concebida ésta de manera integral.
Juan TOMÁS FRUTOS.